Existe una creencia bastante generalizada de que los avestruces esconden su cabeza bajo tierra cuando perciben un peligro por pensar instintivamente que al no ver nada, el peligro desaparece. Esta idea, que procede nada menos que del tiempo de los romanos de la mano de Plinio el Viejo, es simplemente falsa como tantas otras cosas que se dan por sentadas. El avestruz tiene un color de cabeza y cuello que se asimila a los terrenos donde habita y puede ofrecer la impresión visual de que los entierra cuando agacha la cabeza para hacer hoyos en la tierra destinados a incubar sus huevos. Ya tiene su velocidad que alcanza los 60 km/hora y sus potentes patadas para defenderse de sus enemigos.
Pero como dicen los italianos:
“si non è vero è ben trovato”, la figura es tan sugestiva y se adecúa tan bien a lo que hacen muchos cuando sienten la presencia de algo que les importuna, que merece la pena usarla para definir determinadas actitudes. Una de ellas, de rabiosa actualidad en los últimos días es la actitud de la mayoría de nuestros políticos ante la
gestación subrogada.
Los partidos de izquierda que forman la mayoría gubernamental
condenan esta práctica sin paliativos por considerarla una agresión a la mujer, y así lo han legislado incluyéndola en el código penal. Una parte de la derecha también la rechaza por motivos ideológicos, pero ello no impide que muchas personas perfectamente encuadrables incluso públicamente en ambos espectros ideológicos, y algunas de ellas de relevancia pública, recurran desde hace ya muchos años a la gestación subrogada cuando les toca a ellos. Hay
paralelismos evidentes con las actitudes frente al aborto cuando aún no estaba legalizado.
Legislación sobre gestación subrogada
Al menos
3.400 nuevos españoles en la última década deben la vida a esta técnica prohibida en España y en el mejor de los casos han podido ser inscritos gracias a una serie de recovecos y vías legales alternativas que además varían según los distintos países donde han sido concebidos. Los testimonios de los padres que optan por las modalidades más “económicas” suelen ser demostrativos de las dificultades que encuentran para legalizar a sus nuevos hijos. Nada que ver desde luego con los que se pueden pagar opciones más glamurosas en clínicas estadounidenses.
Cuando en un tema determinado existe demanda (y en España es obvio que la hay) y además lo que aquí está prohibido, ha sido legalizado en cada vez más países donde acuden libremente los ciudadanos de cualquier ideología, la táctica de
mirar para otro lado no suele ser una actitud inteligente.
"Por lo manifestado estos días por mucha gente a raíz de la polémica generada por el “caso Obregón”, parece existir una opinión mayoritaria en contra de la legalización de la gestación retribuida, algo que comparto por razones similares a nuestra oposición frontal a la compraventa de órganos. Ambas prácticas son una forma de explotación del ser humano en general en el caso de los trasplantes y selectivamente de las mujeres en los vientres de alquiler".
|
En 2017, el 70% de la población española se mostraba a favor de que se regulara la gestación subrogada, lo cual no quiere decir de que fueran partidarios sin matices de este procedimiento ni que este porcentaje se mantenga ahora. Por lo manifestado estos días por mucha gente a raíz de la polémica generada por el
“caso Obregón”, parece existir una opinión mayoritaria en contra de la legalización de la gestación retribuida, algo que comparto por razones similares a nuestra oposición frontal a la compraventa de órganos. Ambas prácticas son una forma de explotación del ser humano en general en el caso de los trasplantes y selectivamente de las mujeres en los vientres de alquiler.
De acuerdo con la legislación española, la donación de órganos en vida solo se puede llevar a cabo cuando se excluye que exista el más mínimo indicio de coacción, pago o recompensa por el riñón o el fragmento de hígado a trasplantar, en un proceso verificado por un juez. De la misma forma puede entenderse perfectamente que haya mujeres dispuestas a la
gestación subrogada de forma altruista en beneficio de su hermana, su hija u otro familiar o amigo/a. El proceso se llevaría a cabo sin beneficio económico alguno aparte la cobertura de los gastos derivados del embarazo y el parto y al igual que los trasplantes debería haber un
control judicial para garantizar la limpieza del proceso y proteger los derechos de todos y en especial del niño.
Gestación subrogada altruista
Entre riñón e hígado se producen unas 400 donaciones al año en nuestro país y hay que tener en cuenta que
toda intervención quirúrgica tiene su riesgo, pequeño pero no cero, que el riñón no se regenera y en el caso de los fragmentos hepáticos que si lo hacen, las posibles complicaciones no son en absoluto desdeñables y desde luego superiores a las de un embarazo. Existe igualmente la figura del
“buen samaritano”, personas que quieren donar de manera altruista un riñón a quien más se pueda beneficiar de él sin ni siquiera conocerle. Aunque pueda sonar un poco extraña tanta generosidad,
en España se han ofrecido espontáneamente como donantes potenciales cerca de 400 personas desde que se creó esta figura en 2009 y en los países anglosajones es bastante habitual con cientos de riñones trasplantados cada año.
"Si se articulara correctamente desde los poderes públicos, una legislación similar a la de los trasplantes permitiría dar cobertura sanitaria y judicial a un buen número de casos (de gestación subrogada) basados en el altruismo, brindando así una protección adecuada tanto a los progenitores como a los niños".
|
Si se articulara correctamente desde los poderes públicos, una legislación similar a la de los trasplantes permitiría dar cobertura sanitaria y judicial a un buen número de casos basados en el altruismo, brindando así una protección adecuada tanto a los progenitores como a los niños. Evidentemente no daría solución a toda la demanda, aunque probablemente cubriría una proporción mayor de lo que pueda pensarse ahora y desde luego contribuiría a poner un poco de orden en este tema. Otros países como Canadá, Australia, Sudáfrica, Portugal o el Reino Unido han optado por vías similares con diferentes matices, lo cual hace cada vez más difícil entender el
inmovilismo español en este tema.
El
contraste entre la portada del HOLA con la
sonrisa triunfal de Ana Obregón con su niña saliendo de un hospital de Miami y la noticia de solo unos días antes, de la intervención policial ante una pareja de
inmigrantes rumanos que intentó la gestación subrogada con una compatriota en un hospital extremeño y que hasta ahora se ha saldado con cuatro detenidos esposados como delincuentes mientras que el bebé era entregado a una familia de acogida, es suficientemente explicativo de la situación que ha creado esta política del avestruz en nuestro país. Eso sí, con la aquiescencia de la gran mayoría de los padres de la patria.