EDITORIAL
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19 feb. 2016 18:50H
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A la segunda fue la vencida para Miguel Ángel Sánchez Chillón. En 2012 cayó derrotado por 70 votos ante una contricante de perfil bajo, como lo era la psiquiatra Sonia López Arribas, y cuatro años después ha vencido de una tacada y holgadamente a un expresidente de la Organización Médica Colegial y al referente de la sanidad privada madrileña. ¿Qué ha cambiado para lograr esa transformación? ¿Por qué ha doblado sus apoyos de una cita a otra?

Muy sencillo. Chillón se ha convertido en este tiempo en el príncipe de las mareas. Buena parte de su triunfo de este jueves se originó pocos meses después de la derrota ante López Arribas. Fue entonces cuando el consejero Javier Fernández-Lasquetty anunciaba la externalización de seis hospitales y abría la puerta de la autogestión a decenas de centros de salud. La respuesta de una parte de la sanidad fue lo que se bautizó como la marea blanca.

La marea blanca pasó por encima del Colegio de Médicos, por encima de los sindicatos profesionales y de clase. Sobrepasó las estructuras tradicionales de representación y creó sus propios cauces: de ahí nació AFEM y en cierto modo también se gestó la rama sanitaria de Podemos, el brazo político que aunó aquellos descontentos y hoy lleva su voz ante el Congreso de los Diputados.

Sánchez Chillón ha aprovechado esa corriente, aupado principalmente por Somamfyc, la sociedad de Atención Primaria que con Paulino Cubero a la cabeza se mostró como baluarte de resistencia al cambio de gestión en los centros de salud. Aquella inercia de manifestaciones, asambleas, comunicados, guerra de guerrillas en las redes sociales, ha sido el caldo de cultivo ideal para ir forjando un candidato que revista de oficialidad el choque contra la Consejería de Sanidad, incluso contra el Ministerio.

Marea y Primaria han sido sus puntos fuertes, a los que se debe como presidente, por lo que podríamos estar ante una etapa más crítica en estos sentidos, con un tinte político desconocido hasta ahora en la corporación. En campaña Sánchez Chillón ha renegado de etiquetas de izquierdas. Veremos en los próximos cuatro años cómo de cómodo se siente con su nuevo título de príncipe de las mareas.

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