12 de Septiembre Día Internacional de la Migraña

First Year : International Day of migraineur Mother

Premier Anne: Jour International de la MÈRE avec migraine

国际偏头痛母亲节

Guójì piān tóutòng mǔqīn jié

اليوم العالمي للأم الصداع النصفي

alyawm alealamiu lil'umi alsudae alnisfiu

Año Primero: Día Internacional de la MADRE Migrañosa

ANNO I

AROBED

Érase una vez una niña muy guapa, traviesa y por momentos odiosa para los otros niños de la tribu. Los más ancianos decían que era sabia y la escuchaban en silencio cuando advertían en ella que detectaba algún peligro: se refugiaban en la cueva y no salían en mucho tiempo. Sabían que cuando AROBED cerraba los ojos, los oídos y la nariz alguna bestia acechaba al grupo de la tribu. Aceleraban para coger sus lanzas de punta afilada de piedra, sus arcos y sus flechas, sus hachas de silex…

Adivinaba además las épocas de lluvías y sequías y almacenaban agua. Aquella niña era mágica: sus poderes adivinatorios no tenían límites. Tenía su oído y su olfato afilado y advertía cuando se acercaba otra tribu enemiga con malas intenciones… Las tormentas la atormentaban a ella misma antes de ver los rayos. El hechicero de la tribu la consultaba antes de mirar a los astros cuando se sentía AROBED en trance. Aquel don que tanto ayudaba a la tribu se repetía con más frecuencia de año en año.

Bien que lo sufría aquella criatura mágica hasta que pasaban los días en los que le eran concedidos por los dioses aquella especie de supervivencia por encima del resto de miembros de la tribu. Fueron pasando décadas y cuando sumaba la década vana de su vida desapareció aquel don. No obstante varias de sus nietas lo heredaron y la tribu permaneció en la oscuridad de la cueva a salvo de muchos peligros. Vómitos, dolor de cabeza, irritabilidad durante los días mágicos…

Aquellos acontecimientos fueron escritos en piedra en las paredes de las cuevas de Altamira. Pasado más de siglo y medio del descubrimiento algún neurólogo iluminado descubrió que aquellas especie de escrituras mitad símbolos mitad dibujos describían a aquellas mujeres que tanto ayudaron a los habitantes primitivos de la cueva y que en realidad estaban describiendo a mujeres migrañosas que salvaron la supervivencia de una población importante de generación en generación.

Lloró el neurólogo: sabía, al entender cómo había cambiado el papel mágico de aquella niña en la actualidad cuando además crecen y esa magia es un estorbo y nadie les cree… Comprendió que la civilización estaba en peligro: habían dejado de considerar aquella magia salvadora y les habían condenado al ostracismo. ¡AROBED ayúdanos! Exclamó el sabio neurólogo.