Decía Van Dyke, Henry: “utiliza en la vida los talentos que poseas: el bosque estaría muy silencioso si solo cantasen los pájaros que mejor cantan”. En este bosque que es la Sanidad, parece que solo escuchamos el canto de los compañeros que tratan a pacientes críticos; incluso hasta el del resto de profesionales de los hospitales, que también cantan. No se escucha para nada el acompañamiento necesario, los coros que acompañan, que permiten
sobresalir a todos estos, los profesionales del siempre olvidado nivel asistencial básico, el que soporta, si, repito, soporta el mayor peso de la asistencia. La Atención Primaria.

La pandemia que vivimos, el COVID-19, de nuevo ha puesto de manifiesto lo que ya sabemos y evidenciamos cada día. Estamos ante la crisis sanitaria más grave que hemos vivido desde que terminé mis estudios allá por el año 1980. Colza, VIH, gripe A, etc., parecen ahora recuerdos que, siendo muy graves, no se acercan ni se parecen a la catástrofe que estamos viviendo. Ver un Sistema Nacional de Salud colapsado, que dedica prácticamente la totalidad de sus recursos al COVID-19, abandonando la actividad habitual, es un hecho sin precedentes.

Que las listas de espera no sean la noticia del día, que no se disparen entre políticos al hilo de estas, que no se hable de cómo están las urgencias, o de ranking de sistemas sanitarios que ahora se muestran no basados en
realidades, pone en evidencia lo que está sucediendo. Solo hay COVID-19 y solo hay Hospital y UCIs. Y no me parece mal, por supuesto, pero no es lo único.


"Se dan a diario cifras de afectados, nuevos casos, ingresos, altas, curados, pacientes en UCI, etc. Pero no se dan datos de pacientes en domicilio con seguimiento por Atención Primaria, derivaciones de estos al hospital, número de seguimientos domiciliarios, altas por sus Médicos de Familia, etc. Esto no es COVID, esto no vende, esto no es importante"


La asistencia en esta crisis tiene al borde del precipicio a los hospitales, dónde no solo hay que aumentar espacios habilitados para ubicar sillas en urgencias, camas dónde ingresar pacientes, cerrar quirófanos y reanimaciones para transformarlos en camas de UCI, sino que también hay que “reconvertir” especialistas varios para asistir patología no propia de su especialidad.

También está sobrepasado el servicio de urgencias extrahospitalario, en Madrid el SUMMA 112, desbordado, cerrando puntos habituales de asistencia, no pudiendo asistir a todas las urgencias no COVID en tiempo deseado, haciendo traslados de pacientes por medios no propios, o haciendo noches en el mal denominado hospital de IFEMA.

Y como siempre, para el final, el último, la Atención Primaria. Este nivel asistencial, y para no hacer diferencia, que atiende por termino medio al 50 por ciento de los enfermos de COVID-19, está también en la UCI. Centros de Salud cerrados, consultorios locales cerrados, Centros abiertos en fin de semana, médicos que son la mano de obra mayoritaria en el hospital del IFEMA, con gran número de profesionales que están cayendo víctimas del COVID, con una labor propia abandonada y dedicando el 100% de su actividad al diagnóstico, control y seguimiento de pacientes de COVID-19 asintomáticos, leves o moderados, son los olvidados, los eternos olvidados.

Se dan a diario cifras de afectados, nuevos casos, ingresos, altas, curados, pacientes en UCI, etc. Pero no se dan datos de pacientes en domicilio con seguimiento por Atención Primaria, derivaciones de estos al hospital, número de seguimientos domiciliarios, altas por sus Médicos de Familia, etc. Esto no es COVID, esto no vende, esto no es importante. Bueno, como siempre, no voy a descubrir ahora lo que la Atención Primaria es para las autoridades. Ese escalón sumiso, callado, abnegado, trabajador a destajo, al que siempre se le puede exprimir un poco más, al que siempre le pueden maltratar un poco más, ese que siempre calla, aguanta y solo protesta en voz baja.

Me gusta la medicina, me gusta lo que se hace en el hospital, las urgencias, pero también me gusta. y es lo que ha sido gran parte de mi vida, el ejercicio de la Medicina en Atención Primaria, más aún, más de 20 años en lo que para mi mejor representa esta medicina, el ejercicio en el medio rural. Me entristece ver cómo una vez más, ante la crisis que vivimos, la Atención Primaria, queda en segundo plano, se desmantela y no pasa nada, se la maltrata y no pasa nada, se modifica lo sustancial de ella, y no pasa nada, al final todo esto pasará, volveremos a recuperar la normalidad, la Primaria se recuperará, volverá a su estado natural, y nadie recordará lo que hizo y aportó para superar esta crisis.

Nos quedaremos con el mejor canto de los hospitales y olvidaremos el acompañamiento y los coros de la Atención Primaria. Por eso, este canto, va dedicado a mis compañeros de Atención Primaria, merecedores de esos aplausos que cada día a las 20 horas nos dedican los ciudadanos, nuestros pacientes, a los que conocemos por su nombre y ellos nos conocen por el nuestro. La Atención Primaria también existe, como diría una gran compañera en relación al SUMMA 112, otro gran olvidado.