Ser el número uno del MIR. Una de las metas más comunes entre los más de 10.000 candidatos que todos los años se presentan a la prueba para acceder a una de las plazas de formación especializada. El aspirante con la mejor calificación y expediente se convierte en un héroe para aquellos médicos que dedicaron largas horas de estudio a lo largo de, por lo menos, siete meses. Sin embargo, con el inicio de la residencia el contador vuelve a cero y todos los futuros especialistas deben demostrar su capacidad de adquirir competencias y convertirse en los mejores de su profesión.
Fernando Rivas, vocal de la OMC.
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Una alta calificación no es suficiente para destacar profesionalmente. “Hay que preguntarse qué es un buen médico. Para algunos será los conocimientos que tiene el profesional, pero para otros será la forma en la que opera o una serie de aspectos relacionados con la empatía y comunicación con el paciente. En general, hay que valorar un cúmulo de aspectos que una prueba como el MIR no es capaz de medir de forma global, sino solo desde el académico”, ha precisado a LA REVISTA de Redacción Médica
Fernando Rivas, vocal de Médicos en Empleo Precario de la Organización Médica Colegial (OMC). En este sentido, la residencia será una oportunidad de encontrar las competencias que no se han adquirido a lo largo del grado.
El decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, Juan Antonio Vargas, reconoce que los estudiantes que destacan en el grado suelen ser lo que, posteriormente, acceden a los números más altos del MIR. No obstante, reconoce que “una buena prueba no es equivalente a un gran profesional, pero sí da señales de una persona que cuenta con un esfuerzo constante de mejora y de adquisición de conocimientos y competencias. Habría que analizar los casos de forma individual”.
Una opinión en la que coincide
Jesús Fernández, médico de Atención Primaria y tutor de residentes del Centro de Salud Alicante. “Los número uno del MIR son, en general, buenos profesionales, pero no siempre se traslada a la práctica”. En este sentido, destaca que “en la mayoría de los casos suelen ser personas que escogen especialidades en las que tienen un menor contacto con los pacientes o que, por otro lado, tienen una salida laboral mejor remunerada”. Aunque advierte que no se debe de generalizar, sí admite que “hay muchos pacientes que quieren un médico completo, que cuente con los conocimientos, pero también con la capacidad de tratar al paciente de forma que se sienta cómodo y tomado en cuenta”.
Juan Antonio Vargas, decano de la Facultad de Medicina de la UAM.
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La reumatóloga Laura Méndez, con 20 años de trayectoria, ha visto pasar un gran número de residentes por su servicio. “Aunque no se trata de una especialidad que sea escogida habitualmente por los primeros números del MIR, hay grandes médicos que se desarrollan como profesionales, al saber combinar las competencias académicas con las prácticas. De poco sirve saber la teoría si no se puede llevar con eficiencia a la práctica”. De esta manera, apunta que, según su experiencia, los MIR con mejores calificaciones tienen una vocación más académica, por lo que suelen participar más activamente en el área de la investigación y de las publicaciones, al mismo tiempo que marcan una línea con el trato diario con los pacientes.
Los mejores del mir cambian de tendencia
Las últimas dos convocatorias del MIR han traído sorpresas. En ambos casos, los mejores candidatos de la prueba han optado por escoger especialidades atípicas entre los números uno. En este sentido, Antonio Guerrero, número uno del MIR en la convocatoria 2014-2015, se declinó por Aparato Digestivo en el Hospital Universitario Ramón y Cajal. Mientras que, un año después, el líder de la convocatoria 2015-2016, Carlos Bravo, optara por Hematología en el Hospital Morales Meseguer (Murcia). Habrá que esperar a los resultados del próximo MIR para conocer si se vuelve a las especialidades tradicionales o si, por el contrario, se consolida esta nueva tendencia.
Expectativas contra realidad
Méndez reconoce que “de forma inconsciente, cuando llega un residente que ha obtenido un buen número en el MIR se les mira con otros ojos”. A pesar de que no existen preferencias “se les suele involucrar en un mayor número de proyectos y, quizá, por esto es que terminen más relacionados con el mundo de la investigación”. Una preferencia que, al menos en el caso de
Antonio Guerrero, número uno del MIR en la convocatoria 2014-2015, no ha sido percibida.
Antonio Guerrero, número uno del MIR en la convocatoria 2014-2015.
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El residente de Aparato Digestivo en el Hospital Universitario Ramón y Cajal ha asegurado que, a pesar de haber quedado primero en la prueba, no ha percibido ningún trato preferente o distinto al del resto de sus compañeros. “Supongo que dependerá de cada uno de los hospitales, pero he tenido la suerte de ser tratado como uno más”, precisa.
Desde su propia experiencia, admite que el número obtenido no es una garantía de convertirse en el mejor médico, ya que “la prueba MIR solo evalúa los conocimientos, pero en la residencia hay que aplicar la teoría”. En este sentido, lo siente como un punto y seguido en su carrera, “trabajando de forma aparte e intentando dar nuevos pasos que permitan crecer y mejorar, indistintamente de los éxitos alcanzados previamente”. Ser el número uno del MIR, por lo tanto, seguirá siendo la meta de miles de aspirantes que, una vez pasada la prueba, pondrán la mira en el siguiente nivel: ser los mejores médicos de España.
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