Fisioterapeutas, una clara rentabilidad sanitaria y económica aún por reconocer

¿Cuánto cuesta al Gobierno y, en definitiva, al conjunto de la ciudadanía, el absentismo laboral? Según reconoce el propio Ejecutivo, los procesos de incapacidad temporal de los trabajadores suponen la segunda partida más importante dentro de la Seguridad Social, y este año se prevé un desembolso de cerca de 11.000 millones de euros, un punto porcentual del PIB, para la cobertura de las bajas laborales.

Un coste muy elevado que responde a varios factores, siendo uno de ellos el tiempo de baja laboral del trabajador en función de la patología o problema de salud que padece. En el caso de requerirse una recuperación física y funcional, la actuación temprana de los fisioterapeutas resulta esencial para que la persona pueda retomar con mayor celeridad la actividad que desempeñaba con anterioridad.

Es, por ello, que se insista en que una adecuada dotación de fisioterapeutas conlleva una rentabilidad inmediata, no solo a nivel sanitario, sino tanto económica como social, ya que la intervención temprana de estos profesionales propicia la reducción de los tiempos de baja laboral, así como la recuperación total, en muchas ocasiones, de la funcionalidad. En definitiva, hablamos de un considerable ahorro en los costes sanitarios y para las empresas o centros de trabajo, además de recuperarse con prontitud el bienestar del paciente.

Se trata de un claro beneficio, a nivel económico, social y sanitario, en el que no reparan las distintas administraciones públicas, ya a sea nivel estatal o autonómico, que no apuestan por unos profesionales sanitarios que, pese a su excelente cualificación y formación, siguen sufriendo numerosos problemas y dificultades que lastran su desarrollo y avance profesional.

Profesionales sanitarios que trabajan en un contexto de déficit estructural y crónico de recursos y medios, lo que los lleva a asumir unas agendas de pacientes diarios muy por encima de lo que sería adecuado y que les obliga a no poder prestar su labor en las condiciones y tiempos óptimos que a ellos y ellas les gustaría.

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"En España solo hay un fisioterapeuta para atender a 10.000 personas en la sanidad pública"

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La lamentable realidad es que todos los servicios de salud, sin excepción, sufren un tremendo déficit de estos profesionales en sus plantillas. En las actuales condiciones, la ratio que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que haya un fisioterapeuta por 1.000 personas suena casi a “ciencia ficción”. Y es que en España solo hay un fisioterapeuta para atender a 10.000 personas en la sanidad pública.

La consecuencia de esta situación es tan clara como negativa. Peor atención, listas de espera de semanas y meses y un descontento generalizado entre un colectivo profesional que puede y debe ser parte fundamental dentro de nuestro sistema sanitario, con un mayor protagonismo, autonomía y funcionalidad, tanto en los hospitales como en los centros de salud y otros centros sanitarios y sociosanitarios.

La “emigración forzosa” de estos profesionales al sector privado, como consecuencia de la falta de salidas laborales en la sanidad pública, supone también, en muchas ocasiones, tener que sufrir peores condiciones laborales a nivel salarial, horarios, sobrecarga de trabajo, conciliación de la vida laboral personal y familiar…

Otro problema muy importante es que los fisioterapeutas de nuestro país tienen que luchar contra un descarado y fraudulento “intrusismo” profesional a cargo de personas que carecen del más absoluto conocimiento, formación y capacitación legal, lo cual puede poner en peligro la salud y bienestar de las personas. Una lacra ante la que las distintas administraciones miran hacia otro lado y no inspeccionan, actúan y sancionan como deberían.

En definitiva, la inacción y desinterés de las administraciones es un problema enquistado desde hace mucho tiempo al que hay que poner solución sin más demora. El desarrollo y avance profesional y laboral de los fisioterapeutas es una clara asignatura pendiente que no puede ni debe volver a suspender nuestro sistema sanitario público. Ahora más que nunca.