El titular de este artículo es una modificación de la frase de Oscar Wilde,
"ten cuidado con lo que deseas, se puede convertir en realidad", un problema que en ocasiones se genera cuando se ansía algo, se solicita una posible mejora, y te la conceden, dándote cuenta entonces de que no era tan buena idea como parecía. Esto no quiere decir en ningún caso que no sea adecuado abordar el espinoso y complejo mundo de las
guardias médicas, unas jornadas complementarias, horas extras no reconocidas, que no en todos los casos son iguales.
Hagamos un poco de historia. El Estatuto Jurídico del Personal Médico de la Seguridad Social de 1966 regulaba la relación estatutaria de los médicos, pero en él no se decía nada acerca de las
guardias médicas. Es en el año 1977 cuando a través del
Real Decreto 3110/1977, de 28 de octubre, por el que se modifica el Estatuto Jurídico del Personal Médico de la Seguridad Social, aprobado por el Decreto 3160/1976, de 23 de diciembre, se
regulan los turnos de guardia y de localización en los Servicios jerarquizados de las Instituciones Sanitarias.
Y posteriormente, la
Orden de 9 de diciembre de 1977 por la que se desarrolla el Real Decreto 3110/1977, de 28 de noviembre,
regulando los turnos de guardia y localización del personal facultativo de los Servicios jerarquizados de las Instituciones Sanitarias de la
Seguridad Social, es la que desarrolla de forma clara el concepto de guardia médica.
Así se llega al año 2003, dónde se aprueba la
Ley 55/2003, de 16 de diciembre, del Estatuto Marco del personal estatutario de los servicios de salud. En él se desarrolla el concepto de
"jornada complementaria", no guardia, en el Artículo 48. Jornada complementaria.
Vemos cómo
lo que se llamaban guardias pasa a denominarse jornada complementaria, incluyendo en esta los servicios de atención continuada y dejando muy claro que "la jornada complementaria no tendrá en ningún caso la condición ni el tratamiento establecido para las
horas extraordinarias".
Guardias, jornadas ordinarias y demás turnos
Llegado a este punto conviene dejar claro los conceptos de guardia (jornada complementaria), jornada ordinaria, noche, turnos, etc. Se debe entender como guardia/jornada complementaria aquella que se realiza por determinadas categorías, fundamentalmente médicos y otros facultativos, además de su jornada ordinaria.
Jornada ordinaria es la que se hace de forma habitual para completar la jornada anual y puede ser en jornada diurna (mañanas o tardes), nocturna (jornada en vías de extinción) o en turnos (aquella jornada ordinaria que se hace rotando mañanas o tardes con un número determinado de noches, ponderando a la baja el número de horas de jornada anual en función de las noches realizadas, que es la jornada más habitual en el personal de cuidados, enfermería, TCAEs, etc.).
También hay determinados servicios en los que la jornada ordinaria se hace en
turnos de 12 o 24 horas, por ejemplo, los servicios de urgencia extrahospitalaria. Un turno de UVI móvil de 24 horas se suele definir con la frase “tengo guardia”, pero lo suyo sería decir que “me toca turno/jornada de 24 horas”. Se que esto es complicado de asumir por quien está en esta situación, pero es así. Y, por cierto, aprovecho para decir que hay que preguntar a estos médicos ¿qué prefieres hacer, 64 jornadas de 24 horas o 128 de 12 horas?
Pero centrémonos en las guardias médicas. Se habla de
guardias de 24 horas, pero la realidad es que estas 24 horas son diferentes en función de si es un día ordinario o un día de sábado, domingo o festivo. Los días de la semana ordinarios, de lunes a viernes, se hace una
jornada ordinaria de 8 a 15 horas, a continuación, se inicia la
jornada complementaria/guardia de 17 horas de tal forma que, efectivamente, se llega hasta las 8 horas del día siguiente, completando una jornada total de 24 horas. Los sábados, domingos y festivos se hace la guardia de 24 horas, en estos días no son 7 horas de jornada ordinaria más 17 de jornada complementaria, son 24 de jornada complementaria.
Además, hay
guardias de presencia física y las hay localizadas, muchas de estas con llamadas muy frecuentes que hacen que muchas de las horas de guardia sean realmente de presencia.
Las guardias no son todas iguales. Hay notables diferencias en cuanto a exigencia entre las diferentes especialidades, entre los servicios de hospitales comarcales o terciarios, entre los que tienen
residentes o no, entre las guardias de los servicios de urgencias y los restantes servicios. No todas son iguales.
"Las alternativas que se plantean para cambiar la jornada ordinaria del médico a una jornada a turnos me parecen actualmente imposibles"
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Las guardias, ¿esclavitud vocacional?
En estos momentos se está produciendo un cambio importante, se pone en cuestión las guardias,
los jóvenes cada día son más críticos con el modelo. Durante décadas las guardias han sido la
forma más “fácil” de aumentar el bajo sueldo que tiene el médico, una forma de completar los ingresos, eso sí, a cambio de admitir una
“esclavitud vocacional”. He vivido personalmente en varias ocasiones cómo se hacía presión a las direcciones para aumentar los médicos de guardia en un servicio, unas de presencia física, otras de localización, que, bajo la teórica necesidad asistencial, lo que había es la
necesidad de mejorar la retribución, por otra parte, más que merecida. No quiero ser polémico, pero de todo esto se han derivado las diferentes situaciones que tenemos ahora. Podríamos hablar de
“guardias imprescindibles” (aquellas que nadie puede dudar que están justificadas asistencialmente, aunque se pagasen a precio adecuado) y
“guardias prescindibles” (aquellas que en el caso de que la retribución ordinaria del médico fuera la que entendemos justa, posiblemente no se considerarían necesarias asistencialmente). Conviene recordar ahora que las guardias suponen
entre el 24 por ciento y el 30 por ciento del total de la retribución del médico.
Entendiendo que todos somos conscientes de que las
jornadas de 24 horas en los médicos son inadecuadas, que suponen un serio problema para la salud del profesional y la seguridad de los pacientes, también es preciso llegar a un consenso/acuerdo que dé solución al problema. Se debe mantener el concepto de guardia, la atención continuada, eso no se pone en cuestión. Lo que está en discusión es el modelo, el cómo se cubre esta necesidad.
¿Deben ser los mismos médicos que hacen la jornada y actividad ordinaria los que cubran estas guardias? ¿Pueden ser otros médicos los que realizan estas jornadas complementarias como su jornada ordinaria? ¿Hay alternativas y, si las hay, cuáles? ¿Hay acuerdo en considerar que para poner solución hay que pagar más a los médicos? ¿Hay suficientes profesionales para el necesario incremento de plantillas? ¿Hay viabilidad presupuestaria para ello? Se pueden seguir haciendo muchas más preguntas, todas ellas de respuesta incierta. También sería el momento de dar satisfacción a otra demanda importante con relación a las guardias y su
no cómputo a efectos de años trabajados de cara a la jubilación, la posibilidad de que se contemple la profesión como de riesgo y por ello se pueda regular la jubilación voluntaria desde los 60 años y sin pérdida de pensión.
Experiencia piloto para el cambio de jornada
Las alternativas que se plantean y que hablan de
cambiar la jornada ordinaria del médico a una jornada a turnos me parecen actualmente imposibles. Supone un problema importante, hay que cambiar toda la organización de la asistencia, romper la “tradición” de que el hospital funciona fundamentalmente por las mañanas de forma ordinaria, a lo sumo algunas tardes y no en todos los servicios, todo ello complicado y con más que previsible “resistencia al cambio”, superar el “siempre se ha hecho así”.
Antes de poner patas arriba el sistema, antes de lanzar globos sonda, es necesario
hacer un profundo análisis de la situación, una foto fija de la realidad actual, plantear escenarios alternativos, diferentes en función de las necesidades de cada servicio, hospital, etc. Ver con que profesionales contamos, no hacer planteamientos teóricos sin tener los médicos necesarios, sin asegurar la financiación suficiente para acometer el cambio.
Me atrevería a plantear hacer una
experiencia piloto en el servicio que posiblemente mejor podría asumir el cambio de modelo, un servicio en el que no hay diferencias en la actividad que se realiza en jornada ordinaria y complementaria, dónde el trabajo es igual las 24 horas. Además, es también dónde más presión hay, dónde existe más rechazo a las jornadas de 24 horas. Me estoy refiriendo a los servicios de urgencia hospitalaria, posiblemente un servicio que podría experimentar el trabajo a turnos y dónde las retribuciones se pueden aumentar para compensar las perdidas y retribuir adecuadamente la penosidad de su trabajo.
Concluyo,
cuidado con lo que se pide, no sea que venga alguien y te lo de. Luego vienen los lamentos. No me fiaría mucho de unos gestores/políticos que nos compren la idea, solo para recortar guardias, sin entrar en todo lo demás, sin plantillas suficientes, sin mejoras retributivas, sin compensación alguna, no con más financiación, al contrario, con recorte de esta.