La comparecencia del jueves del secretario general de Sanidad, Rubén Moreno, era especialmente esperada en la sede de las consejerías socialistas, sobre todo en la valenciana, donde se la tienen guardada de su época al frente del Centro de Investigación Príncipe Felipe. Moreno no es un político polémico, es más bien un técnico con habilidades políticas. Por eso su explicación sobre las posibles sanciones a España por la atención sanitaria a los inmigrantes irregulares no llevaba un tono de amenaza, sino más bien didáctico. Pero con septiembre a la vuelta de la esquina, y sin mucho ruido mediático durante esta semana, su reflexión ha valido para que las consejerías del PSOE hagan ver a Alfonso Alonso que de aquí a las Elecciones Generales no le van a dar tregua. La historia no es nueva: ya le pasó por ejemplo a Bernat Soria con los consejeros del PP, que incluso dieron la espantada en un Consejo Interterritorial. La sanidad entra en campaña (si es que no lo está permanentemente).