La Revista

La pérdida de prestigio social de esta práctica se traduce en una fuerte caída en las ventas del principal fabricante

Las horas más bajas de la homeopatía
La homeopatía no arraiga en nuestro país y sufre una importante crisis de imagen.


19 ago. 2017 20:00H
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POR SERGIO LÓPEZ
La homeopatía no levanta cabeza. La caída de las ventas del mayor laboratorio que comercializa en España este tipo de productos, Boiron, refleja la paulatina desconfianza que despiertan entre la población unos métodos que en su día ganaron cuota de mercado gracias al marketing de lo ‘alternativo’ y ‘natural’. Al mismo tiempo que muchos colegios médicos la destierran de sus órganos y las universidades le cierran las puertas, parece que empieza a terminarse la paciencia y la tolerancia con las que la política sanitaria ha tratado hasta ahora a esta pseudociencia.
 
Por primera vez, un Gobierno autonómico ha solicitado al Ministerio de Sanidad que retire el reconocimiento de la homeopatía como medicamento, dado que “no ha probado su eficacia en ninguna indicación o situación clínica concreta”. La consejera de Sanidad de la Comunidad Valenciana, Carmen Montón, ha pedido por carta a la ministra, Dolors Montserrat, que derogue el artículo 50 del RDL 1/2015 sobre uso racional de los medicamentos, en el que se reconoce a la homeopatía. Montón se queja en su misiva DE que estos productos hayan sido aprobados sin que “se les ha exigido demostrar su eficacia terapéutica” y es muy clara a la hora de calificarla como un peligro para la salud pública.
 
Vicente Baos, médico de Familia y miembro de la red de Expertos de la Agencia Española de Medicamentos, califica de “buena noticia que desde la política se hable tan claro” contra “una práctica, que “rompe todas las lógicas de la física, la química y la biología”. Sin embargo, Baos cree la petición de Montón puede quedarse en un “brindis al sol”, ya que lo que hay que cambiar no es la ley española, sino la Directiva 2001/83/CE del Parlamento Europeo sobre medicamentos de uso humano, que reconoce la homeopatía y es la que se traspone a la normativa española.
 
Debido a la dificultad y la lentitud que implica introducir tal cambio a nivel europeo, Baos apuesta más por la información al consumidor que por una nueva regulación. Y esta vía parece estar dando sus frutos. Pese a la intensa campaña de relaciones públicas de los laboratorios homeopáticos, los argumentos científicos parecen estar comenzando a calar en el ánimo de la opinión pública -a tenor de la caída de las ventas- y también en las instituciones.
 
PÉRDIDA DE PRESTIGIO
 
Un ejemplo claro es la universidad: En el periodo de un año se han eliminado los posgrados de homeopatía de las universidades de Barcelona, Valencia y de la Universidad Nacional a Distancia (UNED). También las organizaciones colegiales han empezado a alejarse de esta práctica, abandonando el espacio y la legitimidad que la dieron en el pasado. El Colegio de Médicos de Madrid, por ejemplo, ha excluido todas las secciones, comisiones y registros que no estén en la lista oficial de especialidades médicas reconocidas por el Ministerio de Educación. La homeopatía ya no tiene grupo dentro del colegio ni ofrecer cursos y conferencias.
 
Esta postura está en línea de la Organización Médica Colegial (OMC), que en su asamblea del pasado mes de diciembre abordó la situación actual de esta pseudoterapia en nuestro país para ver qué medidas se podían adoptar de cara a combatirla. En aquella ocasión, la dirección colegial al más alto nivel convino en definir esta práctica como "un proceso ilusorio, engañoso y sin evidencia". Esta censura de la homeopatía no es exclusiva de nuestro país. Recientemente, el NHS británico ha solicitado a los médicos de Atención Primaria no prescribir homeopatía.

POBRES RESULTADOS
 
La reciente publicación de resultados de Boiron constata que la pérdida de prestigio de esta práctica también se traduce en una reducción de ventas en la farmacia. Esa reducción del tirón que pudo tener en España la homeopatía viene de largo, pero el punto de no retorno, a partir del cual comenzó de verdad la cuesta abajo puede situarse hace exactamente un año y cuatro meses. Se trata de una rueda de prensa con la que Boiron trató de blanquear su imagen ante la prensa y acabó quedando en evidencia ante la opinión pública.
UNA RUEDA DE PRENSA PARA NO OLVIDAR
En marzo de 2016 Boiron quiso salir al paso de las críticas que venía recibiendo desde numerosos sectores médicos, científicos y periodísticos y convocó una rueda de prensa -además de acciones en Twitter- para ‘explicarse’. Las justificaciones fueron tan pobres y ‘sui generis’ que aquella comparecencia se convirtió en motivo de chanza en prensa y redes sociales. El efecto fue que lo que hasta entonces eran argumentos reservados a la comunidad científica trascendieron a la opinión pública y la asociación de homeopatía y superchería se asentó firmemente en el sentido común de una buena parte de la población.
Después de aquello, Boiron ha rebajado mucho su perfil de relaciones públicas, pero ha seguido sin levantar cabeza. Un año después ha publicado sus resultados correspondientes al primer trimestre de 2017 y estos muestran cómo se agudiza la crisis de ventas que se viene arrastrando desde 2016. Según los datos de la compañía, los ingresos se redujeron un 4,5 por ciento, debido, particularmente “a la regresión de la actividad en Francia y en otros países europeos.
 
La compañía, consultada por LA REVISTA de Redacción Médica, no quiere concretar qué porcentaje de esa caída corresponde a España, ya que “al ser una empresa cotizada, la comunicación de los resultados financieros se realiza desde la central”. Sin embargo, la compañía ya ha reconocido en anteriores oportunidades que las perspectivas en nuestro mercado no son buenas.
 
En la publicación de resultados de hace un año, la compañía defendía que la actividad había aumentado “en la mayor parte de países, excepto en España e Italia”. Estos resultados de ventas mostraban una reducción superior al 6 por ciento. Es decir, que el mercado global de Boiron se ha reducido un 10 por ciento en dos años y los países del sur de Europa están a la cabeza de esta contracción. El negocio de la homeopatía se diluye en nuestro mercado.

A la defensiva
 
Pese a todo, Gonzalo Fernández Quiroga, portavoz de la Asamblea Nacional de Homeopatía, asegura que su colectivo “encara el futuro con optimismo”, ya que “cada vez vemos igual o más demanda por parte de los pacientes”. Para sustentar esta afirmación alude a “una reciente encuesta, según la cual un 50 por ciento de la población española confía en la homeopatía”. Fernández Quiroga alude a la cobertura que da legislación española y europea a esta disciplina y a su implantación en países del centro de Europa como Alemania, Francia o Suiza, donde está incluso financiada por la sanidad pública.
 
A diferencia de estos países, en España todavía no se había llegado a formular por parte de los colectivos homeopáticos la demanda de que el Sistema Nacional de Salud (SNS) financie sus productos. Quizá nunca se llegue a hacer, ya que con movimientos como el del Gobierno valenciano (a los que hay que sumar la torpeza de Boiron) los adeptos a la homeopatía pasan a tener que pelear a la defensiva simplemente por seguir siendo tolerados desde la política sanitaria y no ser arrojados por el desagüe.
 
En este sentido, la carta de la consejera Montón no podría ser más clara: “la buena práctica médica está ligada a la evidencia científica y desde la Administración debemos diferenciar claramente entre los productos que cuentan con el respaldo de la evidencia respecto a todos aquellos que no han demostrado su eficacia”.
 
 
 
 
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