A Iratxe R., de 23 años, le gustaría conseguir una plaza para alguna rama de Cirugía.
A Iratxe R., de 23 años, le gustaría conseguir una plaza para alguna rama de Cirugía. Aún está en sexto de carrera, pero sabe que los próximos meses serán cruciales para su trayectoria profesional, aunque de momento se lo toma con calma y lo prepara con sus amigos. "El MIR es lo que es. Estoy ya en la academia y no es que tenga tiempo de hacer mucho. Si todo va bien en 2019 me presentaré. Intento pensarlo lo menos posible. Cuando oyes a la gente qué número sacó y lees algo, pues tienes idea de qué especialidad se coge más. Pero tampoco me agobio por eso", explica la joven, que ha estudiado en la Universidad del País Vasco.
"Yo solamente conozco mi universidad, no la puedo comparar con otros sitios. Salimos teóricamente muy formados, pero en la parte práctica igual nos falta un poco, aunque ha mejorado", relata la estudiante, quien ya ha pasado por varios hospitales: "Ahora solo estoy haciendo prácticas por el rotatorio del Plan Bolonia. Es muy bueno porque si no, te sueltan de R1 sin saber hacer nada y es un trabajo con muchas responsabilidades", explica. Para ella, es fundamental coger confianza antes de empezar la residencia: "Al final es lo que falta en la carrera, que absorbes y absorbes la teoría y no aprendes a pensar que los pacientes no llegan con el diagnóstico en la frente y tienes que aprender a manejarlo. Cuantas más prácticas, mejor", sentencia la futura médica.
Desde la cuna
Iratxe tiene varios parientes que se dedican a distintas ramas de Ciencias de la Salud, por lo que el gusanillo le viene de lejos: "Yo tenía la idea teórica de lo que era Medicina y me gustaba mucho la carrera, saber la teoría de la enfermedad. Además tengo familiares en el gremio y me llamaba la atención. Tenemos de todo en la familia, pero ellos nunca me intentaron convencer", relata la futura residente, que tuvo qué elegir qué estudiar exactamente: "Veía que la Enfermería es algo más mecánico y más práctico. Mi madre, enfermera, siempre tiene mucha resolución si te caes, por ejemplo. Y si eres médico eres más teorico, sabes mucho de lo tuyo y sabes hacer cosas más tecnificadas, con mayor dificultad o responsabilidad pero, como te saquen de ahí, no hay mucha historia", reflexiona la joven. Aunque está contenta con su elección, a Iratxe tampoco le hubiera importado seguir los pasos de su madre: "Siempre he sido muy curiosa y creía la Enfermería se me iba a quedar un poco corta. Ahora estoy muy contenta con lo mío pero es verdad que tampoco hubiera sido infeliz en Enfermería porque tienes más contacto con el paciente, es más practico y tienes posibilidades de moverte por más sitios".
La futura médico nota mucha diferencia de las clases de la universidad con las de preparación al examen: "Comparando con las clases del MIR, en la universidad se veía que a los profes que tienen motivación da gusta escucharles. Pero había veces que oías lo mismo en tres asignaturas diferentes". Además, el poder ir a la preparación con sus amigas le sirve de motivación extra: "Ahora estoy en el primer contacto, haciendo los simulacros y ya en junio empezaré en serio. Voy con un montón de gente de clase y bueno, si hay que ir se va. Una se agobia de vez en cuando pero no estamos en el momento horrible. Lo llevamos con calma. No es lo mismo ir tú solo que con amigos. Madrugas, pero si te echas unas risas es diferente".
Pacientes psiquiátricos
"Me quedo siempre con la cara de los pacientes psiquiátricos, pensando qué les habrá pasado, por qué estarán aquí"
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Más complicado es tratar situaciones en el hospital donde hay pacientes que sufren. "Todos tenemos cosas que te marcan más y las cierras peor. Me quedo siempre con la cara de los pacientes psiquiátricos, pensando qué les habrá pasado, por qué estarán aquí y con la sensación de que tú como médico tampoco tienes mucho que hacer, me es un poco frustrante", lamenta Iratxe, que añade: "A veces tienes la posibilidad de verles varios días en planta y te quedas tranquila al comprobar que tiene una familia detrás, pero cuando es en Urgencias o consulta les ves solo un ratillo y te quedas con la sensación de no saber qué le pasará. Cuando llevas muchos años, al final te acabas sobrecargando y hasta agradeces eso porque no puedes llevarte a casa todas las historias".
Iratxe, ha tenido que atender ya a muchos pacientes, pero también conoce el otro lado de la Sanidad: "Personalmente no he sufrido ninguna agresión pero sí he visto a gente que se pone tensa y se crean momentos raros. También es verdad que la salud da mucho miedo y es normal que el paciente se ponga nervioso. Desde fuera tenemos un poco la idea de que si nuestro familiar está mal le tienen que atender ya porque está grave", justifica la vasca, que sabe de los problemas de organización propios de un hospital: "Una vez estás dentro, tienes la idea del organigrama, de cómo funciona cada cosa y lo que tarda cada prueba y toda la gente que está esperando, algunos citados desde hace meses. Es un poco frustrante, quieres ayudar pero la burocracia es así, no es que no quiera ayudar a tu familiar", trata de ilustrar la joven, que ha realizado un diario virtual sobre sus experiencias durante la carrera y las prácticas titulado 'Diario de una estudiante de Medicina'.
MIR lejos de casa
A la estudiante, que siempre le ha encantado escribir, no tendría reparos en hacer la especialidad fuera del País Vasco. "No me importaría moverme porque he hecho toda la carrera en casa. También hay otros factores de aquí al MIR, pueden pasar cosas que me hagan decantarme por un sitio u otro. También si al final quiero hacer algo en concreto y tengo una plaza fuera y me ha gustado el hospital, es una oportunidad bonita para conocer otra forma de trabajar y otra gente", razona lratxe, que tampoco se cierra puertas en cuanto a su futura elección: "De especialidades, me gustan mucho los niños pero no tengo claro si me gustaría ser pediatra. Prefiero ser médico quirúrgica, porque puedes hacer cirugía, planta y hablar con el paciente. Me gusta el día a día, pero no descarto nada".
De momento, la joven prefiere reservar su energía en preparar el examen que le abrirá las puertas: "El MIR da mucho miedo porque te juegas todo tu esfuerzo en cinco horas de tu vida. Pero una vez que pasas eso, la primera guardia trae muchas responsabilidades de verdad y te asustas, no sé qué me da más miedo la verdad. Hay que tomárselo con filosofía", bromea una risueña Iratxe.
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