Inicio esta tribuna reutilizando una frase que en otra ocasión ya inspiraba mi artículo. Decía Georg C. Lichtenberg, 'Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto'. Bien, creo que esta frase define perfectamente lo que estamos viviendo últimamente en el entorno de la Sanidad, especialmente en Madrid, aunque por todos es sabido eso de que “en todas partes cuecen habas”. La sanidad es un polvorín, los servicios de salud están pasando momentos convulsos, la crisis sanitaria es patente, la pandemia de la Covid-19 hizo estallar las costuras de un Sistema Sanitario infradotado que se sostiene gracias a los profesionales y su mal entendida” vocación”.
Los problemas de nuestra sanidad son de sobra conocidos, no se discuten, creo que nadie los cuestiona. Si que hay ciertas diferencias en el análisis partidista de los mismos, en la interpretación de los resultados, también en los posibles tratamientos. De ello ya he escrito unas cuantas tribunas. Todo ello derivado del sesgo político de cada analista, del habitual “y tu más” y del tradicional “ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio”.
Venimos de meses de conflictos en diferentes servicios de salud. Todos son por problemas similares y los efectos son parecidos. Malestar por la situación de la Atención Primaria, falta de especialistas en Medicina de Familia y Pediatras de Atención Primaria, listas de espera para ser atendidos por estos especialistas, plazas sin cubrir, agendas que hacen imposible una asistencia con un mínimo de calidad, pérdida de algo tan importante como la “longitudinalidad”, huida de profesionales, malestar entre ellos, sensación de frustración, falta de atractivo para el ejercicio en este ámbito asistencial, etc.
Consecuencia de todo ello es que las diferentes organizaciones sindicales representativas de estos profesionales, los que llaman despectivamente ciertos políticos “los sindicatos”, convocan huelgas. Madrid, Cantabria, Extremadura, Valencia, Cataluña, Aragón y Murcia, si no recuerdo mal, se lanzan a la huelga en defensa de la dignidad, respeto y calidad de una Atención Primaria que agoniza.
Excepto Madrid, que lleva más de 2 meses en huelga indefinida, las demás comunidades, aunque alguna sigue en huelga, han logrado alcanzar acuerdos para acometer este problema de forma negociada. En todos los casos, a excepción de Madrid, los consejeros de Sanidad han asumido su responsabilidad, sus competencias, se han reunido con los convocantes, han negociado y han acordado. Madrid no, el consejero de Sanidad de Madrid no se ha reunido nunca con el comité de huelga, rechaza el diálogo y la negociación, manda a “subalternos” a las reuniones, altos cargos que no tienen capacidad para tomar decisiones y firmar acuerdos, que no tienen permiso y financiación para solucionar los problemas. Eso sí, el consejero, tras cada reunión, sale con comunicados en los que habla en primera persona, “hemos” constatado que…Habla de oídas y suelta un discurso “enlatado” que se aprenden todos los compañeros del gobierno y de la prensa afín. Una verdadera decepción, una absoluta falta de respeto a los profesionales y, en consecuencia, a los pacientes.
Hay grandes manifestaciones, encierros, protestas, malestar general. La Asamblea de Madrid vive momentos asombrosos, más de una vez he dicho que es un verdadero circo, peleas entre los diferentes portavoces de los partidos en ella representados, en busca de la frase o ese “chascarrillo” que de le un minuto de gloria en los titulares o en las redes sociales. Pero política de altura, poca.
Tenemos un problema, un serio problema. Ellos lo ven más como una oportunidad, una buena ocasión de ganar votos. Las palabras más escuchadas no son financiación, inversión, médicos, centros de salud, más bien son izquierda, pancartas, sindicalistas, liberados, derechas, privatización, etc. En esto, como en todas las cosas, cada cual se ve representado o no en función de su partidismo, pero yo lo veo desde fuera y es como lo veo y, aunque no guste a muchos, siento la necesidad de decirlo.
La Sanidad necesita ayuda, creer en ella, que se dote de recursos, retener el talento de sus profesionales, que no huyan del Sistema. Y esto es un problema transversal, afecta a todas las Comunidades Autónomas, en esto no hay diferencias. Y solo hay uno solución, no es otra que sentarse y analizar los problemas, poner soluciones sobre la mesa, negociarlas, “financiarlas”, asumir entre todos las decisiones e implementarlas sin pensar en votos o beneficios políticos, solo en dar respuesta a los ciudadanos, los pacientes, sus profesionales, el Sistema Nacional de Salud. ¿Es mucho pedir? Parece que si lo es y por eso insisto en que la Sanidad tiene un problema y se llama “políticos”. Por ello suscribo la frase que inicia este artículo: “Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”, y estamos en ese momento, yo ya he perdido el respeto a los que mandan, pero creo que ellos nunca han perdido la vergüenza, se han acostumbrado y viven felices con ella.