Jesús Vicioso / Enrique Pita / Javier Barbado / Imagen: Cristina Cebrián y Miguel Fernández de Vega
Para investigar en Atención Primaria (AP) hay toda una serie de obstáculos que salvar desde diversos frentes, pese a la importancia que tiene para la sanidad. Esta es una de las principales conclusiones a las que llegan los representantes de las tres sociedades científicas, de la federación de éstas y de la propia industria en El Debate de Redacción Médica, que analiza cómo se encuentra la generación de conocimiento desde la ‘puerta de entrada’ al sistema.
La falta de tiempo y del suficiente reconocimiento, de estructuras de investigación basadas en redes o la merma de las partidas presupuestarias son solo algunas de las carencias que, al final, pasan factura indirecta, como que no se consiga la creación de departamentos, con profesores titulares, de Medicina de Familia en las Universidades Españolas. Pese a todo, lo que han dejado muy claro los participantes en este Debate de Sanitaria 2000 es que hay interés y compromiso por la investigación en Primaria.
Juana Sánchez, vicesecretaria general de la SEMG; Ana Pastor, secretaria general de Facme; Jesús Vicioso, periodista de Sanitaria 2000 y moderador del debate; José Luis Llisterri, presidente de Semergen; Amelia Martín, de la Plataforma Española de Medicamentos Innovadores de Farmaindustria, y Miguel Ángel Salinero, director de la Fundación Investigación de la Comunidad de Madrid y miembro de la Semfyc.
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Jesús Vicioso, moderador: ¿Cuáles son los grandes problemas que se encuentra, a día de hoy, la AP para poder investigar?
Juana Sánchez, vicesecretaria general de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG): Yo creo que uno fundamental es la presión asistencial, otro es el que origina mayor escasez de tiempo, no se cree en la investigación en AP y no se potencia, tampoco hay un reconocimiento ni en la carrera profesional ni siquiera en los tutores, y, después, como tenemos ahora una situación económica catastrófica, en lo que se refiere a la financiación tanto de la investigación como de otro tipo de actividades que provocan contratos que en algunas comunidades hacen que los compañeros médicos de AP estén pasando de cupo en cupo con lo que hace imposible el hacer un seguimiento investigador, ni siquiera elaborar su trabajo como sería adecuado. Estos puntos fundamentales los llevamos arrastrando, y no quiero dejar de destacar que creo que los gestores, tanto directores como a nivel del Ministerio, no creen en la investigación en AP y no la conocen. Por lo tanto, no hay acceso, no hay médicos de Primaria que puedan estar en comités éticos o que puedan estar en nuestras relaciones con la atención de segundo nivel, la hospitalaria, o con la Universidad.
Pastor expone algunos de los principales problemas.
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Ana Pastor, secretaria general de la Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (Facme): Uno de los problemas que hay para desarrollar la investigación en AP es la gestión de la investigación, que es muy compleja y aunque en concurrencias competitivas hayas conseguido tener un proyecto y puedas gestionarlo, esto puede llevar muchas veces hasta un año y pico sin haber empezado a reclutar pacientes o a desarrollar el proyecto. Eso, sobre todo si estás en el ámbito asistencial de AP, complica mucho. A parte, tampoco se contempla el poder compaginar la investigación con la asistencia. Por ejemplo, en otros países como Reino Unido, donde puedes estar dos o tres días a la semana investigando y otros dos o tres días a la semana haciendo actividades asistenciales. Y ese modelo aquí solo existe con las becas de intensificación del Carlos III, que son cuatro, y que este año se han llevado médicos del ámbito hospitalario, que tienen también aspectos curriculares muy distintos a los de AP. Entonces, que ninguna persona de AP de todo el ámbito estatal pueda desarrollar una actividad de este tipo complica muchísimo.
Miguel Ángel Salinero, miembro de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc) y director de la Fundación Investigación de la Comunidad de Madrid: Hay políticas ministeriales no favorecedoras. El programa de incorporación de los investigadores al Sistema Nacional de Salud (SNS), entendiéndose como el programa Miguel Servet o las becas de intensificación, son muy difíciles de conseguir en concurrencia competitiva y en igualdad de condiciones con la Atención Especializada (AE), en la que hay una gran predominancia de la investigación básica. Por tanto, es muy difícil conseguir si no hay ayuda, por parte de las administraciones locales, de las autonomías, que integren o dejen dinero para investigación en AP, cosa que es poca frecuente, y cuando lo es, no llega a más del uno por ciento. Por ello, es difícil tener equipos consolidados en los que haya gente que esté investigando. En AE hay gente que solamente investiga, en Primaria es difícil. Sin embargo, sería muy interesante que hubiera investigación en AP porque nos movemos en un terreno de incertidumbre y es muy difícil pasar consulta en AP. No sé si la gente lo sabe, pero el médico de AP hace muchas cosas bien y cada vez con menos dinero. Es decir, los presupuestos sanitarios de AP en relación con AE es menguante: cada vez la proporción que se lleva Primaria es menor, y ya no digamos el solar en el que se encuentran los fondos dedicados a la investigación.
Salinero, durante el debate.
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Por otro lado, no hay cultura de que los médicos de Familia estén presentes donde se toman las grandes decisiones, de tal manera que las agencias financiadoras no cuentan con evaluadores ni con personas que vengan de AP. Es muy raro y excepcional que ocurra. Además, hay una gran ausencia de la Medicina de Familia en la Universidad. No existen departamentos de Medicina de Familia en la Universidad y eso ocurre en pocos sitios de Europa: solamente Italia y España carecen de esos departamentos. Sé que hay cátedras, generalmente promovidas por la industria, anecdóticas y que además los médicos de Familia incorporados a dichas cátedras no tienen peso en la toma de decisiones dentro de la Universidad. Con lo que investigar en Primaria es una auténtica carrera de obstáculos.
Amelia Martín, responsable de la Plataforma Española de Medicamentos Innovadores de Farmaindustria: Comparto con lo que comentaba Juana Sánchez sobre la gran carga asistencial que la industria detecta en los médicos de AP. A la industria le interesa, y yo creo que es bueno para todo el sistema, que se hagan ensayos clínicos en investigación en Primaria, pero hay una serie de obstáculos. Lo de los tiempos que se comentaba es algo que nosotros compartimos. Cuando se hace un ensayo y planteamos que los tiempos son iguales para todos los que participan, he de decir que incluso los tiempos en Primaria son mejores que los tiempos en otras áreas terapéuticas que se llevan a cabo en centros especializados. O sea, no estamos en el peor escenario respecto a tiempos.
Hay una falta de apoyo por parte de los gerentes para hacer investigación clínica en AP, y faltan redes en España para hacer ensayos clínicos; existe en alguna comunidad autónoma, pero se ve que para existir redes debe haber mayor participación en investigación clínica en Primaria. Además, también hay médicos de AP que quieren hacer investigación pero que tienen obstáculos internos. Algunos incluso tienen problemas de formación en investigación, problemas internos a la hora de la medicación, porque no hay esa nevera que hace falta para que esté adecuadamente, faltan estructuras de apoyo, y luego también, a veces, que no existan comités de ética que tutelen a esa investigación clínica en los centros. Hay una serie de obstáculos profesionales, otros a nivel locales de los centros de salud y luego administrativos, por parte de gerencias, de que existan redes… Nos queda camino por hacer en investigación clínica en Primaria. El compromiso de la industria con la investigación en AP es importante porque se necesitan hacer ensayos clínicos en fases más tardías en determinadas patologías donde la relación médico-paciente es excelente y se puede utilizar de mejor modo. Hay que solventar y ver cómo esos cuellos de botella se pueden saltar.
Llisterri expone la disparidad de presión asistencial.
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José Luis Llisterri, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen): Este es un tema de rabiosa actualidad desde hace veinticinco años: llevamos luchando desde los años 1985-1986. Evidentemente, el desarrollo de la Medicina de Familia en numerosos aspectos como los asistenciales no han ido paralelos a los de la investigación. La desventaja para el último es que lo que han comentado los anteriores participantes: hay dos tipos de barreras. Una profesional-personal y otra de tipo administrativo. Para mí, la más importante en este momento es la administrativa, porque la personal es fácilmente suplida por aquel que quiere investigar, y lo digo con conocimiento de causa porque llevo veinticinco años haciendo ensayos clínicos y haciendo registros y estudios, y por tanto conozco muy bien lo que es el trabajo de campo de un proyecto de investigación.
Hace falta formación, evidentemente; un conocimiento de las normas de buena práctica clínica como condición elemental para poder investigar, y, sobre todo, creer o conocer lo que son criterios de pertinencia, viabilidad y factibilidad de un proyecto, que no todo el mundo los conoce; eso en el ámbito personal. En el ámbito administrativo, no todos los médicos de Familia están obligados a investigar, pero sí la inmensa mayoría. Por lo tanto, si uno conoce o rompe las barreras de tipo personal, no hay derecho que la administración no consienta que un médico de Familia formado pueda investigar.
Es cierto que la demanda asistencial puede coartar en algunos momentos la facilidad de hacer ensayos, pero hoy en día los centros de excelencia de AP tienen capacidad suficiente para poder hacer investigación clínica, y no solo con medicamentos, sino registros o estudios observacionales de práctica clínica habitual, que no es nada complicado. Es cierto que hay muchos centros que están agobiados de asistencia, pero hay muchos otros centros que tienen 1.400-1.300 usuarios y que pueden, perfectamente, hacer investigación. ¿Qué ocurre? Que hay barreras administrativas y una falta de reconocimiento por parte de la administración.
Yo voy a vincular la investigación a un aspecto que a mí me interesa muchísimo: si no hay investigación, no hay publicación; si no hay publicación, no hay promoción; si no hay promoción, no hay acceso a la Universidad, a la Medicina de Familia y a ser profesor titular. ¿Qué condiciones pone la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca) para ser profesor titular? Estamos reivindicando en estos momentos el acceso de los médicos de Familia a la Universidad, pero, ¿el médico de Familia puede acceder a la Aneca? ¿Sabéis cuáles son los baremos de Aneca para ser profesor titular? Cincuenta por ciento en la dimensión de investigación y cuarenta por ciento en la docente. El resto es la asistencial. Por tanto, si no investigamos estamos condenados a que no podamos llevar la Medicina de Familia a la Universidad. La investigación es clave como fuente de entrada a la Universidad.
Juana Sánchez, en un momento del debate.
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Juana Sánchez: Ahora mismo, debido a la crisis económica, todo se ha orientado, lo digo en AP, hacia unos criterios economicistas, hacia el ahorro. Es lo que prima y es lo que interesa. Eso hace que estén en detrimento de otras actividades y yo abogo porque el mejor conocimiento es el mejor ahorro. Es decir: un médico que investiga se está formando en saber si su práctica clínica habitual es la correcta y no está copiando de otros. Si creamos nuestro propio conocimiento va a ser más fácil y ahorraremos mejor. En este aspecto, los gestores ahora mismo están con unas miras muy cortas, totalmente cortoplacistas de ahorrar y primar exclusivamente el ahorro económico, y eso es un error para todos y que nos lleva además a no elaborar buenos criterios para sostenibilidad de nuestro propio SNS.
José Luis Llisterri: La investigación es rentable para todo el mundo, desde el investigador de a pie hasta la propia gerencia, pasando por el paciente. Un ensayo clínico que incluye a un paciente durante cinco años supone el ahorro en fármacos durante cinco años para el sistema, pruebas complementarias gratuitas para el sistema, seguimiento activo y relación personalizada con el paciente, contacto telefónico directo con el paciente… Eso la Administración no lo entiende: Lo que cree que es promoción del medicamento y lo digo así porque lo conozco porque lo he vivido, no identifican el ensayo clínico con medicamentos como un ensayo rentable para el sistema sanitario.
¿Se reconoce, en España, la figura y funciones del tutor de investigación en la Atención Primaria?
Ana Pastor: El reconocimiento depende de las comunidades autónomas. Muchas veces, en los baremos para incorporarse a plazas libres, o en los concursos de traslado en concreto, no se cuenta o cuenta poco. Normalmente cuenta, pero de forma muy parcial, en los incentivos de las comunidades autónomas.
La secretaria general de Facme, Ana Pastor.
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No creo, por otra parte, que haya que investigar por lo que te cuenta, sino como una cuestión personal, vocacional, o incluso para evitar el síndrome del burn-out [o de ‘estar quemado’]. Hacer actividades distintas, además, hacen crecer al profesional, y, en el caso de la investigación, va ligada además a la Universidad, que es la que le aporta al médico la motivación para investigar, no el reconocimiento de la empresa; en todo caso, necesitas que la empresa te apoye, te facilite la gestión, el dinero, etc. Pero no un reconocimiento explícito por parte de la empresa: creo que nadie investiga, en este caso, motivado por eso.
Juana Sánchez: En ese punto creo que deberíamos cambiar la mentalidad y premiar a aquellos que la hacen, porque forma parte de la innovación y es una parte importantísima, y nuestro desarrollo profesional continuo es gracias a ella. En un artículo escrito por Ceballos García, en la entonces área 7 de Madrid, se revela que más del 50 por ciento de los médicos está dispuesto a investigar. Eso es igual en todas partes y creo que se hace, además, por una cuestión de desarrollo personal que beneficia a los demás y que, desde luego, debe contar en la carrera profesional, y, en general, en todos los ámbitos. Si no, copiamos, perdemos el espíritu crítico.
Por lo tanto, debe cambiarse la mentalidad de que el médico de familia es un simple currante o pasante que acude al centro de salud. No: debe tenerse un respeto y cierta consideración por el médico de familia. Y habría que igualar, entre todas las comunidades, los sistemas informáticos para poder explotar los datos multicéntricos; de lo contrario, nos vamos a encontrar con otra barrera totalmente absurda. La investigación es, pues, la innovación y representa la sostenibilidad y el ahorro del Sistema Nacional de Salud.
Miguel Salinero: En la Comunidad de Madrid, 2.400 profesionales de Primaria tenían en activo un proyecto de investigación en el año 2013. Había 177 proyectos activos, en concreto, de los cuales 72 eran proyectos con medicamentos. En el último año y medio, se han firmado cien ensayos clínicos nuevos. Así que algo se está moviendo; lo que sucede es que, hasta ahora, no hemos sido capaces de que esos trabajos se sitúen en el primer nivel de factor impacto. Pero también es cierto que esto es más difícil por nuestra área de trabajo.
Martín, de Farmaindustria.
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Amelia Martín: Nosotros, desde la industria, tenemos un Programa BEST de Excelencia en Investigación Clínica donde se añaden datos de puesta en marcha de ensayos clínicos. Yo diría que, en Atención Primaria, España tiene recorrido para crecer. Tenemos más de 3.000 centros de salud de Primaria, pero, con participación en BEST, tenemos a menos de 300. Esa falta de reconocimiento que se ha comentado sí creo, pues, que existe.
En cuanto a los ensayos clínicos en los que están participando estos centros de Atención Primaria son, en un 95 por ciento, internacionales y multicéntricos, lo cual demuestra el óptimo nivel de nuestros profesionales. También detectamos una falta de infraestructuras y la necesidad de que las gerencias se involucren en potenciar la investigación.
Juana Sánchez: He visto un cambio en este sentido. Son ya muchos años de ejercicio profesional, y he comprobado que, entre los años 80, 90 y 2000, había un estímulo a la investigación e incluso mayor dotación de medios por parte del fondo de investigación sanitaria, pero claro, de un tiempo a esta parte, probablemente desde 2005 en adelante, hay una disminución. Y eso repercute en los médicos, que padecen cierta atonía: “Es que no podemos, no nos dejan”, pero no porque no quieran, sino porque se topan con trabas y barreras que se lo impiden. Creo que tenemos que volver a rebelarnos.
José Luis Llisterri: Respecto al reconocimiento yo creo que hay dos aspectos fundamentales. Para mí es clave el déficit que hay en los médicos de familia: lo tengo muy claro, los residentes hoy salen sin un bagaje científico e investigador claro. Esto es así, al menos en la zona en la que yo me muevo.
Si al tutor de Familia no se le exige que tenga un currículum importante en investigación, mal nos va a ir. Así que yo pondría como una condición clave el hecho de que el médico de familia haya investigado y conozca el método científico. Si hoy le preguntamos a estos especialistas si son doctores en Medicina, nos llevaríamos una sorpresa; ¿cuántos profesores, que sean médicos de familia, tenemos en España en este momento? Tan solo 350. De éstos, ¿cuántos titulares? Nueve con plaza, y diez sin ella. Y catedráticos, dos: uno sin plaza, Vicente Gil, y otro con ella, Salvador Pita. Aquí está la clave. Los problemas de tiempo y de formación son superables.
Por otro lado, no somos tan malos en general. Somos, probablemente, el segundo país en producción científica en artículos de revistas de más o menos impacto. Estamos en el 80-90, pero la patología descrita siempre suele ser la misma, y, por otro lado, en un colectivo de unos 45.000 médicos que trabajan en el Sistema Nacional de Salud, a mí me parece muy pobre. Por tanto, veo la botella medio llena en el sentido de que no somos tan malos: los médicos de familia publican menos que los de otros países como Estados Unidos y Canadá, pero más que Francia, Alemania e Italia. Pero, con ese volumen de facultativos, algo falla, y para mí lo que lo hace fallar es la barrera burocrática. En efecto, es difícil presentar al gerente un proyecto multicéntrico de investigación muy bonito sin toparse con trabas contractuales y burocráticas.
Ana Pastor: A propósito de los residentes de Medicina Familiar y Comunitaria, actualmente es obligatorio, en su programa formativo, que hagan un proyecto de investigación tutorizado. Reciben una enseñanza básica sobre metodología específica de investigación por parte de la Unidad Docente o de los tutores, y eso es un elemento motivador para los residentes.
Es verdad que cada vez hay más doctorados en AP, tantos médicos como enfermeros. Pero aún son pocos. Con todo, lo estoy viendo cada vez más en el primer nivel asistencial.
Juana Sánchez: Hay una particularidad que debe matizarse. La formación es buena, pero también es verdad que los médicos residentes están saturados de práctica asistencial, máxime si se repara en que su actividad curricular debe incluir la investigación. Creo, no obstante, que las unidades docentes, junto con las sociedades científicas de Atención Primaria, Ministerio y otros estamentos, deben facilitar el acceso a la investigación por parte de los residentes. Facilitar una serie de criterios homogéneos por parte de todos: una intensa colaboración que complete la voluntad colectiva de hacer cosas y potencia lo que ya tenemos hacia un mismo objetivo: un conocimiento propio de la investigación en Atención Primaria en España.
¿Qué papel juega la Administración actualmente en este asunto?
"La industria apoya la investigación", dice Martín.
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Amelia Martín: Entre las comunidades que más participan es claro el caso de Cataluña, donde existe una red bien estructurada, y también Valencia, que está creciendo a la hora de hacer investigación clínica en Atención Primaria. Sin embargo, Madrid está bajando según los datos que nosotros tenemos. También es cierto que hay centros aislados: por ejemplo, hay un centro en Asturias que está haciendo mucha investigación clínica en Atención Primaria. Hemos visto que de estos 292 centros que participan en ensayos clínicos hay una alta concentración, porque son 33 los que acumulan el 50 por ciento, y esto es porque la industria sabe que estos centros funcionan.
Estoy convencida de que si en muchos de los 3.000 centros que existen se les diera apoyo funcionarían igual y crecería la red, lo que beneficiaría al sistema. Por un lado, los médicos, que podrían estar más motivados con esta participación, y por otro, los pacientes, porque tienen acceso a fármacos innovadores que además no le cuestan dinero al Sistema Nacional de Salud porque los paga la industria farmacéutica mientras dura el ensayo. Vamos a abrirnos, y si las tres sociedades científicas están compartiendo esta visión y la industria quiere hacerlo, lo tenemos todo. Solo nos falta dar los siguientes pasos.
Miguel Ángel Salinero: Sería básico para la Administración sanitaria la puesta en marcha de fundaciones de investigación en AP que gestionen, de manera que pueden facilitar prácticamente todo, desde que los contratos vayan más deprisa a la acreditación de investigadores que fuera renovable cada cierto tiempo y que pudieran indicar a la industria qué centros están acreditados y qué experiencia tienen. Me da la impresión de que muchas veces la industria elige los mismos centros guiados por la experiencia, sí, pero muchas veces por las ventas, cuando a lo mejor no son los mejores para investigar.
José Luis Llisterri: Un error que tiene la Administración es precisamente ese. Ventas no pueden seleccionar en un ensayo clínico jamás. Hay un departamento médico que se dirige a un investigador por su curriculum vitae, por su trayectoria profesional.
Llisterri ve imprescindible la existencia de médicos de Familia como profesores titulares en la Universidad.
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El modelo de Cataluña es el que hay que seguir. Hay un instituto que tiene perfectamente estructurada la investigación en Atención Primaria y que tiene muy claro que hay que facilitar y promover el ensayo. Y la Industria se va a Cataluña porque está regulado perfectamente; se neutralizan las dificultades en los contratos, en los convenios; tienen redes de investigadores, etc. ¿Es malo que haya centros de salud experimentados en ensayos clínicos? No. El problema, lo que falla, es la organización en muchas autonomías.
Creo que hay que cambiar y reconducirlo, y las sociedades debemos intervenir de forma contundente. Hay autonomías que hacen más que otras, como Cataluña o la Comunidad Valenciana, pero las demás tengo la sensación que son muy problemáticas. El ensayo clínico a nivel nacional está muy estabilizado, incluso bajando, y hay un éxodo masivo de ensayos yéndose a otros países.
¿Dónde hay que hacer hincapié para mejorar?
Amelia Martín: No debemos confundir la prescripción con la investigación, son cuestiones muy diferentes, y la Industria no va donde los prescriptores, sino donde sabe que va a haber una buena investigación.
Los datos no muestran que España esté bajando en investigación clínica, al contrario que Europa, pero creo que se están formando países de excelencia en investigación clínica, y tenemos la suerte de que España está bien posicionada en algunas áreas terapéuticas, pero en Atención Primaria tenemos que posicionarnos mejor.
Salinero lamenta la falta de medidas de apoyo.
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Ana Pastor: Si nos ceñimos a este tema, los problemas con la Administración vienen de las aplicaciones del RD 223 del 2004 y de la Ley de investigación biomédica, que las autonomías lo han hecho de distinta manera. La mayoría de ellas dicen que los ensayos clínicos o los estudios observacionales se gestionan igual en Atención Primaria y en Atención Hospitalaria, pero la percepción muchas veces es que es más complicado en AP.
De todos modos, Cataluña y la Comunidad Valenciana los gestionan de distinta manera y está funcionando muy bien. Un problema que se detecta es la inexistencia de fundaciones específicas de Atención Primaria o con capacidad para trabajar con ellas en tres autonomías. Creo que el camino de futuro es seguir un modelo similar al de Cataluña o la Comunidad Valenciana o Murcia, con redes de investigadores, y desde luego la aplicación del Reglamento Europeo de Ensayos Clínicos, que va a cambiar los pasos que hay que dar. Ahora no solo se pasa por comités éticos de investigación sino que en más de la mitad de las comunidades autónomas se pasa por una segunda comisión, lo que sobre todo en Atención Primaria hace que sea más complejo investigar.
Miguel Ángel Salinero: Lo que quería decir era que la Industria va a los centros que conoce porque se investiga. No era mi intención decir que los principales prescriptores son los que investigan.
CONCLUSIONES:
Los participantes en el debate hacen su última intervención.
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Juana Sánchez: Necesitamos investigar en AP para adquirir conocimientos propios. Debemos intentar y conseguir colaborar las tres sociedades de AP y no debemos competir ni con otros tipos de investigaciones que se pueden desarrollar en otros niveles ni con otros estamentos. Tendríamos que trabajar en la universidad también.
Ana Pastor: La AP es un ámbito donde podemos conocer la eficacia de determinados fármacos en condiciones de uso habituales frente a las unidades específicas que se han creado en Atención Hospitalaria. Necesitamos una plataforma que nos ayude como podría ser el Consorcio de Apoyo a la Investigación Biomédica en Red (Caiber), que puede contribuir. Además, para hacer investigación independiente necesitas una inversión, aunque a largo plazo sea coste-efectivo.
José Luis Llisterri: Sin investigación no hay publicación en revistas de prestigio e impacto, y si no hay publicación no hay promoción profesional ni acceso al doctorado, tesis, universidad, etcétera. Hay que simplificar los procedimientos administrativos para los estudios de Atención Primaria, no solamente los ensayos clínicos. Creo que los registros son una fuente de conocimiento muy importante que no hay que despreciar. Por último, tengo que recordar que Semergen está invirtiendo en investigación, estamos destinando recursos desde hace dos años a crear redes de investigadores y estamos con tres proyectos multicéntricos a nivel nacional.
Amelia Martín: La industria farmacéutica está comprometida con la investigación clínica en AP, efectivamente es necesario poner en marcha una serie de estructuras necesarias. Todos los que estamos aquí queremos más investigación clínica en ensayos multicéntricos internacionales, tenemos los facultativos para que esto se pueda llevar a cabo y tenemos una industria comprometida, por lo que creo que es el momento de trabajar en conjunto, conforme a la nueva regulación europea y del nuevo real decreto que tendremos en los próximos meses, donde todo va hacia una simplificación.
Miguel Ángel Salinero: La AP tiene que enredarse en la investigación, participando tanto a través de los médicos como de los enfermeros en las redes temáticas de investigación colaborativa. Creo que hay que presionar para abrir las puertas necesarias que permitan que haya más presencia de AP tanto en las agencias evaluadoras como en las financiadoras. Hay que presionar en la medida de lo posible para que se sienta como una necesidad tener mayor presencia en la Universidad. No está todo perdido, hay que trabajar juntos y ojalá las tres sociedades también lo hagan. Además, hay que agradecer a la industria su disponibilidad para trabajar en conjunto.
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