Decía Santiago Ramón y Cajal: “Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia.” Recientemente, desde el Gobierno
se anuncia la creación de 706 nuevas plazas en las facultades de Medicina, lo hacen y venden como una buena noticia, aparentemente satisfechos de ello, cuando
saben que es un error, una “patada a seguir” que no solucionará en grave problema que sufrimos con la falta de médicos en el Sistema Nacional de Salud.
Tenemos diseñado un modelo de estudios de medicina un tanto peculiar. Ponemos en la base a los estudiantes de medicina, serían como los cimientos de una casa;
se forman a lo largo de 6 años, la mayoría (un 85% aproximadamente) terminan sus estudios en 6 años, normal si pensamos que en Medicina están los estudiantes con mejor nota en selectividad, brillantes y capacitados para enfrentar esta larga carrera de 6 años.
Después de terminar la carrera, poner los cimientos de esta casa que llamamos profesión médica, el estudiante se enfrenta al examen MIR, una prueba de esfuerzo muy exigente, en la que se juegan acceder a la especialización y, además, hacerlo con posibilidad de elegir la especialidad que te gusta y también poder hacerlo en el hospital/unidad docente que deseas.
No siempre es posible hacer la especialidad que quieres, ni mucho menos hacerla dónde quieres. Este es un privilegio reservado a los números más altos de la lista de aprobados.
A continuación, te formas, tienes por delante 4 o 5 años de dedicación
full time, duros años de trabajo, aprendizaje, estudio, guardias extenuantes, preparación progresiva que te hace adquirir las habilidades y conocimientos necesarios para ejercer una especialidad.
También es el momento en el que vas pasando de la ilusión del inicio a las dudas de ver tu futuro incierto, saber que al finalizar llega la eventualidad y precariedad laboral.
"Solo vemos cómo los políticos y gestores únicamente ofertan más leña, más madera, más plazas para estudiantes ¿Cómo tapan la fuga de profesionales, la fuga de talento?"
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Muchos médicos residentes, en este periodo, se dan cuenta que no están a gusto con la especialidad, que desean un cambio, abandonan, vuelven a preparar el MIR, intentan de nuevo entrar en el circuito para hacer alguna especialidad que te atraiga. Son abandonos, no muy frecuentes, pero si importantes.
Plazas que se ocuparon y no se pudieron cubrir en su momento por quien podría haber realizado esa especialidad, plazas de formación que se pierden en el camino, nuevos aspirantes que engrosan el número de opositores en el próximo ejercicio.
Mercado laboral complejo para jóvenes médicos
Terminan y precariedad e incertidumbre son el fututo. Los jóvenes especialistas afrontan un mercado de trabajo complejo. Los hay que solo piensan en el trabajo en el sector público, que su única salida posible es esta, una
medicina precarizada que hace que se afronte con poca ilusión el futuro. Momento en el que muchos se plantean el abandono, repetir el MIR, huir al extranjero, algo que de satisfacción laboral. Vamos, que descubres que esa casa que comenzaste cimentando con tus estudios de medicina, que veías crecer a lo largo de la residencia, resulta que no se remata con un techo que cobije adecuadamente.
Malos contratos, exceso de guardias, eventualidad, con suerte alguna interinidad, poco más.
¿Cuál es la solución planteada? Más cimientos, sin terminar las casas. Lo razonable sería disponer y conocer el
análisis de necesidades, la
planificación de las diferentes especialidades, conocer
qué vacantes se producirán en los próximos 5, 10 o 15 años, para adecuar la entrada en las facultades a las necesidades reales, no generar una cantidad de médicos abocados al paro y la desesperación, que se busquen salidas laborales fuera del país donde se forman,
tirando por la borda 11 o 12 años de formación.
Las autoridades deberían
cerrar esta casa con un techo sólido, a prueba de filtraciones, bien aislado, seguro, ofertando unos contratos estables, bien retribuidos, con un desarrollo profesional bien planificado, una posible carrera estructurada que haga honor a los cambios necesarios a lo largo de toda la vida profesional, que la
docencia e investigación, actividades de tanto nivel como la asistencial, sean reconocidas como un derecho y una obligación inherente al ejercicio pleno de la Medicina.
Pero no, de esto no hay nada, solo vemos cómo los políticos y gestores únicamente ofertan más leña, más madera, más plazas para estudiantes. ¿Cómo tapan la fuga de profesionales, la fuga de talento? No reparando la falla, eso sería lo razonable, ellos prefieren meter más agua, generar
más médicos que no accederán al MIR, que se irán cuando terminen, la solución fácil y menos efectiva y adecuada. Cometerán un nuevo error y tratarán, a sabiendas, de justificarlo.