Una aspirante espera concentrada a que comience el examen MIR de 2017.
Aunque no son la mayoría, hay
aspirantes al MIR que compaginan la preparación del examen con un
trabajo que no tiene nada que ver con el ámbito sanitario. Este es el caso de
María, que comenzó a cuidar a unas niñas durante sus años de estudiante en la
Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá y sigue haciéndolo ahora, a escasas semanas de presentarse a la prueba. “Allá vamos. Por mucho que acabes la carrera, que ya es dura de por sí, el MIR es necesario porque sin especialidad no puedes ejercer”, recuerda.
Durante la carrera, se le resistieron dos
asignaturas hueso: Médica I y Médica II. Sus años en la facultad se han prolongado por estas materias pendientes. De hecho, en el último curso solo se ha dedicado a estudiar la que le faltaba aprobar. En junio consiguió, por fin, sacar Médica I y
acabar Medicina.
Esta situación ha añadido dificultad a la ya ardua tarea de preparar el examen de acceso a la formación médica especializada: “He tenido que
refrescar muchas asignaturas que hacía tiempo que había estudiado. Por suerte, las dos que me quedaban engloban los
nueve bloques más importantes. Son los que más peso tienen y los llevo más frescos, pero hay otras materias que no tanto”.
SENSACIONES EN LOS SIMULACROS
María decidió apuntarse a una
academia para presentarse al MIR: “Creo que ayuda considerablemente. Es difícil compaginar el trabajo con el tiempo de estudio y con los horarios de la academia, pero ponen muchas facilidades para poder hacerlo”. Ahora está aprovechando mucho los
simulacros. La sensación que tiene tras haber hecho unos cuantos es que va “muy justita”. Nota que hay temas que tiene que
volver a estudiar y es consciente de que le está faltando tiempo para
ponerse al día.
“PREGUNTA A PREGUNTA” EN CUATRO CUARTOS
María tiene un mantra (con connotaciones futboleras) para los simulacros: “Pregunta a pregunta”. En la academia ha aprendido a controlar las cinco horas que tiene para hacer el examen MIR, algo que le costaba mucho al principio: “Distribuir el tiempo es complicado, pero en la academia te enseñan muy bien a hacerlo para llegar a todo”. La clave está en dividir las cinco horas en cuatro partes de una hora y cuarto cada una. “En el primer cuarto, haces un bloque de preguntas y pasas las respuestas a la plantilla; después, haces el siguiente y rellenas la plantilla de nuevo; así con todos. De esta manera, vas teniendo todas las respuestas pasadas y vas haciendo descansos entre cada cuarto. Las imágenes se dejan para el último cuarto porque son menos preguntas y te puedes relajar un poco más”, detalla.
Sobre todo, teme las preguntas relacionadas con
enfermedades infecciosas: “Son muy complicadas”. Y la
estadística: “Aunque se supone que es muy asequible, porque una vez que aprendes a interpretar los conceptos y las fórmulas puedes puntuar fácilmente, me ha costado bastante asimilarla y no las tengo todas conmigo. Pero la estoy machacando porque son preguntas
muy rentables”. Sus materias preferidas con
Cardiología y Neumología: “Se me dan mejor y las tengo más frescas. Podían caer bastantes de estas”.
Desde que comenzó a preparar el MIR, su vida se organiza de la siguiente manera: estudia por las mañanas, desde las 8 o las 9 hasta las 14 horas, come y se prepara para ir a trabajar. Cuando vuelve a casa, cena y se va a dormir –sin pesadillas, aunque sí nota que duerme menos de lo que necesitaría–. Los sábados estudia todo el día. “Y
los domingos descanso, religiosamente. Si no, no se llega, es imposible”.
AGOTAMIENTO MENTAL
Último repaso al temario de Infecciosas antes de entrar al examen.
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“Acabé
muy cansada mentalmente de la carrera y me está costando bastante”, reconoce. María cuenta que algunos amigos le recomendaron parar y descansar, esperarse al siguiente examen MIR porque
su situación era complicada. Pero decidió ir “a por todas” y quitarse “todo esto de encima cuanto antes”.
Su especialidad soñada es
Cirugía General: “Es lo que más me gusta, pero sé que no llego porque al hacer los simulacros vas viendo cómo lo llevas y sé que la nota no me va a dar para hacer una especialidad quirúrgica”. Así que tiene dudas: “Una vez que haga el examen veré qué plazas hay. No me importa moverme de Madrid si hay una especialidad fuera que me guste, o coger una plaza y luego
renunciar para volver a presentarme, o
dejar de trabajar directamente y ponerme a estudiar ‘a saco’ para el siguiente examen”.
Si no puede hacer una especialidad plenamente quirúrgica, optará por una médico-quirúrgica, como
Ginecología o Urología, por ejemplo. Tampoco descarta elegir
Medicina de Familia: “También me gusta, me parece que es una especialidad muy bonita”. En definitiva, María no tiene “nada cerrado”.
Después de presentarse al examen del próximo 10 de febrero, le gustaría tener
vacaciones: “Necesito parar, son muchos años de esfuerzo”. Pero tiene que seguir trabajando, sobre todo por si al final decide repetir la prueba el año que viene: “Tengo que tener algo de dinero ahorrado para poder dejar el trabajo unos meses antes del
próximo MIR”.
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