Su visión panorámica del hospital, del área y del sistema sanitario en su conjunto permite al directivo de la salud estar (y opinar) en casi todos los debates importantes que se dan en el sector. Evidentemente, también en el de la gestión clínica que, paradójicamente, parece plantear, a primera vista, una controvertida reducción de sus competencias en favor del empuje de los médicos, que aspiran a decidir con mayor propiedad y en sintonía con la tradicional naturaleza liberal de su profesión.
Vistas y oídas las primeras reacciones, que hemos venido registrando en estos meses, y que hemos tenido oportunidad de escuchar con más detalle en el VI Encuentro de Directivos de la Salud organizado por Sanitaria 2000, editora de Redacción Médica, no parece que los gerentes tengan problema alguno en ceder y delegar competencias porque seguramente son los primeros convencidos de que su liderazgo, que sí lo quieren mantener y promover a toda costa, pasa precisamente por una mayor autonomía en las decisiones de los clínicos.
Los gerentes están por lo tanto dispuestos a mandar menos, hablando en plata, pero reclaman y casi exigen que este procedimiento de vaciado de competencias vaya acompañado de un compromiso de mejora que alcance a todos los estamentos de la organización sanitaria. Sin esta condición parece difícil que el gerente se anime a transferir cometidos a sectores que no están convencidos o directamente no comparten las medidas necesarias para que el hospital funcione mejor. De hecho, algunos se quejan de que son los propios médicos los que, en ocasiones, no consensuan el funcionamiento de las áreas de gestión clínica y no siempre respetan el liderazgo de sus propios compañeros.
El liderazgo es, sin duda, uno de los ejes de este cambio cultural. Los gerentes no tienen inconveniente en mandar menos, pero siempre y cuando los médicos asuman esa responsabilidad que, desde luego, no es todo lo bonita y agradable que parece. La gestión clínica no es por lo tanto un objetivo en sí mismo para los directivos sino un ejemplo más de esa transformación progresiva que están demandando para el funcionamiento de sus organizaciones.
El Encuentro, auspiciado por sexta vez por Sedisa, la sociedad que se ha hecho por méritos propios con la representación más visible del colectivo, ha puesto el foco en otros asuntos del máximo interés para los directivos, como el alcance y los límites de su responsabilidad jurídica, que debe centrarse en preservar la seguridad de los trabajadores y en la privacidad de los pacientes; la formación de los residentes, que quieren saber más de gestión e interaccionar habitualmente con los directivos, y la llegada de esa nueva disciplina, todavía incipiente, pero cada vez más conocida que es la responsabilidad social sociosanitaria. En este último ámbito, los hospitales entienden que pueden jugar un papel cada vez más relevante, gracias también a que ya cuentan e identifican como seguro colaborador al Instituto de Innovación y Desarrollo de la Responsabilidad Social Sociosanitaria (Inidress).