“Un buen esquema conceptual no cambia las respuestas, sino las preguntas, porque cambiar las respuestas es una evolución, pero cambiar la pregunta es una revolución”.
J. Wagensberg
El Ministerio de Sanidad
no debiera ser objeto de cambio para establecer un pacto. La transferencia de sus competencias a las comunidades autónomas es una verdad a medias, que establece una media verdad con muchas imprecisiones y no pocos desconocimientos por parte de quien así se expresa.
Siguiendo a mi profesor de metodología, el Prof. Wagensberg cambiaré las preguntas: ¿Cuál es el planteamiento general de la sanidad hoy desde la perspectiva progresista? ¿Qué tareas específicas se esperan hoy como prioridad sanitaria?
¿Son o no una tarea de un Ministerio con competencias?
Planteamiento general
Nadie duda que la Sanidad española es de excelencia, pero desde hace 8 años la gestión de
recortes del PP ha impactado de forma muy relevante a la sanidad:
1º El sistema sanitario español, el SNS, está muy prestigiado internacionalmente, pero sobre todo en tres estrategias concretas se ocupa el primer lugar de forma inequívoca:
Atención Primaria de Salud, Sistema
MIR de formación de postgraduados y el
Sistema Nacional de Trasplantes.
2º Las políticas de la derecha han situado al SNS en un claro riesgo, pues del 6,8 por ciento del PIB
se descendió en 7 años al 5,9 por ciento del PIB. Se ha llegado a esta situación por tres factores:
• Incremento de políticas economicistas, centradas en los costes directos y no en la relación coste-beneficio que es de capital importancia en la sanidad.
• Incremento de conciertos y externalizaciones a la asistencia privada, con todas sus consecuencias e impacto en la calidad asistencial y el incremento de los costes.
• Disminución del gasto público en sanidad (imagen especular entre estos dos factores), efectivamente, mientras el gasto público en sanidad entre 2008 y 2016 perdía más del 10 por ciento de media, en el periodo 2012-2014 llegó hasta una pérdida de un 15 por ciento; en ese mismo periodo la facturación de los hospitales privados al sistema público se incrementó en un 12 por ciento de media y la facturación de los seguros de salud por primas se incrementó en más del 20 por ciento. Recordar que la gestión privada
nunca se ha demostrado más eficiente que la gestión pública.
3º
Deficiente conceptualización por parte de la izquierda política de la sanidad, más que falta de conceptualización diría dejación o inercia, pero la inercia hace que se incremente el rozamiento y termina parándose. Por ello se precisa
reconceptualizar y fortalecer, desde la perspectiva de la izquierda, el concepto de sanidad para abordar los retos futuros:
• Superar la corta y limitada visión, casi en exclusiva, de contemplar el gasto sanitario como el dato fundamental a evaluar de la política sanitaria, eso lo hace la derecha política. El Ministerio de Hacienda no puede ni debe ser el gestor real y efectivo de la sanidad pública.
• Trabajar con, desde y para los determinantes de salud, que no son algo abstracto, sino algo concreto y medible, los principales determinantes de salud en España son claros: 40 por ciento para los estilos de vida; 30 por ciento para los factores genéticos y biológicos; 15 por ciento para el ambiente socio-cultural; 10 por ciento para los cuidados asistenciales de salud y el 5 por ciento restante le corresponde al contexto físico en el que nos desarrollamos y vivimos.
• La sanidad constituye una inversión social real:
-Recupera al trabajador enfermo, por lo que incrementa las plusvalías sociales.
-Incrementa las inversiones (productos farmacéuticos y de tecnología sanitaria) y, como consecuencia, favorece la inversión en I+D+i de alta especialización y coste.
-Genera conocimientos específicos sobre los individuos y sobre las colectividades sociales.
-Posee profesionales de elevada cualificación y muy larga formación, con salarios muy bajos en comparación con otros sectores productivos similares en titulación y con los países de nuestro entorno.
4º El Ministerio de Sanidad
no es un Ministerio “menor y sin competencias”. Es cierto que están transferidas las competencias a las CCAA, pero solo las competencias gestoras directas, por lo que al Ministerio le queda, al menos, los siguientes campos competenciales:
• Buscar la financiación adecuada para el conjunto del SNS para subir el PIB hasta los niveles anteriores a la crisis e incrementarlo al nivel de los países clave de la UE, lo ideal se sitúa en el entorno del 7 por ciento.
• Se debe conocer que en sanidad se invierten 72.000 millones de euros, lo que supone el 15 por ciento del gasto público, representando 1.559 Euros/habitante; 7 de cada 10 euros se destinan asistencia curativa, rehabilitación y cuidados de larga duración; 11.000 millones de euros se destinan a recetas de medicinas; 7.500 millones de euros a farmacia hospitalaria y el 40 por ciento del presupuesto se dedica al pago de las nóminas de los profesionales sanitarios.
• Funciones de coordinación general de la política sanitaria del conjunto del Estado. Este Ministerio, por primera vez en más de diez años, lo está intentando, anteriormente a este equipo ministerial solo había marasmo y esa inacción por desconocimiento e interés político y económico de “desgaste” ha sido una losa tremenda.
• Incrementar el sentido de pertenencia al SNS del conjunto de los Servicios de Salud de las CCAA. El SNS es de gran eficacia (soluciona prácticamente todos los problemas de salud que se le presenta a la población y acceden a los servicios asistenciales, sea cual fuere su etiología o las precisiones tecnológicas que precisare), es altamente eficiente pues lo hace solamente con un PIB que ha oscila en torno al 6,5 por ciento y rebajado al 5,9 por ciento en los años de la crisis (recordemos que con menor eficacia que el SNS español en otros países el PIB es mayor el 8 por ciento en UK, el 12 por ciento en Francia, Holanda, el 14 por ciento en Alemania; el 20 por ciento en USA) y, además, tiene una elevada efectividad para los clientes externos (salvo el descontento con las listas de espera) y una efectividad baja para los clientes internos (se ha visto muy disminuida su capacidad adquisitiva, así como la precariedad en el empleo de los profesionales).
• Es un instrumento clave para intervenir como factor de cambio, dinamizando estrategias generales (caso de la Estrategia de Atención Primaria, pero también en RRHH, Salud Mental incluyendo el abordaje del suicidio, crónicos, unificación del calendario vacunal…).
• Asumir el liderazgo en situaciones claves, a veces comprometidas: estimulando la equidad y la
cohesión del sistema, estimular la creación de estrategias nuevas y luego remitirlas a las CCAA para que las apliquen y desarrollen (RRHH., At. Primaria, SM, consumo alimentario…).
En definitiva, la izquierda política debe señalar y poner en valor que el Ministerio de Sanidad sigue siendo un instrumento socio-político fundamental, pero no se puede olvidar que:
1. Se precisa un
gobierno progresista ya, por el bien del desarrollo de los programas y las estrategias sanitarias.
2.
El SNS no es algo “menor”, representa algo fundamental desde la perspectiva de izquierdas. Quien vea la gestión sanitaria como algo menor, no se merece gestionarlo por desconocimiento y falta de sensibilidad social.
3. El SNS está, actualmente, en clara situación de
riesgo de permanencia y sostenibilidad, por lo que hay que intervenir con decisión, innovación, renovación y actualización del discurso, ante los duros ataques a su línea de flotación.
4. La sanidad representa un área de gran actividad económica, tanto en
acciones directas como indirectas, pero no debe ser considerado solo un yacimiento de negocio y/o enriquecimiento, como lo considera la derecha política.
5. La sanidad es un
sistema complejo que produce conocimiento (individual y colectivamente) y aporta datos analíticos con proyección social, científica y tecnológica.
6. La sanidad es un
pilar fundamental del Estado del Bienestar, por su trascendencia y relevancia en la cohesión, tanto interterritorial como social, permitiendo que los sectores sociales más pobres y menos favorecidos accedan a las últimas tecnologías sanitarias de exploración y terapéuticas, sin tener que empeñarse económicamente (como por ejemplo acontece en USA) y que justifica el concepto de “salario social” que se le otorgó desde los Pactos de la Moncloa.
Las pinceladas específicas
Algunos ejemplos de acciones fundamentales que se estimulan desde el Ministerio:
1º La
influencia y cambio hacia las nuevas tecnología (incluyendo los big data en sanidad).
2º
Programas de I+D+i, dotados presupuestariamente de forma adecuada y suficiente, en los temas de mayor relevancia.
3º
Oncología con los nuevos tratamientos y metodologías (también en oncología pediátrica), pero evitando confusos mecenazgos fuera de la planificación sanitaria.
4º Los
nuevos pacientes crónicos y pacientes con pluripatologías.
5º
Salud Mental: Prioridad absoluta en retomar y reformular la Estrategia Estatal de Salud Mental:
• Atención adecuada a los pacientes crónicos y abordaje del estigma.
• Reconocer la especialidad de Psiquiatría de la Infancia y Adolescencia, como gran eslabón con la prevención y la intervención precoz de los trastornos mentales.
• Abordar lo emergente, que mayoritariamente afecta a la etapa de la adolescencia:
-Acoso y ciberacoso.
-Ciberadicción y otras adicciones (especial referencia a la adicción al juego).
-Orientación e identidad sexual, y sus consecuencias individuales y familiares.
-Incremento de las tasas de suicidio, sobre todo en la etapa de la adolescencia.
-Diferenciar Psicoterapias de las paraterapias.
6º
RRHH, incluyendo la formación de grado, la formación MIR y, sobre todo, la formación continuada, evitando que esta estrategia formativa se encuentre en manos, casi exclusivamente, de la industria farmacéutica.
7º
Ley de Eutanasia: El proyecto que presentó el PSOE es bueno, pertinente y garantista.
8º La
salud buco-dental: es muy efectista de cara a la población.
9º La relación
salud y pobreza. Un maestro mío, Luigi Cancrini, nos decía que el pobre termina siendo enfermo y el enfermo se termina volviendo pobre.
10º Sanidad y
desigualdad, gran labor de cohesión territorial y social desde el Ministerio.
Los advenedizos suelen minimizar aquello que desconocen, esto es lo que aconteció con la sanidad históricamente. Siempre se ha asignado a la sanidad, durante los últimos 25 años,
a gestores mediocres y con escaso conocimiento directo en la complejidad que representaba el mundo sanitario. Es como si al frente de justicia se nombrara, por ejemplo, a un ingeniero en bioelectrónica o al frente de economía se alzara, por ejemplo, un publicista. Los profesionales sanitarios
estamos muy cansados de gestores sin formación y escasa sensibilidad hacia lo sanitario.
Una placa en el
Refectorio de la Abadía Cisterciense de Cluny dice: “Si llegase algún monje peregrino de lugares distantes, con deseos de vivir como huésped de este “monasterio”, y se amoldara a las costumbres que aquí encontrare, sin alterar por prodigalidad la paz del “monasterio”, y dándose por satisfecho con lo que éste le brinde, podrá permanecer aquí todo el tiempo que desee. Si por otra parte hallare en algo algún defecto, y lo hiciera notar razonablemente con humildad y claridad, el “Abad” discutiría su queja prudentemente, no sea que Dios haya enviado al peregrino justamente para tal objeto. Pero si se mostrara murmurador y contumaz durante su permanencia como huésped, se le dirá honradamente que debe partir, si no se fuere, que dos monjes fornidos, en el nombre de Dios, se lo expliquen mejor” (el entrecomillado es mío).
En este momento es más necesario que nunca ser eficaces y eficientes en la gestión sanitaria, es nuestra responsabilidad como socialistas. Recordemos que la gestión sanitaria no hace ganar elecciones,
pero las hace perder.