“Si nunca pierdes, nunca podrás apreciar las victorias”. Laura Twitchell. Cuando te enfrentas a una “competición”, en el ámbito que sea, sabes que al final unos ganan y otros pierden, que eso tan habitual entre los políticos, que siempre creen que han ganado, no es cierto. Uno gana y los otros quedan por detrás, por decirlo de forma mas suave. Y la grandeza de la competición no es tanto saber ganar, es más importante saber encajar la derrota.

Madrid ha celebrado unas elecciones autonómicas, unas elecciones que han copado el interés informativo hasta el punto de parecer que eran algo mas que unas elecciones locales, por muy importante que sea la Comunidad de Madrid. Hemos visto una guerra entre unos “galos peleones” que hacían frente al todopoderoso “ejército romano” dirigido desde la propia sede de su gobierno. Un “efecto mariposa” que se inició en Murcia, ocasionó todo un terremoto político a nivel nacional.

Madrid celebra elecciones, se presentan muchos partidos, pero solo se habla e interesan 6 de ellos. La campaña es dura y con momentos de crispación importantes; entiendo que esto era buscado a modo de acicate por algún partido, también que lo que importa en estas situaciones es que hablen de uno, aunque sea mal. Lo importante es salir en los medios, tener tu minuto de gloria, que te vean.

Críticas al contrario, “fascista”, “comunista”, “bolivariano”, “libertad”, “democracia”, palabras habituales en los discursos. Por el contrario, “sanidad”, “educación”, “servicios sociales”, etc., de eso muy poco. Propuestas sobre financiación de servicios públicos, impuestos, estímulos para el empleo, inversiones, qué modelo de sanidad o educación se propone, cuales son los objetivos a corto, medio y largo plazo en relación con los servicios que necesita la Comunidad, etc., de eso, insisto, muy poco. Total, si solo es una legislatura de menos de dos años, el objetivo es aguantar lo mejor posible para llegar al 2023 y las “elecciones de verdad”.

"Críticas al contrario, 'fascista', 'comunista', 'bolivariano', 'libertad', 'democracia', palabras habituales en los discursos"



Pero aún así, hay que votar, hay que elegir quién conformará el próximo gobierno. Y se votó el 4 de mayo, y se hizo como nunca, con una participación muy importante. Los madrileños hablaron, decidieron. Como cada vez que hay elecciones, unos ganaron y otros perdieron. En esta ocasión incluso uno de los partidos perdió todo, pasó de ser muy importante a la desaparición. Aún así, como no podía ser de otra forma, también ganó pues logró tener algunos votos. Un consuelo de perdedor que deja un “rescoldo” del que en algún momento se podría reactivar.

El que más perdió fue el partido que había sido más votado en las anteriores elecciones, el que tenía clara vocación de gobierno, el que se veía como cabeza de un nuevo gobierno a tres. No solo no ganó, es que se vio superado por una formación política relativamente nueva, joven, con un nuevo discurso, nuevas formas y que le superó en votos. Consecuencia de ello, veremos sentada en el banco del líder de la oposición a su dirigente, la Dra. García, Mónica García, si, para mi sigue siendo la médica que conocí en los momentos mas turbulentos de la sanidad madrileña, en aquel año 2012. Y tengo que reconocer que en ella he visto dos cosas importantes, una es que ha sabido perder, la otra, que también ha sabido ganar al que era principal aspirante para liderar el bloque en el que están encuadrados.

En este último, el que era claro aspirante a líder del nuevo gobierno, se ha producido un cataclismo. Los peores resultados de su historia, algo que se veía venir. Una persona al frente que no da tiempo a cambiar, un “programa” y unas listas que le hacen, una dirección teledirigida desde lo mas alto de su partido. Resultado, el esperado. Ahora llegan las bajas, ceses, abandonos, no entender lo que ha pasado, culpar al votante de no entender el mensaje, de equivocarse cuando vota. No saber perder. La mejor lección que pueden sacar de esta derrota sin paliativos es que les obligará a regenerarse, a cambiar, a rejuvenecer sus dirigentes y su discurso. La grandeza de perder es entender los motivos, analizarlos y saber rectificar. No se si aún están rumiando la derrota o de verdad están en buscar eso tan conocido de que “no hay mal que por bien no venga”.

A Isabel Díaz Ayuso le toca ahora cumplir las promesas


Y, por último, está el gran ganador, el que ha revalidado por la puerta grande su triunfo. Y no ha ganado el partido, ha ganado, con nombre y apellidos, Isabel Díaz Ayuso. Quién apostó por aprovechar el efecto mariposa y puso patas arriba la comunidad y todo el país. No solo ha ganado, es que lo ha hecho por goleada, se ha quitado a su compañero de gobierno, le ha aniquilado y devorado, hasta el punto de hacerle desaparecer. De paso, evita la dependencia de uno de los dos extremismos que a todos inquieta. Algo está cambiando, está claro que han ganado dos mujeres.

Ahora toca gestionar el triunfo, ser generosos con los derrotados, tender la mano y gestionar por y para todos. Toca cumplir las promesas, los programas, mejorar los servicios públicos, poner en marcha las reformas necesarias para que nuestra sanidad, educación, servicios sociales, justicia, etc., mejoren. Ya no es momento de slogan y palabras vacías, es el momento de hacer. Llega lo mas difícil, saber ganar. Ganar no implica carta blanca para hacer lo que se quiera, significa compromiso con los ciudadanos y respeto, a estos, a sus votantes y a los que no lo son, también a los perdedores. Unos y otros, los que ganan y los que pierden, ahora tienen que saber ganar y perder.