Imagen de Francisco Coronel con su libro
Cuarenta años dedicándose a la
Medicina dan para mucho. Y más si has trabajado de
'médico todoterreno' como
Francisco Coronel, capaz de atender un parto, solucionar un problema de Viagra o dar consejos médicos a la mismísima
Lola Flores.
Si algo puede decir alto y claro este facultativo es que ha vivido de todo a lo largo de su vida profesional. Tanto, que ni siquiera ha cabido en un solo libro, como confiesa a
Redacción Médica este
nefrólogo que acaba de publicar su primera obra,
'Las experiencias de un médico para todo'.
Francisco escribió su "primer capítulo" en la
Medicina durante su
residencia como nefrólogo en el
Hospital Clínico San Carlos, al que volvería años después para ejercer como médico ya titulado. Sin embargo, esos primeros comienzos no fueron fáciles. Su
sueldo MIR apenas le daba para vivir, por lo que tuvo que buscar ingresos extra, por ejemplo, como doctor de urgencias a domicilio a través del
2-22-22-22. Un número que aparecía en el lomo de las guías telefónicas y desde el que atendían cualquier consulta médica.
"Los pacientes llamaban a ese teléfono y ellos nos llamaban a cualquiera de los médicos para que atendiéramos la urgencia en sus casas", explica. El 'modus operandi' era cosa suya, cuenta el facultativo, que tuvo que coger más de un
taxi para llegar a casa de sus pacientes. "Luego me regalaron un
'Seat 600' y ahí estaba yo, todo el día con el coche para arriba y para abajo y con un
maletín en el que llevaba de todo por si acaso".
Y es que, durante sus visitas, Francisco se ha encontrado casos de todo tipo. Desde "erecciones incapaces de bajar durante horas" hasta personas "que se habían
pillado la lengua con la Minipimer". "Una vez me llamaron por una paciente que tenía mucho dolor abdominal y cuando llegué estaba empujando para sacar a su bebé", cuenta el profesional, que quedó paralizado ante tal escenario. "Te
mueres de miedo, de pavor". Suerte que albergaba ciertas nociones de
Ginecología y había atendido más de un parto durante su etapa formativa en Estados Unidos y todo "salió bien".
En sus consultas a domicilio, Francisco también coincidió con personajes notorios, incluso de la realeza. "Atendí en una ocasión a la
reina de Bulgaria", relata.
Por entonces, "se llevaba el
pluriempleo" en la profesión, detalla Francisco, ya que, aunque los
sueldos de residentes eran "muy malos", era posible compaginar "3 o 4 trabajos". "Te dabas un palizón pero conseguías salir adelante". De hecho, ya como médico en el Clínico, Francisco decidió coger una plaza en las
Casas de Socorro para hacer guardias "todos los sábados, domingos y festivos del año" para poder conservar ambos empleos.
Muchas de las historias vividas por Francisco se concentran en su etapa "militar". El facultativo hizo su propia 'Mili' como
médico militar de milicias universitarias, lo cual, años más tarde, le permitiría optar a una de las plazas en la UCI del
Hospital Militar que había cerca de la Plaza de Cristo Rey. Fue su apellido lo que le hizo escalar rangos de forma inmediata, pasando a ser el
teniente "Coronel" más joven de España con tan solo 29 años y dando lugar a "un sinfín de bromas y situaciones graciosas".
Doctor de lo más granado de la sociedad
Años más tarde, se convertiría también en médico de "
todos los artistas de televisión, teatro y cine" en Madrid gracias a su plaza en la ya extinguida 'Sociedad de Autores'. Los vecinos, cuenta, "hacían cola" en la puerta de su portal para ver el desfile de famosos que cada día acudían a la consulta de su domicilio. Entre ellos, artistas de la talla de
Lola Flores, Carmen Flores , humoristas de la revista 'La Codorniz', como
Chumi Chúmez o figuras radiofónicas como
Bobby Deglané.
"Los vecinos hacían cola en mi portal para ver a los famosos que acudían a mi consulta: Lola Flores, Chumi Chuméz, Deglané..."
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Precisamente una de las
folclóricas más conocidas en aquella época y su
problema de hemorroides fueron los protagonistas de otra de las anécdotas más sorprendentes que recoge el libro. "Me dijo que tenía un dolor 'ahí abajo' y no me dio tiempo a más. Se subió a la camilla de exploración, se puso
de rodillas con el culo 'en pompa' y me dijo: 'Mire doctor, a las 3 y 10 tengo una, a las 3 y 45 otra más grande...Yo me moría de vergüenza."
Francisco también recuerda entre risas la vez que el actor Luis Prendes, no "podía apartar la vista" de su mujer, por entonces
recepcionista de la consulta, ya que "se le había desabrochado el botón de arriba de la blusa". "Cuando entró le dije que era mi esposa y
se puso rojo como un tomate. No sabía dónde meterse".
El libro incluye hasta un 'croquis' de lo que era la consulta de su casa. Los pacientes tenían que cruzar el salón para llegar hasta ella desde el 'hall', reconvertido en "sala de espera". "El espacio era tan pequeño, 2 metros por 2 metros, que
al abrir la puerta el paciente que estaba sentado en la única silla que había en la esquina
quedaba completamente encerrado".
Rockero con bata
En sus años ligado a la Medicina, ha habido momentos duros - hubo una ocasión en la que tuvo que tirarse al suelo para
intubar a un paciente para que siguiera viviendo-, momentos felices y momentos sentimentales. Francisco guarda con especial cariño la
guitarra que le dejó como agradecimiento uno de sus pacientes de prediálisis, y con la que grabaron artistas tan reconocidos como
Aute, Sabina, Krahe y "tantos otros". Y es que, fuera de su consulta, era uno de los cómicos más reconocidos del momento como componente de los grupos
'La Mandrágora' y 'Académica Palanca' y coautor del popular
'Pongamos que hablo de Madrid'.
Gran parte de su vida ha estado unida al
Hospital Clínico San Carlos, donde ha ejercido como facultativo en Medicina Interna, Alergias y por último Nefrología, área que ha llegado a liderar como jefe de sección y en la que ha permanecido más de 30 años. Además, ha conseguido sacar tiempo para publicar numerosos trabajos de investigación clínica. "He trabajado como un león pero he conseguido sacar tiempo para todo".
Imagen del libro 'Las experiencias de un médico para todo'
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Por si fuera poco, además de médico, Francisco también ha hecho sus pinitos en el mundo del espectáculo como
cantante de 'Los Wanguard', pionero en la música pop madrileña, y más tarde en el mundo del rock junto a
'Los Diablos Rojos', que le han mantenido subido a los escenarios hasta la llegada de la pandemia.
Aunque su pasión es "atender pacientes", cosa que sigue haciendo a día de hoy, ya
jubilado, en una clínica de Madrid, Francisco fue muy feliz como
tutor de residentes en este centro, a pesar de tener que lidiar con situaciones de lo más variopintas. "Uno de los residentes apareció un día en chancletas en el hospital", explica, todavía sorprendido.
Episodios de una vida "de lo más divertida" que Francisco trata de contar de la forma más amena posible en su libro, cuyo prólogo está escrito por su amigo de la infancia y director de cine
José Luis Garci. Todo gracias a la insistencia de su mujer, su compañera de viaje y la única capaz de recordar tantas historias durante todos estos años. El confinamiento le brindó el tiempo necesario para transformar todas esas anécdotas compartidas entre amigos y familiares en una obra, que promete no ser la última.
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