Desde tiempos inmemoriales, la profesión de médico se ha encargado de proteger la salud individual y colectiva, a través de diversas herramientas, concentradas fundamentalmente en lo que los médicos denominan Medicina Preventiva. Desde una perspectiva antropocéntrica, esta persigue el bienestar humano, también denominado Salud Pública.
El impacto ambiental de la creciente intervención humana en cada vez más ecosistemas ha evidenciado los estrechos vínculos entre la biodiversidad y la salud humana, lo que ha favorecido la formulación de la noción de Una Salud, liderada en gran medida por la profesión de veterinario. Tanto éxito ha tenido esta noción, que ha sido adoptada por organismos internacionales de ámbito europeo e incluso mundial.
No cabe duda de que la noción Una Salud, al menos en el sentido que se le da en el Programa de acción de la Unión en el ámbito de la salud («programa UEproSalud» para el período 2021-2027), es mucho más inclusiva que la noción de Medicina Preventiva, ya que aquella tiende a tener en cuenta cuál es la incidencia del medio ambiente, y por tanto, de las especies animales, principalmente de invertebrados, en el bienestar humano o Salud Pública.
La incorporación de estas especies en la ecuación destinada a mejorar el bienestar humano y a combatir su degradación, obliga a tener en cuenta los ecosistemas en los que dichas especies se desenvuelven y su biodiversidad.
¿Hasta qué punto las profesiones de médico y de veterinario tienen formación suficiente en materia de Ecología, y por tanto de biodiversidad y ecosistemas? A la vista de la Orden ECI 332/2008 y de la Orden ECI/333/2008, es obvio que ni los estudiantes de medicina ni los de veterinaria reciben formación teórica ni práctica en Ecología. Por ello, mal pueden estos profesionales afrontar con garantías reales, sin vender humo, los problemas crecientes y cada vez más complejos, derivados de la promiscua acción humana en cada vez más ecosistemas.
También es cierto que los estudiantes de Biología tienen déficits formativos en otros ámbitos de la Salud Pública distintos de la Ecología. No obstante, en España, los estudiantes de Biología son los únicos estudiantes universitarios que poseen formación desde los niveles bioquímico y subcelular hasta los niveles de poblaciones y ecosistemas. Por tanto, estos estudiantes están capacitados para aplicar el enfoque basado en ecosistemas, clave para entender los vínculos entre la biodiversidad y la salud humana. Los poderes públicos verán si han de aprovechar eficientemente este caudal holístico de conocimientos y, en caso afirmativo, cómo lograrlo.
Otros profesionales, distintos de biólogos, médicos y veterinarios, son también imprescindibles para afrontar seria y eficientemente los retos antes citados. La propuesta no es retórica, toda vez que en junio de 2021 ha sido aprobado el borrador del Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente, por parte del Ministerio de Sanidad.
Planteada la cuestión de la necesidad de integrar equipos de trabajo realmente interprofesionales para afrontar los retos derivados de la intervención humana en un creciente número de ecosistemas, sólo queda reconocer que la Salud Pública de Homo sapiens está indisolublemente ligada a la Salud de los Ecosistemas. Como el nombre a veces hace la cosa, de ahí, la propuesta que encabeza este artículo.