Este sábado cumple veinte años el
Estatuto Marco del personal del Sistema Nacional de Salud (SNS) y no puedo decir felicidades. El aniversario de la Ley 55/ 2003 de 16 de diciembre del Estatuto Marco del personal estatutario de los servicios de salud, deja en evidencia el
desfase de una noma sobrepasada por los cambios sociales y demográficos del país (envejecimiento).
Una ola gigante de desmotivación está arrasando el motor del SNS, sus
casi 800.000 profesionales, sanitarios y no sanitarios. Muchos de ellos quedaron muy dañados durante la pandemia, al igual que el propio Sistema Nacional de Salud, muchos
siguen sin recuperarse; sin olvidar a los que perdieron sus vidas intentando salvar otras. Profesionales que siguen trabajando cada día contra viento y marea, en un buque que alza su vela con la insignia de la profesionalidad y el compromiso, pero no les es fácil seguir navegando a toda vela, se quedan sin aliento entre tanto oleaje y no terminan de ver un horizonte nítido y calmado, sin embargo, no pierden la esperanza de trabajar en una sanidad que siga siendo
referente en Europa y en el mundo entero.
Déficit de profesionales, agónicas listas de espera, colapso en las urgencias hospitalarias, y a todo ello tenemos que sumarle los
problemas de salud mental que sufren casi el 40 por ciento de la población, unido a unos escasos recursos públicos que les den la respuesta que necesitan. Una mínima parte de la población, los que corren mayor suerte, son atendidos por un
número insuficiente de psicólogos y psiquiatras del sistema público, otros, los que se lo pueden permitir, recurren a la sanidad privada, y por último se encuentran quienes apenas ganan un sueldo para llegar a fin de mes y se quedan solos en el camino de la desesperación, de la angustia, de la ansiedad y la depresión, viviendo un infierno que
en algunos casos acaba en suicidio (11,2 suicidios diarios en nuestro país), ojalá el Comisionado de Salud Mental, con rango de Subsecretaría, recientemente incorporado a la estructura del
Ministerio de Sanidad sea una esperanza para todos ellos.
Los trabajadores y trabajadores del SNS, su mayor baluarte, también
sufren de estrés, depresión o ansiedad debida a la sobrecarga laboral, la presión asistencial, plantillas infra dimensionadas, etc. Si no se adoptan medidas preventivas, correctoras y urgentes
no habrá vuelta atrás, tendremos plantillas, además de envejecidas, emocionalmente enfermas y tendremos que reconocer que nuestro SNS ha fracasado y sobre todo uno de sus pilares básicos: la Atención Primaria y Comunitaria.
En palabras del Observatorio del suicidio de la Fundación española para la prevención del suicidio, “
el suicidio solo puede ser prevenido o llorado”, en manos del SNS, y por ende, de las Administraciones públicas, está prevenirlo.
"Las administraciones sanitarias tienen que comprometerse de manera real y efectiva con sus profesionales"
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El nuevo gobierno se ha comprometido a impulsar un “gran pacto de estado por la salud mental”, un pacto que ponga el foco en la
prevención de suicidios, sobre todo de los más vulnerables, los jóvenes (en nuestro país el suicidio es la principal causa de muerte absoluta entre los 15 y 29 años) y los mayores (el riesgo de suicidio aumenta con la edad, las mayores tasas se dan en varones con más de 79 años), sin olvidar que el 50 por ciento de más 75 años tiene algún problema de salud mental. Desde UGT Servicios Públicos no dejaremos de recordarle al gobierno
la necesidad de que este pacto sea una realidad, junto con la inclusión de las
patologías derivadas de los riesgos psicosociales en el listado español de enfermedades profesionales, así como la inclusión en el mismo de la Covid-19.
Para mejorar la vida de la gente, para gozar de una vida más saludable, las administraciones sanitarias tienen que
comprometerse de manera real y efectiva con sus profesionales, y tienen una oportunidad única, el momento es hoy, ahora, a través de la participación mediante sus propuestas de avances en salarios, en derechos, en empleo en la negociación de
la reforma del obsoleto Estatuto Marco, la cual iniciamos a finales de 2022 y que quedó suspendida con motivo del adelanto electoral.
Nuestra normativa específica cumple este sábado dos décadas y, desde UGT Servicios Públicos, hemos querido
rendirle nuestro particular homenaje, recordando sus inicios, no fue avalada por nuestra organización por nacer viciada e incompleta y, entre otras cuestiones, por mantener vigentes las funciones del personal;
su desarrollo por las comunidades autónomas ha sido prácticamente nulo, sin obviar que ha sido cuestionada a partir del año 2007, tras la aprobación del EBEP; además, ha quedado anacrónica e inoperativa y no responde al mandato que deriva del art. 84 de la Ley General de Sanidad. En fin, sobran razones para que
desde UGT Servicios Públicos llevemos años reivindicando su necesaria reforma, que esperamos culminar con el nuevo gobierno en el próximo año, y ¿Qué mejor regalo de cumpleaños para los profesionales de la sanidad que una norma moderna y adaptada a los nuevos tiempos?
Este Gobierno y el Ministerio de Sanidad
están en deuda con el personal de la sanidad pública española, máxime tras la pandemia, así que, toca reconocer ¡ya! el buen hacer de quienes atienden, cuidan y tratan noche y día a la ciudadanía, a través de la inclusión en nuestro marco legal específico de mejoras sustanciales en la clasificación profesional, en
la recuperación de la anterior jornada semanal laboral máxima, jubilación anticipada, desarrollo y carrera profesional, pagas extraordinarias completas etc. y la ineludible actualización de funciones, pues si bien el EM cumple este sábado 20 años, las funciones de su personal cumplen entre los 50 y los 60 años, un auténtico despropósito preconstitucional.
Desde la Secretaría Federal del sector Salud de UGT Servicios Públicos estamos convencidos de que
un nuevo EM vivirá su gran oportunidad en 2024, fruto del consenso de todas las partes implicadas (Ministerio de Sanidad, CCAA y Sindicatos) con el fin de situar a los profesionales junto a los usuarios, en el centro del SNS, para que recuperen el aliento y sobre todo la ilusión por curar, cuidar y atender a quienes más los necesitan.
Ministra de Sanidad, como dijo Antonio Machado “en política solo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela”.