Como cada año, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ha hecho públicos los datos registrados en el llamado
Observatorio de Donación y Trasplantes (GODT), el único registro oficial de actividad de donación y trasplantes gestionado por la ONT por delegación de la OMS, como organismo colaborador de la misma.
Lo primero es confirmar lo que ya se conocía desde que se cerró el año 2016, puesto que las organizaciones de trasplantes están en contacto frecuente y suelen hacer públicos periódicamente sus datos:
España vuelve a ser el país del mundo con mayor índice de donación de órganos de personas fallecidas por 25º año consecutivo y además
con cifras récord de 43,4 donantes por millón de habitantes (43,8 en los registros internacionales que utilizan como estándar las poblaciones ONU, algo menores que la del censo español), lo que nos hace ser
mucho más líderes que nunca, dejando más atrás a nuestros seguidores más próximos. Nada menos que un cuarto de siglo
liderando este ranking de solidaridad, algo sin parangón en cualquier otro campo de la medicina o de la vida española en general.
Gracias a estos altísimos grados de donación, España es por segundo año el
único país que supera los 100 enfermos trasplantados por millón de habitantes (que a fin de cuentas es lo que importa) algo jamás alcanzado por ningún otro país del mundo, Si hiciéramos un ranking por comunidades, comparándolas con todos los países del mundo, tan solo un pequeño estado, Croacia se colaría en el lugar 15º, ocupando las 17 CCAA los lugares del 1 al 14 y del 16 al 18.
El ranking de solidaridad que suponen los índices de donación lo encabezaron en 2016 por este orden, Euskadi, Cantabria y Navarra con más de 60 donantes pmp., Murcia y La Rioja superan los 50, hasta catorce CCAA tienen más de 40 y todas tienen más de 35 donantes pmp. Aunque el orden varía cada año, los máximos están casi siempre en una franja norteña que va desde La Rioja hasta Asturias, con Navarra, Euskadi, Cantabria y Castilla León. Consideraciones sobre las generosidades locales aparte (es cierto que en el País Vasco y Navarra hay años en que todas las familias entrevistadas por los coordinadores dijeron sí a la donación), son varias las
razones que explican este liderazgo: por una parte se trata de áreas con una población muy envejecida que coincide con el tipo de donante hoy día imperante en España propio de un país desarrollado donde la mortalidad evitable en personas jóvenes es una de las más bajas del mundo, pero también coinciden algunos de los sistemas de coordinación mejores y más estructurados del estado y una especial
cultura de la donación entre su población. Solo Galicia se descuelga en esta zona porque aun con cifras muy altas (39,5 en 2016) presenta tradicionalmente un índice elevado de negativas familiares que reduce el número de donantes efectivos.
En modo alguno las comunidades con los equipos trasplantadores más activos como Madrid o Cataluña son las que tienen más donantes sino más bien todo lo contrario, suelen estar en la parte media-baja del ranking. Las razones, también en parte epidemiológicas son complejas y no es el momento de analizarlas en profundidad, pero están bastante claras. Esta aparente paradoja se compensa mediante los sistemas de distribución que hacen que
casi la cuarta parte de los órganos trasplantados procedan de una comunidad distinta a donde se realiza la intervención, con lo que las más activas y con criterios más amplios son receptoras netas tanto de órganos como de pacientes.
En números redondos, desde que se crea la ONT en 1989, se han
multiplicado por cuatro el número de donantes (de unos 500 a más de 2000) y lo mismo para los trasplantes (de unos 1200 a 4800). Para el 2017 es previsible superar holgadamente los 45 donantes pmp y los 5000 trasplantes de órganos.
En suma,
un motivo de orgullo colectivo porque todos -ciudadanos, profesionales sanitarios, administraciones, transportes y un largo etc…- han colaborado y colaboran a que cada día
13 españoles alcancen una nueva vida, una segunda oportunidad gracias al trasplante.