Una búsqueda rápida en el gran repositorio del conocimiento y la información de nuestros días que es Google, pese a lo que pensemos muchos, nos facilita miles de artículos y publicaciones que aseguran conocer las claves de lo que debe tener y hacer un buen gestor.
Resumidas en cinco, siete o doce, la mayoría de expertos en la materia coinciden en destacar la necesidad de que una persona que ostenta un cargo de responsabilidad sepa de su área de gestión y tenga una visión estratégica de la misma, reúna habilidades comunicativas, de escucha y negociación de cara a buscar alianzas y sinergias y se acompañe de un buen equipo de colaboradores.
Llega ahora Carolina Darias al Ministerio de Sanidad y el escrutinio social e informativo recurre a todas estas consideraciones para concluir en una primera, y, en ocasiones, simplista impresión si la nueva titular de este departamento realizará una buena o mala gestión a lo largo de los próximos meses. Un periodo aún de extrema gravedad dada la evolución de la pandemia del Covid-19 en nuestro país.
Entiendo prudente y necesario esperar a conocer algunas de las primeras actuaciones de la nueva titular de la cartera ministerial dejada por Salvador Illa para poder entrar en mayores valoraciones pero sí considero pertinente enfatizar cual debe ser el principio fundamental que, a mi juicio, debe seguir y propiciar pese a todo y sobre todo.
Siempre resulta necesario fomentar una óptima coordinación y respuesta conjunta por parte de todas las administraciones sanitarias públicas, sin excepción, para mejorar y reforzar nuestro Sistema Nacional de Salud pero ahora es absolutamente imprescindible si queremos acabar cuanto antes con la actual crisis sanitaria, económica y social que afecta a nuestro país.
A lo largo de los meses transcurridos desde el inicio de la pandemia hemos podido constatar numerosos ejemplos de descoordinación, deslealtades y desconfianzas entre las diferentes administraciones sanitarias competentes que han repercutido negativamente en la respuesta necesaria ante una enfermedad que nos afecta a todos y todas, especialmente a los profesionales sanitarios que luchan contra ella sin descanso.
Ni los profesionales sanitarios ni los ciudadanos entendemos que haya discrepancias, disensiones y posturas enfrentadas ante un problema de tal gravedad y magnitud. Genera hartazgo y desazón que otros intereses que no son los sanitarios marquen la actuación de aquellos que fueron designados para preservar el interés general, así como nuestra salud y seguridad por encima de cualquier cosa.
Es por ello que a la nueva ministra de Sanidad lo primero que le pedimos es que, dando por hecho que tiene un talante negociador, ejerza la labor encomendada a su departamento de eje vertebrador y coordinador de las distintas realidades sanitarias existentes en nuestro país para encarar la recta final, esperemos, de esta grave crisis con mayores garantías de éxito.
Por supuesto que son muchas las demandas y necesidades que tenemos las enfermeras, enfermeros y fisioterapeutas para mejorar nuestras condiciones laborales y profesionales, entendiendo que es así como también mejoramos nuestra sanidad, pero somos conscientes de que la absoluta prioridad en estos momentos es trabajar conjuntamente para dejar atrás uno de los episodios más graves y dramáticos de nuestra historia reciente. Es lo que le pedimos a Carolina Darias. Nada más, pero también nada menos.