El gran Gruocho Marx decía: “
¿pagar la cuenta? ¡Qué costumbre tan absurda!”. Espero que esta frase no sea también utilizada por los políticos que tienen en su mano revertir y pagar todo lo que durante estos años de crisis se nos ha arrebatado. Inversión pública, salarios, condiciones laborales, jornada de trabajo, empleo y plantillas, etc., han sido en mayor o menos medida sometidos a unos
“recortes” que en muchos casos han dejado al límite a muchos servicios y a no pocos profesionales.
El pasado día 9 de agosto, la
Unión Europea emite un comunicado en el que confirma oficialmente que la crisis ha sido superada. Para quien no entienda bien el inglés, el primer párrafo dice más o menos esto:
“10 años desde el inicio de la crisis: volver a la recuperación gracias a una acción decisiva de la UE
La crisis financiera global comenzó hace 10 años y condujo a la peor recesión de la Unión Europea en su historia de seis décadas. La crisis no se inició en Europa, pero las instituciones de la UE y los Estados miembros debían actuar resueltamente para contrarrestar su impacto y subsanar las deficiencias de la puesta en marcha inicial de la Unión Económica y Monetaria. La acción decisiva ha dado sus frutos:
hoy, la economía de la UE se está expandiendo por quinto año consecutivo. El desempleo está en su nivel más bajo desde 2008, los bancos son más fuertes, la inversión está aumentando y las finanzas públicas están en mejor forma. La evolución económica reciente es alentadora, pero aún queda mucho por hacer para superar el legado de los años de crisis. La Comisión Europea está plenamente movilizada para cumplir su agenda de empleo, crecimiento y equidad social”.
Gran noticia sin duda.
Las excusas para recortar y rebajar salarios, para no hacer OPEs, para jubilar a diestro y siniestro, para paralizar inversiones, para disminuir plantillas o para recortar salarios y hacer aumentos de jornada “ficticios” que solo buscaban rebajar sueldo y no más trabajo, entre otras muchas otras cosas,
se han terminado. Pero afirmar esto sin tener un reflejo en los presupuestos no es otra cosa que engañar a los ciudadanos.
Hay que pagar la cuenta, es lo justo. Y aunque la costumbre entre los gobernantes es no hacerlo, es nuestra obligación recordárselo y exigirles que lo hagan.
Se termina el verano y comienza el tiempo de negociación de los nuevos presupuestos del Estado y de las diferentes CCAA. Es el momento de hablar de estos temas.
Es la hora de poner en marcha el proceso de recuperación de lo perdido. Ya no hay excusas para sentarse a planificar en qué modo se hace la recuperación de lo recortado, en qué plazos de tiempo, con qué prioridades, etc. A esto debemos sumarnos todos, los que gobiernan y los de las diferentes “oposiciones políticas”, los denominados “agentes sociales”, y todos los implicados en este complejo juego de relaciones y representación.
En lo que a Sanidad respecta, hay mucho que hacer.
Un importante esfuerzo para mejorar las condiciones laborales de unos profesionales que han sufrido mucho estos años, y han trabajado de tal forma que si el sistema ha sobrevivido es gracias a ellos. Recuperar plantillas, volver a la jornada básica de 35 horas, consolidar empleo, recuperar la carrera profesional, normalizar las retribuciones, etc. son de justicia.
No olvidemos también que los centros sanitarios han sufrido un deterioro importante.
Falta de inversiones en infraestructura y tecnología, deterioro de edificios, equipos viejos y con mantenimiento aparentemente deficiente, han ocasionado
obsolescencia y ahora necesidad de sustitución.
La lista de temas a abordar es muy grande.
10 años de recortes han dejado una profunda huella de deterioro en el Sistema Sanitario. Un deterioro que no discrimina, que afecta a los diferentes Servicios de Salud, gobernados por colores políticos variopintos, pero que a la hora del “recortar” parecía que el color era el mismo, sin apenas tonalidades. Eso sí, la culpa de los recortes no era de ellos, se les obligaba por el “Gobierno Central”, “la Troika europea” y “el Ibex 35 y los poderosos,” no faltaba más. En fin, que pasada la crisis,
es hora de ponerse el traje de faena y comenzar a reconstruir el Sistema Sanitario, posiblemente aprovechar el momento para hacer los cambios necesarios, aunar esfuerzos,
hacer un gran “pacto por la Sanidad”, sacarla del debate político, y recuperar algo que a todos nos afecta y que tarde o temprano será un servicio que utilicemos. Aunque solo sea por esto último, pongámonos a ello y hagamos que pagar la cuenta se convierta en costumbre.