Tomó posesión
Javier Milei como
presidente de la República Argentina tras su incontestable victoria en la segunda vuelta de las elecciones y lo primero que se plantea es hasta qué punto y como se van a cumplir las propuestas incluidas en su programa de gobierno. Toda la atención se centra por descontado en la economía y los recortes en la administración pública precisos para afrontar la complicada situación del país (
“la motosierra”), pero hay otros temas que también han sido polémicos y que habrá que saber cómo quedan.
Una de sus propuestas más impactantes fue la creación de un
mercado de órganos para trasplantes. En una entrevista en 2022 con el famoso periodista Jorge Lanata, trasplantado renal en 2015. Milei dijo que la venta de órganos era “un mercado más” y cuestionó “por qué todo tiene que estar regulado por el Estado” abogando por la libertad de cada cual para decidir hacer lo que quiera con los órganos de su cuerpo, aunque sin concretar en qué se podrían traducir en la práctica estas consideraciones que por otra parte chocan frontalmente tanto con la legislación argentina como con todos los acuerdos internacionales sobre trasplante de órganos.
Según Milei, “hay algo que no está funcionando bien”, porque hay “más de 350.000 potenciales donantes por la ley” (las muertes anuales en Argentina) y “7.500 personas que están esperando los trasplantes”. Entonces, su propuesta fue “busquemos mecanismos de mercado para resolver estos problemas”, porque “no hay peor solución que la que implica la garra del Estado”.
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A lo largo del último año, Milei nunca se ha pronunciado abiertamente sobre la creación de un mercado de órganos, modulando su discurso con el siguiente razonamiento: “Hay algo que no está funcionando bien”, porque hay “más de 350.000 potenciales donantes por la ley” (las muertes anuales en Argentina) y “7.500 personas que están esperando los trasplantes”. Entonces, su propuesta fue “busquemos mecanismos de mercado para resolver estos problemas”, porque “no hay peor solución que la que implica la garra del Estado”. Siguió sin concretar cómo. La respuesta técnica del INCUCAI, la ONT argentina, fue muy clara:
solo quienes fallecen en una unidad de cuidados intensivos y en unas circunstancias muy especiales pueden llegar a ser donantes de órganos con lo que esas cifras en modo alguno son muestra de ineficiencia del sistema. En España, líder mundial de donaciones de órganos mueren al año 400-420.000 personas, hay 2.200-2.300 donantes fallecidos y unas 5.000 personas están en lista de espera.
La ignorancia sobre el sistema de trasplantes
Unas declaraciones posteriores de Diana Mondino, entonces diputada del partido de Milei y hoy ministra de exteriores lejos de aclarar nada lo complicaron aún más: “
¿Qué es el mercado de órganos? Vos necesitas un riñón y no hay nadie de tu círculo íntimo que sea compatible con vos o que te lo pueda o quiera donar, pero entonces, a lo mejor, hay alguien en esta punta que es compatible con otro que es compatible con otro que te lo da”. E insistió:
“Mercado es la transacción, no quiere decir que te van a cobrar”. Sin saberlo, estaba describiendo lo que se conoce como
“trasplante renal cruzado”, iniciado en España en el 2009 y en Argentina en 2015 (precisamente con el caso de Lanata), al igual que ha venido ocurriendo en otros países.
De todas estas proclamas que más parecen charlas de café que otra cosa y que lo único que ponen de manifiesto es que ni Milei ni su equipo cuando las pronunciaron parecían tener la menor idea de cómo funciona el sistema de trasplantes en Argentina ni en ningún otro país, es imposible saber cuáles eran sus planes ni sus objetivos. Como
mercado regulado de órganos, el único que hoy día funciona en el mundo es el del
Irán de los ayatolas y desde luego quienes quieran erradicar el intervencionismo estatal sería sin duda lo último que harían, ya que supone el
control total por parte del gobierno.
Donación altruista de órganos
Más factible y peligrosa es la hipótesis de que por un país tan importante como Argentina se difundan y lleven a la práctica las ideas de la
Escuela de Economía de Chicago, liderada en el tema de los trasplantes por
Alvin Roth premio Nobel de economía 2012 (aunque no por sus ideas sobre este tema) y por cierto citado por Mondino en su debate televisivo. Las propuestas del grupo de Roth en materia de trasplantes han sido muchas y variadas, pero básicamente
apuntan a la afirmación de que con la donación altruista no se puede solucionar la escasez de órganos y que por tanto hay que retribuir tanto al que dona en vivo un riñón o un fragmento de hígado como a la familia que autoriza el trasplante de cualquier órgano del fallecido.
"El gran peligro es que en la actual coyuntura política las retribuciones a los donantes de órganos reciban cobertura en Argentina, se instauren allí y se abran camino por toda América Latina. Es un enorme riesgo que no hay que descartar".
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Estas ideas nunca se han llevado a cabo pese a contar con numerosos partidarios en Estados Unidos, sobre todo entre los cirujanos trasplantadores. Algunas de sus propuestas incluso de mínimos han chocado con la oposición frontal de la Unión Europea en general y de la ONT en particular por representar una
puerta abierta a la comercialización de órganos, lo que ha impedido su realización en Europa. El gran peligro es que en la actual coyuntura política reciban cobertura en Argentina, se instauren allí y se abran camino por toda América Latina. Es un enorme riesgo que no hay que descartar.
Pero afortunadamente, por el momento no parece que sea el caso. Uno de los primeros pasos del gobierno Milei ha sido reconfirmar en el puesto a
Carlos Soratti actual director del INCUCAI, un puesto que ha venido ocupando de forma intermitente desde el siglo pasado. Aparte un gran gestor, Soratti y su equipo han sido, son y seguirán siendo mientras les dejen, unos firmes valladares
contra la comercialización y el tráfico de órganos, de manera que su continuidad es una muy buena noticia para Argentina y para todos los que creemos en el altruismo como único motor posible de la donación de órganos. Ojalá que todas estas polémicas previas a las elecciones se diluyan en la realidad del día a día y nadie se acuerde más de ellas.