Descentralización y 'democracia interna' en los centros, entre sus prioridades



7 ene. 2016 17:51H
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Juanma Fernández.
A la espera de unas previsibles elecciones en el próximo mes de marzo, después de que Artur Mas no haya podido formar gobierno, el consejero de Salud de la comunidad, Boi Ruiz, ha explicado en exclusiva a Redacción Médica cómo está viviendo estos meses de gobierno en funciones y los retos a los que se enfrenta la sanidad catalana. Entre ellos, una suerte de descentralización similar a la organización de un Estado independiente, el establecimiento de una 'democracia interna' en la gestión de los centros, los cambios en las listas de espera o la rebelión contra el real decreto de prescripción de enfermería.

Boi Ruiz, consejero de Salud.

“Queremos crear regiones sanitarias por financiación capitativa, darles un presupuesto y pedir resultados que no se midan por actividad en un tiempo determinado”, ha comentado el político sobre el primero de los objetivos. Ruiz, que considera que la gestión de la sanidad en Cataluña “está muy despolitizada”, todavía se plantea ir haciendo más partícipes de la elección de directivos a los profesionales. “Tenemos un precedente claro en la dirección de enfermería del Hospital de Bellvitge, donde fueron los enfermeros quienes la votaron”, ha explicado antes de añadir que la idea es ir generalizando este mecanismo “a lo largo de 2016”.

De igual forma, la Consejería sigue avanzando en su cambio de las listas de espera, que se quieren administrar “no por cantidad de pacientes sino por criterios médicos e impacto social”: “Se han de priorizar las patologías urgentes y, del mismo modo, si alguien necesita ser intervenido porque tiene a otra persona a su cargo o puede perder su trabajo, se le dará prioridad respecto a otra que no requiera tanta prisa en ser intervenida”, ha matizado.

En marzo, Ruiz habrá llegado a un total de seis meses dirigiendo en funciones la sanidad catalana. Una inestabilidad política que el consejero vive también en el ámbito nacional tras las elecciones del pasado 20 de diciembre. Respecto al impasse de la comunidad, el político afirma que “no tiene afectación funcional ni operativa”: “La sanidad no requiere de continuas leyes para funcionar y tenemos suficiente base como para estar así más de un año; de hecho, trabajamos con leyes de 2007 o 2010”, ha comentado.

Aun así, la falta de actividad parlamentaria sí incide en otras cuestiones, como la imposibilidad de crear una ley para contrarrestar el real decreto de prescripción de enfermería. “Nos parece una medida incomprensible, por lo que estamos estudiando crear normas de carácter interno para cada centro que eviten su aplicación”, ha señalado el consejero en este sentido.

Ceder sin renunciar al programa

Respecto a la ley de presupuestos, que también resulta imposible de aprobar hasta que se resuelva la cuestión gubernativa, Ruiz no la ve tan imprescindible porque “no hay un aumento presupuestario”. “Estamos sacando las ganancias de la eficiencia, logrando reducir equipos o poner en funcionamiento servicios que se complementen”, ha añadido. Una cuestión, la de la eficiencia, que lleva también al terreno de los programas de salud pública, que se estudiará en la Central de Resultados del sistema sanitario catalán. “¿Qué incidencia tienen las medidas de vacunación, de prevención de la legionela… que ponemos en marcha? Nadie mira estas cuentas”, ha insistido.

Según el consejero, el proyecto sanitario para Cataluña “se diseñó para ocho años, y llevamos cinco”; es por ello que se les plantean “pocas cosas que no tengamos previstas”. En ese camino, Junts pel Sí, la coalición independentista que llevaba a Artur Mas como cabeza de lista, tuvo que hacer una serie de concesiones a la CUP en materia de sanidad para el ya malogrado pacto. Sobre ellas, el Colegio de Médicos de Barcelona explicó a este medio que desviaban la atención sobre sus demandas. Crítica sobre la que Ruiz es tajante: “Una cosa es el programa de Junts pel Sí y otra los acuerdos con la CUP; tiene que quedar claro que uno no elimina al otro”.

Del mismo modo, atiende la queja del sindicato Metges de Cataluña, que plantearon su preocupación por el Plan de reordenación de Recursos Humanos, un proyecto que niega que esté en marcha. “Hay demasiados rumores sobre una cuestión que en realidad no existe”, ha argüido.

Reinventar el Consejo Interterritorial

Del otro núcleo de inestabilidad, la del gobierno español, el consejero catalán demanda un nuevo Ejecutivo “que tenga sensibilidad para hacer de las políticas sociales su prioridad”: “Una población sana es un capital humano importante; de hecho, el paro es un problema grave de salud pública”, ha sentenciado. “Necesitamos una mayor partida presupuestaria y acabar con un problema de fondo que dura muchos años: no se trata de tapar el déficit con inyecciones de dinero sino de hacer medidas que no lo vuelvan a generar”.

Ante el nuevo panorama que surja tanto a nivel estatal como autonómico, lo que sí pide el político es una reformulación del Consejo Interterritorial. “El Ministerio de Sanidad está alejado de la calle y cuando hace planes a nivel nacional, siempre llega tarde; habría que convertir este Consejo en un lugar de puesta en común y debate de experiencias entre las comunidades, y que de ahí salieran políticas marco”.

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