Una década después de la aprobación de la Ley 16/2003, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud, llega el Real Decreto 81/2014, sobre asistencia sanitaria transfronteriza. Ambas normas comparten un mismo espíritu: el de la colaboración y la cooperación entre administraciones sanitarias para promover la protección de la salud y asegurar una asistencia de calidad a los ciudadanos, con unas garantías básicas y comunes. Si a principios de siglo lo que pretendió el legislador fue sentar las bases de una óptima relación entre el Estado y las comunidades autónomas en materia sanitaria (objetivo del que todavía andamos, sobre todo en algunas ocasiones, demasiado lejos), ahora un parecido reto se plantea en el ámbito de la Unión Europea, con los Estados miembros como las administraciones llamadas a la colaboración. En suma, prosigue el largo propósito integrador para que barreras y fronteras, ya sean autonómicas o nacionales, no dificulten la cobertura de uno de los servicios públicos más esenciales.