Entre las reacciones en prensa a la muerte del médico oftalmólogo Joaquim Barraquer, este viernes a los 89 años, sobresale una carta rebosante de honestidad publicada en su homenaje, en el diario El País, por el conocido ginecólogo catalán Santiago Dexeus.
En ella cuenta cómo Barraquer, como buena persona antes que médico que era, mantenía en pie una vieja tradición entre los profesionales de la Medicina que han ejercido en España durante generaciones: apoyar en todo lo posible a quien precise de ayuda sanitaria, más aún si es colega del oficio, sin contraprestación económica si la situación así lo requiere.
Al parecer, negar esa predisposición a ejercer la profesión con el compañero o paciente de manera desinteresada se conocía en el argot médico como ‘dicotomía’.
Barraquer se encontraba entre quienes rechazaban esa actitud, es decir, apoyaba la idea de que al colega y al ciudadano hay que prestarle toda la ayuda médica que necesite sin pedir nada a cambio. Y eso es lo que hizo con Dexeus, según confiesa éste en la reseña: “No puedo olvidar el nombramiento que recibí de su Instituto como miembro del Comité Científico y que aceptaran a mi nuera como MIR formando a una excelente discípula Barraquer”. Y es que, según cita el propio Dexeus, “una mala persona nunca podrá ser un buen científico”.