¿Cuál es la principal función encomendada a las personas que el conjunto de la ciudadanía ha elegido como diputados y diputadas en el Congreso de los Diputados? Se supone que los políticos que habitan el Parlamento están para dar soluciones a los problemas de los 47 millones de personas de nuestro país y no para crearlos e ignorar despectivamente su existencia. Algo que es justamente lo que está ocurriendo con la
Proposición de Ley de Seguridad del Paciente.
Desde su toma en consideración, el pasado 15 de diciembre de 2020, hemos presenciado con creciente preocupación y malestar distintas maniobras dilatorias por parte de algunos partidos políticos que inicialmente manifestaron de manera rotunda y muy clara su respaldo a una norma que aseguraban que era muy importante y necesaria. De ellos, es el
PSOE, a fecha de hoy,
el principal responsable de que continúe el bloqueo a la Ley.
Por contra, hay que agradecer al PP, Unidas Podemos, Vox y Ciudadanos su compromiso renovado con nuestro sistema sanitario y sus profesionales para que, con carácter inmediato, se pueda cerrar el plazo de presentación de enmiendas parciales a la Ley, y, con ello, continue su tramitación parlamentaria.
"¿Dónde quedaron los agradecimientos a las 47 millones de personas de nuestro país por su comportamiento ejemplar en el confinamiento, ante la vacunación?
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La lamentable realidad es, en definitiva, que se está retrasando su tramitación parlamentaria aunque su aprobación conlleve
evitar reingresos, reinfecciones, reintervenciones, complicaciones y también fallecimientos, según determinan múltiples estudios científicos que relacionan un alto número de pacientes asignados por enfermera/o con el incremento sustancial de muertes evitables.
Sin embargo, todo eso parece no preocupar ni interesar a algunos políticos de cuestionada visión de Estado y dudosa madurez social y política. Para este tipo de políticos, lo importante es lo suyo, es decir, las cuotas de poder, el partidismo, el regate en corto y asegurar a toda costa su propia supervivencia.
¿Dónde quedaron los ya acreditados
cínicos y falsos aplausos reiterados de agradecimiento a la labor asistencial y de cuidados realizados por los profesionales sanitarios durante la pandemia del Covid-19? ¿Dónde quedaron los agradecimientos a las 47 millones de personas de nuestro país por su comportamiento ejemplar en el confinamiento, ante la vacunación, etc?
Todo era una simple y premeditada mentira, acreditada y evidenciada con el comportamiento de algunos políticos con capacidad de legislar, bloqueando unos y escondiéndose otros, ante el trámite de la Proposición de Ley de Seguridad del Paciente.
Una Ley que prioriza la seguridad en la atención sanitaria y los cuidados que requieren y necesitan las personas en nuestro país, pero priorizar esta necesidad es pedir mucho a quienes han perdido hace tiempo su sensibilidad e interés por mejorar y garantizar el bienestar de los ciudadanos y ciudadanas.
Es imposible también pedirlo a quienes carecen de alma social y compromiso real con los ciudadanos y ciudadanas, pedir que estén a la altura de las circunstancias y que se respeten, al menos, a sí mismos, cumpliendo todo aquello que durante meses han vertido públicamente mediante su palabra de cara a mejorar nuestro sistema sanitario y ayudar a quienes ayudan a los demás, estando cada día en contacto permanente con el dolor, el sufrimiento y la muerte.
Estoy seguro de que no reaccionarán ni tampoco tendrán valor para renunciar a sus propias componendas para preservar su supervivencia política en favor de las personas y los pacientes de nuestro país, ni tampoco a favor de mejorar las condiciones de las
más de 300.000 enfermeras y enfermeros que forman parte de nuestro sistema sanitario.
¡Qué lástima y qué mala suerte tienen nuestros profesionales sanitarios y los cientos de miles de personas a las que ayudan y cuidan cada día, pues algunos de los representantes políticos que tenemos en el Congreso de los Diputados ni están si se les espera!
No saldrán de su letargo para aportar soluciones, salvo que, entre todos y todas, seamos capaces de aunar esfuerzos y empujarles a que
se comprometan de manera efectiva y real en proteger nuestro sistema sanitario y a sus profesionales, poniendo en marcha y desarrollando medidas concretas. Para ello,
la Ley de Seguridad del Paciente es esencial y nuclear.
Nadie puede entender que, los que ahora
se resisten a desbloquear y agilizar la tramitación de la Ley, propiciando su aprobación en el Congreso, fueran también los que alabaron en sede
Señores y señoras diputados y diputadas, con aplaudir no basta. Así se lo manifestamos hace escasos días en una
protesta multitudinaria celebrada ante el Congreso de los Diputados por el abandono a la sanidad y sus profesionales.
Necesitamos la aprobación de la Ley de Seguridad del Paciente, ¡ya!.