John F. Kennedy decía: “
en la crisis, se consciente del peligro, pero reconoce la oportunidad”. Seamos conscientes de la crisis que estamos viviendo, cómo ha afectado al Sistema Sanitario, cómo ha puesto en evidencia sus carencias, cómo nos ha enseñado a ser más humildes. Pero también, reconozcamos que ponernos frente a ello, nos debe ayudar a mejorar, que la crisis sea una oportunidad.
La Covid-19 ha mostrado las grietas del sistema, deberíamos abordar con seriedad el análisis de lo sucedido, lo que nos ha puesto en esta situación; si
es temerario disponer de un Sistema Sanitario que se dimensiona para tiempos de bonanza, apurando los recursos, llevando al extremo los parámetros de eficiencia; si mantener índices de ocupación al límite, si no tener capacidad de respuesta inmediata o no disponer de un
almacenamiento de material dimensionado para lo peor, es la mejor forma de gestionarlo. No puede ser que cada año, bien la gripe, bien la “ola de calor” ponga en jaque a todo el Sistema. La Covid-19 nos está demostrando que nuestro Sistema Sanitario flaquea cuando tiene que hacer frente a demandas fuera de lo normal.
¿Hemos asumido que las listas de espera son un mal endémico?
Estamos acostumbrados y hemos interiorizado y asumido como normal que las
listas de espera sean un “mal endémico” del Sistema Sanitario. Los gestores asumen que los pacientes pueden esperar, que sus prioridades son diferentes. Si este problema es ya el día a día, cuando se presenta cualquier demanda extra nos vemos incapaces de dar respuesta sin que se afecten las esperas. Tener dimensionado todo para la normalidad en un sistema que vive en permanente cambio condicionado por las diferentes crisis sanitarias, hace que no se pueda responder adecuadamente en cada momento y según las diferentes necesidades.
En el marco de la teoría de las organizaciones, el concepto de “
just in time” está muy desarrollado y estudiado. Organizar la producción para que todo esté a su tiempo es una constante. Cualquier empresa seria tiene claro este concepto y trabaja para ello. Los gestores conocen perfectamente esta teoría y, de hecho, todos la aplican en lo que se refiere a la gestión optima de suministros. Pero me parece que desisten de hacerlo en lo que se refiere a la necesidad de
dar el servicio asistencial que el paciente necesita y hacerlo “just in time”.
Parches para el Sistema Nacional de Salud
Los Servicios de Salud, tal y como he dicho, han renunciado al “just in time” en lo que se refiere a la prestación de la necesidad asistencial, pero sí que han interiorizado otro concepto clásico, el de la “
teoría de las colas”. Esta teoría, del matemático A.K. Erlang, estudia las líneas de espera que se producen cuando llegan clientes (en nuestro caso pacientes) demandando un servicio, y cómo esperan cuando no se les puede atender inmediatamente. Para este problema si que ponen recursos, no para solucionarlo de forma definitiva, solo para maquillarlo cuando la situación se les afea y son objeto de denuncia mediática. Entonces aparecen recursos, se hacen planes especiales, se ponen en marcha las “peonadas” necesarias, se “externaliza” el servicio, todo es poco para acallar las protestas. Pero
son parches, no soluciones definitivas. Parche para que aguante un tiempo y cuando vuelva el problema, nuevo parche.
Deberíamos entender que, tras la crisis de la Covid-19, tenemos la oportunidad de cambiar lo que no funciona o no lo hace como debería.
Tener un Sistema Nacional de Salud, que no es sistema y no es nacional, es un problema. Falta de coordinación, falta de ver el conjunto, estar pendientes de lo micro de cada comunidad autónoma y su Sistema de Salud, las
“deslealtades” entre comunidades autónomas y Gobierno central, las diferencias políticas, etc., han demostrado que deberíamos valorar la posibilidad de plantear un cambio profundo en el modelo.
"El Sistema Sanitario es nuestro sistema, somos nosotros, los profesionales y los pacientes. No podemos desaprovechar esta crisis"
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Modernizar el Sistema Sanitario, una nueva
organización, dotarlo de
recursos suficientes, financiación adecuada,
recursos humanos suficientes,
no politización, hacer real eso de que el paciente sea el centro del sistema (algo que no se consigue solo con la creación de viceconsejerías o direcciones generales de humanización), entender que las listas de espera son un mal endémico que hay que abordar y que no se debe hacer solo por presiones electorales o mediáticas, son algunos ejemplos de importantes líneas de acción que hay que desarrollar.
Me gustaría que los líderes de opinión, los gestores, los políticos sanitarios, las diferentes organizaciones de profesionales y pacientes, se animen a
entrar en este debate, planteen propuestas, ejerzan presión, no miren hacia otro lado, que no sean copartícipes del desastre. Hay mucho trabajo por hacer,
se necesitan ideas, es necesario un pensamiento colectivo, imaginación, análisis, comparación de sistemas, valorar alternativas, etc. El Sistema Sanitario es nuestro sistema, somos nosotros, los profesionales y los pacientes.
No podemos desaprovechar esta crisis, por dura que esté siendo, debemos ver en ella una oportunidad para el cambio, aceptar el reto y trabajar en ello.
En artículos anteriores, en esta misma tribuna, he publicado algunas reflexiones acerca de esto. Me gustaría no quedarme solo clamando en el desierto, ser un personaje raro que escribe sobre esto, que nadie vea en ello una necesidad. Recuerdo algunos que me parecen interesantes:
Un nuevo Sistema Nacional de Salud. Organización de la asistencia. 'I have a dream'
Recursos humanos en un nuevo Sistema Nacional de Salud
Es hora de las propuestas de cambio en el Sistema Nacional de Salud
El reto de diseñar un nuevo Sistema Nacional de Salud
El Sistema Nacional de Salud está enfermo. ¿Qué hacemos?
Termino recordando que, a lo largo de nuestra vida, todos
hemos sido, somos o seremos pacientes. Que los profesionales sanitarios, los gestores y, también los políticos, tarde o temprano necesitaremos que el Sistema de Salud nos atienda y que, aunque solo sea por egoísmo, nos interesa que funcione.