En estos días se han ido constituyendo los distintos gobiernos autonómicos resultantes de las elecciones celebradas el pasado mes de mayo, asumiendo la cartera de Sanidad nuevos responsables con perfiles profesionales y políticos dispares.
Aunque sigue predominando la formación médica en muchos de ellos, cabe resaltar que, por primera vez, dos consejeros, el de Madrid y la de Baleares, son enfermeros. Se trata de un nuevo paso adelante para una profesión que, por su peso e importancia dentro del SNS, puede y tiene que aspirar a ocupar también puestos de responsabilidad en los diferentes órganos administrativos.
Lo señalan los propios profesionales. Una reciente encuesta del Barómetro Enfermero apunta a su ausencia en cargos administrativos y políticos como principal obstáculo para poder seguir progresando como profesión.
Como no podría ser de otra manera, las primeras declaraciones públicas de todos ellos coinciden en una optimista amalgama de buenas intenciones de cara a los próximos cuatro años. Defensores todos de una sanidad pública, universal y de calidad, aseguran que centrarán su trabajo en destinar los recursos necesarios para mejorar sus respectivos servicios de salud.
No tienen las cosas fáciles. Los recortes realizados en los últimos años han dejado a nuestra sanidad seriamente deteriorada. Por mucho que algunos sigan insistiendo en que las medidas adoptadas no han supuesto cambios significativos no hace falta más que hablar con cualquier profesional o paciente para tener una visión muy clara de lo sucedido.
Cierto es que la evolución positiva de nuestra economía augura mayores posibilidades de incremento de recursos. Los próximos presupuestos autonómicos nos dirán si, efectivamente, se vuelve a priorizar en las cuentas públicas a uno de los pilares fundamentales de nuestro Estado del Bienestar.
No obstante, y aunque como en todo, es fundamental contar con la financiación adecuada para poder ofrecer una atención de calidad, confío en que las nuevas caras de la sanidad española tengan altura de miras y aprovechen la etapa que se abre ante ellos, para afrontar, a través de una gestión más racional, eficaz y eficiente, los principales retos que ya no son de futuro, sino que están aquí.
El paulatino envejecimiento de la población, el aumento de los enfermos crónicos, la atención a las personas dependientes, la coordinación entre los distintos ámbitos asistenciales sanitarios y éstos con los servicios sociales, así como entre sus respectivos equipos de profesionales, son aspectos sobre los que no dejamos de insistir los que queremos un mejor cuidado y salud para todos.
En sus primeras palabras, tras asumir al cargo, también han valorado y agradecido el esfuerzo realizado en estos tiempos por los profesionales sanitarios y han asegurado que contarán con ellos a la hora de desarrollar las distintas políticas sanitarias que pongan en marcha. Frases que hemos escuchado anteriormente y que no siempre, por no decir en muchas ocasiones, se han cumplido.
El voto de confianza, en todo caso, lo tienen. La Enfermería siempre sumará fuerzas con quien sea para atender mejor al ciudadano.
Esperemos que las nuevas caras de la sanidad traigan nuevos tiempos. En su mano, en colaboración con el Ministerio de Sanidad, está hacer realidad todas sus palabras.