La Revista

Beatriz Atienza estudiante de Medicina participa en la campaña #NoSoyUnFicus, para reivindicar mejores prácticas

Exportando al mundo la “Comisión de apuntes” para aprobar Medicina
Beatriz Atienza estudiante de Medicina, hará un Erasmus el próximo año en la Universidad de la Sorbona


7 abr. 2018 20:00H
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Hay personas que no están dispuestas a que se les pase la vida sin haberla sacado el máximo provecho.  Sin haber aprendido y disfrutado en cada paso del camino. Personas como Beatriz Atienza, valenciana y estudiante de Medicina, quien a sus 21 años no ha desperdiciado cada oportunidad que le ha brindado su carrera, gracias a la que ha viajado a Bulgaria o Rusia: “En mi universidad hay muchos aspectos únicos, como es el Servicio de Dinamización de los Estudiantes, que este año cumple 30 años y que gracias a él, muchísimos estudiantes como yo hemos podido realizar prácticas en el extranjero o asistir a congresos becados por este servicio”. El próximo año, Beatriz dejará la Universidad de Valencia para realizar un Erasmus nada menos que en la Universidad de la Sorbona, en París.
 
Allí, tendrá que hacer nuevos amigos que le permitan crear una nueva “Comisión de Apuntes”. La estudiante, que actualmente está en cuarto de carrera, siguió la tradición de la facultad para agilizar la teoría que debía estudiar: “Incluso nuestros profesores cuando estudiaron formaron parte de una comisión de apuntes. Hoy en día, un mismo estudiante apenas puede abarcar todo el material para todas las asignaturas de un cuatrimestre, porque en casi ninguna asignatura nos facilitan material de estudio”, explica la joven, que se ha organizado con varios compañeros para hacerlo más llevadero: “Nos repartimos las asignaturas y cada una es responsable de la suya, asistiendo a cada clase teórica y seminario y compartiendo con el resto del grupo los materiales que ha creado comparando la presentación del docente con la bibliografía recomendada”.
 
UN GRADO COMPLICADO
 
Cuando entró en la Universidad, a Beatriz le parecía todo diferente, desde el trato con los profesores, hasta la forma que tenían de evaluarles. “Lo que más me llamó la atención fue la gran diversidad de asociaciones de estudiantes que había. Desde una ONG, pasando por una revista ilustrada por estudiantes de Medicina, una banda de música, un comité local de IFMSA, una delegación de alumnos... La lista era inabarcable”, recuerda la valenciana, para quien lo mejor de todo fue ir acercándose a gente afín: “Cada día podías ir a una actividad diferente y conocer estudiantes de otros cursos superiores que te iban ayudando a superar los primeros meses en la Universidad”. Beatriz siempre se había sentido atraída por la figura médica pero cambió su visión “idealista” de la Medicina al comenzar el grado.
 

SESAM 2017 en París

La joven, que se desahoga de la tensión de los exámenes a través de su piano -llegando a componer alguna obra en los últimos años- defiende los motivos personales para escoger una carrera tan dura como la suya. “Nadie tiene derecho a juzgar las razones por las que alguien estudia cualquier grado, sea Medicina o Telecomunicaciones. Los motivos para entrar pueden ser muchos, pero lo más probable es que quien entre no sea el mismo que el que salga, porque todos cambiamos por el camino. Ninguno puede saber exactamente a qué se va a enfrentar antes de entrar a la Universidad, ni siquiera yo estoy segura de saber qué es la Medicina y ya llevo cuatro años inmersa en el grado”, razona la joven, que rehúye el término ‘vocación’: “Es peligroso utilizar la palabra porque se puede utilizar para justificar que haya turnos de más de 24 horas, que se menosprecie el burnout médico (Síndrome del desgaste sanitario) y los problemas de salud que conlleva...”.
 
Según Beatriz, es común entre los estudiantes ver el grado como una “carrera de obstáculos” que provoca ese desgaste, sobre todo en los últimos cursos: “Si tuviera que quedarme con algo positivo, sería con todas las cosas extracurriculares que te brinda la carrera. Como dice el refrán, he intentado que la universidad pase por mí y no pasar yo por ella. Una de las cosas que más he agradecido siempre es haber estado desde primer curso en la delegación de alumnos de mi facultad, eso me ha abierto la mente a participar en todo lo que pudiera durante el grado”, explica Beatriz, que ha sido mentora de estudiantes de primer curso durante tres años y representante en el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) durante dos.
 
MEDICINA SIN FRONTERAS
 
A su corta edad, las estudiante ya se ha recorrido varios países a la estela de Medicina. Además de haber realizado una estancia de investigación de un mes en Sofía (Bulgaria) y realizar prácticas durante el mismo tiempo en San Petersburgo (Rusia), ha asistido a dos Congresos Internacionales de Educación Médica (AMEE), a lo que se querría dedicar en un futuro: “Te das cuenta que necesitamos una unidad o departamento especializado, que es algo tan importante en una facultad como son los hospitales universitarios. Hoy en día solo hay en muy pocas universidades españolas”, denuncia la joven, consciente de que igual su futuro profesional está lejos de su país de origen.
 
“Ojalá pudiera dedicarme a la Educación Médica, esa sería mi mejor alternativa. No obstante, para ello tendría que salir de España, aquí aún es una especie de hobby a lo que te dedicas mientras realizas tu profesión principal”, lamenta Beatriz, que tampoco se cierra puertas: “Lo más seguro es que prepare el MIR e intente buscar algún destino con oportunidades docentes o, incluso, realizar algún máster en Educación Médica cuando esté en la residencia o al acabarla... el tiempo verá”. De momento, ya tiene un nuevo objetivo: Coordinar a los 69 voluntarios que viajarán el próximo mes de agosto a Basilea para participar en el AMEE 2018.
 
DESENMASCARAR LAS MALAS PRÁCTICAS
 

Beatriz con sus compañeros de la Comisión de Apuntes

“Salvo en pocas excepciones, los médicos de los Hospitales Universitarios no han recibido una formación específica sobre qué competencias debemos desarrollar cuando estemos con ellos en prácticas. No están recogidas en ningún lugar las responsabilidades del estudiante de medicina en prácticas, como ocurre en otros países como el ejemplo de Francia. Es por ello que últimamente el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina reclama la redacción de un Estatuto del estudiante de medicina” , reclama Beatriz, quien ha participado de forma activa en las campañas que los estudiantes realizan en las redes sociales : “Es muy necesario que se desarrolle un documento en el que tanto profesionales médicos como estudiantes podamos saber qué tenemos que hacer en prácticas, sino lo único que realizamos durante prácticas de más de un mes es observar y tenemos pocas ocasiones de interaccionar con pacientes. Mientras que no se incluyan en las prácticas evaluaciones 360 grados, mini-CEX... ¿cómo podremos saber qué habilidades están adquiriendo en cada rotación? ¿Cómo podemos asegurar la seguridad de los pacientes en el futuro?”, se pregunta la joven, que empezó en octubre a participar en vídeos “desenmascarando este problema: la falta de calidad en las prácticas de Medicina”.
 
Beatriz aún no tiene claro qué especialidad hará, pero le atrae Medicina de Familia, “por la vertiente que tiene de salud pública y comunitaria”, aunque tampoco descarta otras ramas: “Me he planteado seriamente hacer Medicina Preventiva y Salud Pública por el mismo motivo, aunque no me gustaría perder el trato con el paciente”, expone la joven, apasionada por la cocina, afición que heredó de su madre: “No habrá mejor comida que la que hayas hecho tú. Así que, siempre que puedo, invierto un tiempo allí y me sirve a la vez de desconexión”.

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