¡¡Por supuesto!!.... ¿¿Sí??... Es evidente que las instituciones sanitarias, ya de por si, cumplen una función social que, a su vez, posee una importante dimensión moral.
Al hilo de ello, últimamente se habla mucho del concepto de la “responsabilidad social” en el entorno sanitario. Si bien es cierto que a veces se confunden términos como la “humanización sanitaria” y “la calidad asistencial “con el de la “responsabilidad social sociosanitaria”. Conceptos todo interrelacionados, pero con otro alcance.
No es casual que las economías más avanzadas y que ofrecen mayores niveles de bienestar a sus ciudadanos sean aquellas que cuentan con instituciones socialmente responsables. Con sistemas de gestión más dinámicos, modernos y más sostenibles. Entendemos que quienes la cumplen son capaces de justificar sus acciones, de explicar, de dar razón de lo que hicieron y por qué lo hicieron. La esencia de lo que quiere transmitir el término responsabilidad social sociosanitaria (RSS), es colocar en el centro del sistema sanitario al ciudadano/paciente, a través de una comunicación fluida y eficaz con todos los grupos de interés de las instituciones sanitarias.
Las organizaciones sanitarias que enfocan sus actuaciones dentro del concepto de la responsabilidad social asumen los riesgos y los beneficios derivados de la incorporación a sus estrategias de activos como la reputación, el capital intelectual, el reconocimiento de sus actividades sociales o la mejora en sus procesos relacionados con la sociedad y con sus grupos de referencia. Para ello es imprescindible una comunicación abierta y fluida. La comunicación entre la organización y sus grupos de interés pasa a ocupar un lugar central para la evolución y sostenibilidad de ella, también de la comprensión de los fenómenos sociales que atañan directamente a nuestros hospitales y a nuestra sociedad.
Yo, personalmente, si percibo muchas iniciativas al respecto, pero todos de forma aislada y descoordinada. No consigo visibilizar acciones conjuntas que potencien la comunicación CONJUNTA y EFICAZ entre todos. ¿Tan difícil es contar en un evento de relevancia con al menos cinco o seis de los principales stakeholders? Me refiero a pacientes, profesionales, asociaciones, proveedores (no solo la industria farmacéutica, también los caterings, empresas de vigilancia, de limpieza, etc.), familiares y directivos de las instituciones sanitarias.
Afortunadamente, cada vez son más las organizaciones sanitarias que se plantean asumir plenamente su responsabilidad social (diálogo fluido, prácticas más honestas, transparencia en la gestión), al entender que en el nuevo contexto global y en la economía actual de mercado, la legitimidad para poder operar ha de venir concedida por todos aquellos agentes o grupos de interés con los que se relaciona la organización, es decir, los stakeholders. Van incorporando progresivamente materias y asuntos relacionados con la responsabilidad social y la sostenibilidad. Hospitales como el 12 de Octubre de Madrid o el Clínic de Barcelona cuentan con departamento propio de RSS. Otros hospitales, además, trabajan con los Guidelines de la Global Reporting Initiative como el Virgen del Rocío de Sevilla o el Miguel Servet de Zaragoza. ¡BIEN HECHO! Algo se está moviendo en nuestro país….Si bien es cierto que muchos otros hospitales difunden y adoptan criterios de RSS en mayor o menor medida, pero se encuentran en una etapa inicial de incorporación e implementación de las prácticas correspondientes.
Y también aquí el “aviso a los navegantes”: La Comisión Europea insiste que para a la responsabilidad social de las instituciones sea creíbles, las prácticas de responsabilidad social no pueden ser definidas, aplicadas y evaluadas de manera unilateral por las propias empresas. Recalcan que es necesaria la participación de todas las partes interesadas. Me refiero especialmente a los propios pacientes, familiares, asociaciones y a la sociedad en su conjunto. Difundir estas acciones en las memorias anuales en las páginas web no es suficiente¡!
La RSS es mucho más que realizar actividades de acción social, proyectos puntuales sin sostenibilidad o marketing social. La clave está en la responsabilidad y en la rendición de cuentas a la sociedad de los impactos de su actividad. Mucha COMUNICACIÓN fluida y eficaz: observar, escuchar, comentar y….¡actuar!
Finalizo a modo de recordatorio, de inspiración y de reflexión, con la definición de la responsabilidad social:
“La responsabilidad social de la institución es, además del cumplimiento estricto de las obligaciones legales vigentes, la integración voluntaria por parte de la institución, en su gobierno y gestión, en su estrategia, políticas y procedimientos, de las preocupaciones sociales, laborales, ambientales y de respeto a los derechos humanos que surgen de la relación y el diálogo transparentes con TODOS sus grupos de interés, responsabilizándose así de las consecuencias y de los impactos que derivan de sus acciones”.