La Gestión Sanitaria también necesita un tiempo para la reflexión, y un buen momento para hacerlo es echando la vista atrás para indagar sobre la experiencia directiva y lo aprendido con ella, y así comprender mejor la tarea desempeñada, el sentido de los proyectos llevados a cabo y el propósito mismo de la función directiva. En este sentido quiero compartir una aproximación al equilibrio y la proporcionalidad en la toma de decisiones vinculadas a la gestión de la sanidad pública.

Son muchas las voces que reclaman la profesionalización, para mí la Gestión Sanitaria es una profesión que necesita pasión y maestría, donde no se debe fallar jamás y donde también es necesario liderar con corazón. Esta apreciación está contenida en el estribillo de la canción de Eros Ramazzotti “La cosa más bella”, porque como en el amor a una persona, también puede aplicarse al amor por una profesión.

Durante casi dos décadas “El hombre de Vitrubio” ha tenido una presencia destacada en mis diferentes lugares de trabajo, como una brújula, este cuadro señalaba cada día la importancia de mantener la proporción y el equilibrio en la toma de decisiones y en las acciones llevadas a cabo junto con mis diferentes equipos de trabajo, tanto en los centros de Atención Primaria como en nuestros Hospitales.

El Hombre de Vitrubio es un dibujo de Leonardo da Vinci, realizado en 1490 por el artista del Renacimiento. Representa la figura de un hombre desnudo, con las proporciones ideales del cuerpo humano y las reglas que determinan la armonía y la belleza.

Ya en el siglo V a.C., el escultor griego Policleto elaboró un tratado sobre la proporción debida entre las partes del cuerpo humano. Un siglo después, en el siglo IV a.C., otro escultor griego llamado Praxíteles, realizó un estudio matemático de las proporciones del cuerpo humano, cuyo resultado fue el “canon de Praxíteles”.

Fue en el siglo I a. C., cuando un arquitecto llamado Vitruvio aplicó los criterios de proporcionalidad en la arquitectura, con la idea de que ésta alcanzara el mismo grado de armonía, simetría y belleza que las partes del cuerpo humano.

En Gestión Sanitaria el Hombre de Vitrubio representa el equilibrio y la proporcionalidad necesarias para lograr la armonía y el buen funcionamiento del sistema. Son conceptos que te inspiran a tener en cuenta el valor para las múltiples decisiones que se toman cada día y la proporcionalidad en el tiempo dedicado a cada una de las partes del sistema que diriges, desde la asignación presupuestaria de las diferentes unidades clínicas, a la asignación de recursos para las diferentes poblaciones, teniendo en cuenta criterios poblacionales, cronicidad, dispersión geográfica, y otros, siempre con transparencia.

También en el equilibrio en la atención y respuesta a los diferentes componentes del sistema, la ciudadanía, sus necesidades, quejas y dificultades; los profesionales, facultativos, enfermería, proveedores, instituciones o los agentes sociales y medios de comunicación, porque como en cualquier otro sistema, el sistema sanitario es el conjunto de elementos interrelacionados y organizados para alcanzar un fin, en nuestro caso, la salud y la atención sanitaria de la población.

Donella Meadows, autora de “Pensar en Sistemas”, eligió para la introducción a su obra esta frase de Russell Ackoff, teórico de operaciones: “Los gestores no se enfrentan a problemas aislados, sino a situaciones dinámicas integradas por sistemas complejos de problemas que cambian e interactúan entre sí. Los gestores no solucionan problemas, gestionan embrollos”.

Este postulado, como a la científica de la Universidad de Harvard, debe hacer reflexionar a los gestores sanitarios, porque consume gran parte del tiempo y la energía de la función directiva. En cualquier caso, ya sea para gestionar embrollos, recursos, personas, pandemias o la salud de la población, siempre habrá un concepto útil y aplicable, que es la proporcionalidad y el equilibrio.

Se trata de proporcionalidad en las decisiones que tomamos, simetría en la comunicación que realizamos y equilibrio en las acciones que llevamos a cabo, porque hay una realidad innegable, y es que la función del sistema sanitario se manifiesta a través de su funcionamiento y del comportamiento de sus profesionales, y no a través de los relatos de quienes lo dirigen.

El año comienza con propósitos de eficiencia y sostenibilidad del sistema sanitario, pero hay que poner el foco en la importancia del equilibrio y la proporcionalidad de las decisiones de quienes lo dirigen, porque el sistema sanitario, como postulaba la publicidad de un famoso yogourt, tiene que “estar bien por dentro para que se note por fuera”. Se trata de otra forma de belleza vitruviana, que responde a la maestría, la pasión y el liderazgo, y que trasciende de la belleza física, buscando con responsabilidad el funcionamiento eficaz de la sanidad, porque volviendo a Donella Meadows, “Una función esencial de los sistemas eficaces es mantener la armonía entre los propósitos y el sistema general”.