El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha quitado este miércoles de un plumazo a Tomás Gómez el liderazgo del Partido Socialista de Madrid (PSM), cerrándole la posibilidad de concurrir a las elecciones autonómicas del próximo 24 de mayo. El motivo ha sido la sombra del millonario despilfarro que desde hace tiempo sobrevuela la construcción del tranvía de Parla, un proyecto que lideró Gómez siendo alcalde de esta localidad madrileña.
El sector sanitario fue un campo al que siempre miró Gómez en busca de rédito electoral. La construcción de nuevos hospitales en la época de Esperanza Aguirre; la externalización que promovió más tarde Ignacio González; o las crisis del ébola y de la hepatitis C han sido episodios que ha tratado de utilizar para sumar apoyos, pero siempre de una forma fallida.
Su faceta de polemista sanitario ha estado caracterizada por ir detrás de alguien y querer apuntarse el tanto: el caso más claro sucedió con la externalización de seis hospitales que anunció el entonces consejero Javier Fernández-Lasquetty en noviembre de 2012. Gómez fue a remolque de la llamada ‘marea blanca’, y trató de vender como mérito suyo la paralización de este proceso que lograron en los tribunales el sindicato médico Amyts y la organización AFEM.
También le sucedió más recientemente con la polémica en torno a la hepatitis C, metiéndose en un asunto que ya estaba liderando el PSOE desde sus portavocías parlamentarias a nivel estatal. Al final, quedó como un segundón detrás de las acciones de Podemos, ya que apostó por respaldar a una Plataforma de Afectados por Hepatitis C que prefirió priorizar la visibilidad que le daba la formación encabezada por Pablo Iglesias.
De su oposición a la política sanitaria del Gobierno de la Comunidad de Madrid solo queda en claro un libro blanco que lideró José Manuel Freire, portavoz de esta materia en la Asamblea de Madrid. Ahora habrá que ver si Freire y su ideario siguen o no el mismo camino que Tomás Gómez.