Nunca se me olvidará la noche del referéndum en Inglaterra. Me despertó una sensación rara en la boca del estómago, no eran mariposas, no era alegría, tampoco era ansiedad. Era incertidumbre. Por una mínima mayoría y tras una campaña llena de desinformación y mentira, Reino Unido votaba a favor del Brexit.
Uno de los eslóganes clave de la campaña circuló en un autobús: “Pagamos 350 millones de libras semanales, financiemos el NHS”. Desde entonces las estadísticas han demostrado que no sólo ha bajado el número de enfermeras inglesas en el registro del NMC (Nursing & Midwifery Council, órgano regulador de la enfermería en el Reino Unido), sino que también ha habido una reducción del 96 por ciento en la aplicación al registro por parte de enfermeras europeas (dato obtenido de la página web de The Health Foundation).
El Brexit ha tenido algo que ver, pero no es la única causa. El NMC incorporó primero el IELTS (International English Lenguage Testing System) y después el OET (Ocupational English Test) como pruebas de conocimiento de inglés. Lo que más chocó a la comunidad enfermera es el nivel que se tiene que adquirir en dichos exámenes para poder aplicar: un 7.0 en el IELTS y al menos grado B en el OET, unas notas altas que desanimaron a muchas enfermeras.
Pero hay más razones que explican el regreso o migración a otros países de la EU de enfermeras europeas. Si analizamos por qué muchas venían a UK es bien sencillo: la falta de trabajo en España y la necesidad de experiencia para ganar puntos en bolsa precipitó parte de la migración. Sobre todo porque el trabajar en hospitales públicos comunitarios puntúa para bolsa. Ahora viene la incertidumbre: ¿qué pasará cuando se implemente el Brexit? ¿Seguirá puntuando? Este hecho ha precipitado que muchas enfermeras ya no vean Reino Unido como un país de destino. Hay muchas otras enfermeras que vinieron por la experiencia, por poder hacer una especialidad... Muchas otras nos quedamos, pero la incertidumbre sigue ahí.
Los acuerdos no se han establecido, el futuro no está claro ya que todavía no se sabe nada y mucha gente vive especulando. Lo mejor en esta situación es hacerse una taza de té (siguiendo la tradición del país que nos acogió en su momento) y esperar. Pero esa espera puede ser angustiosa y dolorosa.
Por otra parte, viendo una entrevista al alcalde de Londres, Sadiq Khan, me di cuenta de que una de sus frases es bien cierta. Desde el referéndum el racismo se ha vuelto más palpable y ciertos sectores de la población se ven con el derecho de ser racistas hacia la población “foreigners” (como nos llaman).
Tener un acuerdo post Brexit resulta esencial no solo para tener oportunidades de trabajo sino para que tanto profesionales sanitarios españoles e ingleses aprendamos los unos de los otros y construyamos un nivel de competencias que eleven la profesión sanitaria.