No deja de llamar la atención la coincidencia de los partidos minoritarios –pero, ¡ojo!, pujantes en su discurso y su alcance- reunidos por Redacción Médica en torno al futuro de la sanidad, que desearían fuera centralizada, justo lo contrario de cómo es y, con mucha probabilidad va a seguir siendo. Para estos partidos, no importa su sesgo ideológico, el motor de la transferencia –acercar los servicios al ciudadano- ha sido un fracaso y la descentralización de competencias solo ha generado desigualdad. Por eso piden resucitar el Insalud, lo cual es utópico, más aún si ese Servicio Nacional de Salud (SNS) alcanzara los sistemas de las autonomías históricas, cuya trayectoria, para bien o para mal, es ya demasiado larga –y está demasiado consolidada- como para revertirla. Con todo, entre el deseo y la utopía, puede haber espacio para el sentido común, que en este caso apuntaría a una necesaria mejora de la cohesión del Sistema Nacional de Salud, un propósito compartido por muchos. Y en ello seguimos.