Ramón Tamames, economista e historiador.
Ramón Tamames (Madrid, 1933) regresó al Congreso de los Diputados hace apenas unos meses para defender la España en la que él cree. Antiguo militante del Partido Comunista Español (PCE), el economista e historiador volvió a sentarse en el hemiciclo para defender una
moción de censura contra Pedro Sánchez, como candidato independiente de Vox, el partido liderado por Santiago Abascal.
Durante su sonado discurso de moción, que asegura que tenía en un principio alrededor de 50 páginas y del que terminó leyendo solo 15, tocó multitud de temas que ‘aquejan’ al país. La vivienda, el trabajo o el agua fueron algunos de los campos a los que el intelectual pasó examen. Y por supuesto,
no se olvidó de la sanidad.
Con una férrea defensa actual del modelo de colaboración público-privado, Ramón Tamames repasó los que, en su opinión, son los
problemas que hacen que en la actualidad el Sistema Nacional de Salud (SNS) no funcione correctamente.
Redacción Médica ha tenido oportunidad de entrevistar al economista para profundizar en el tema, y tener la
visión de sanitaria de una figura política que ha formado parte de algunos de los momentos más relevantes de la historia reciente de este país.
Entrevista a Ramón Tamames, economista e historiador.
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¿Considera que el Sistema Nacional de Salud (SNS) ha pasado de ser un orgullo y símbolo de unión del país en la época de la transición a un foco de conflicto?
Sí, y tendría que haber una explicación de todo eso, porque todavía no hay una oficial.
La sanidad pública española era considerada la mejor del mundo y ahora tiene problemas. Se ha llegado al millón de personas en la lista de espera; la gente se muere a la espera de un diagnóstico.
Además, creo que la pandemia introdujo mucha carga de trabajo. Esto, inevitablemente, contribuyó a un incremento del estrés y evidenció que había
retribuciones muy bajas en la sanidad, así como insuficiencias. Hubo mucha ocupación de camas y al final muchas personas que han muerto por falta de asistencia.
Entonces, como consecuencia ha habido muchas reivindicaciones, lo cual ha generado más estrés. Estas todavía no se han resuelto, y el resultado es que hay mucha gente que está cambiando a las compañías de sanidad privada, donde los tiempos de espera son mucho menores. Yo por ejemplo soy uno de esos;
combino la privada con la pública. Sus números van aumentando y ya están, creo, en más de 12 millones de personas inscritas. Y eso es tremendo.
Afortunadamente tenemos la sanidad privada, porque si no la pública no daría abasto. Creo que va a llevar años reparar esta situación. Yo tengo un sobrino médico que entiende mucho de eso y dice que el
factor humano en la sanidad pública se ha deteriorado y que la gente no trabaja lo que tendría que trabajar. Y por eso hay tanta lista de espera. Y además que, los instrumentos valiosos que hay, como pueden ser las donaciones de Amancio Ortega, se utilizan poco.
Ramón Tamames durante un momento de la entrevista.
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Desde su visión de economista, ¿considera más eficiente una gestión sanitaria competencia del Gobierno central o una que esté trasferida a las comunidades autónomas, como ocurre ahora mismo?
Bueno, más que Gobierno central, que usted dice, habría que decir el Gobierno de la Nación. El Sistema Nacional de Salud se creó ya en tiempos de Franco, con un
Seguro Obligatorio de Enfermedad, en el 1943. Mucha gente piensa que fue con Felipe González, pero no, ya existía con Franco.
Ese gobierno de la salud se practicaba en los últimos tiempos, antes de la democracia, por el llamado Insalud y es en la Constitución cuando se transfiere la Sanidad, excepto en Ceuta y Melilla, que conservan a día de hoy
el Ingesa y funciona bastante bien.
Entonces, creo que lo que hay es una compartimentación intolerable. Tenemos 17 sistemas sanitarios que antes no estaban conectados, y yo creo que
lo que hace falta es una coordinación buena. Incluso manteniendo a las comunidades autónomas, pero tendría que haber un Instituto Nacional de la Salud que tuviera capacidades organizadoras y coordinadoras. Hay muchas diferencias; yo creo que hace falta.
Ramón Tamames durante un momento de la entrevista, en la que profundizó sobre los problemas que, en su opinión, necesita resolver en la actualidad el SNS.
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¿Cómo ha influido la gestión de los servicios públicos que usted ha visto a lo largo de su vida en su viraje ideológico, que ha pasado de defender una posición comunista a una más de centro derecha?
Bueno, aquí siempre se da el mismo error. En el Partido Comunista Español (PCE) estaban los comunistas y los que no lo éramos. Y lo decía el propio Carrillo: “Tamames y los demás no son comunistas”. Tenía razón. Nosotros éramos gente que
queríamos un país que funcionara, que tuviera un ADN, una democracia y una Constitución. Pero nunca practicamos la dictadura del proletariado, ni la ciencia del marxismo o leninismo, ni esas ‘mandangas’ del comunismo oficial ‘directamente de Moscú’, afortunadamente.
Además, lo dijimos en el primer Congreso democrático que hubo, que se había quitado todo eso.
Éramos un partido de izquierdas, indudablemente, y de mucho intelectual y mucho estudioso. Era formidable. Pero Carrillo se lo volvió a cargar, porque montaron un partido de células, preparando la vuelta a la autocracia que pensaban que iba a haber.
Ahora yo he evolucionado. Y pienso que un servicio médico nacional tiene que funcionar bien, que es lo principal. Y si no funciona bien con un sistema de autonomías, pues
habrá que volver a un modelo centralizado. Eso sí, también debe haber una administración local importante. Creo que hay que combinar las dos cosas: el funcionamiento desde el interés autonómico, y el funcionamiento desde la calidad de un servicio nacional que esté ajustado. Además, necesitamos crear un fondo científico, un fondo de técnicos… fondos con personas capaces. La salud es lo más preciado por la gente.
¿Qué aspectos, de su militancia en el PCE, consideran que perviven en usted de aquella época?
Yo siempre fui muy libre e hice lo que quise. Estaba en el PCE, pero
escribía lo que quería y no tenía que preguntar nada a nadie. Yo critiqué a Carrillo porque se comportaba como el hechicero de la tribu, y tenía que mandarlo todo él; la gente intentaba saber qué pensaba Carrillo para decir que pensaba lo mismo.
A mí no me sucedió eso y por eso me marché. Estuve hasta el año 81, después del golpe de Estado, porque esperé unos meses a que pasara el traumatismo del 23 F. Me marché del partido y les advertí que aquello no iba a funcionar. Teníamos 33 diputados y después de irnos yo y algunos más, bajó a cuatro. Claro que pasó.
El Partido Comunista dejó de existir prácticamente porque se había enfocado mal su organización y papel dentro de la democracia. Y después Carrillo fundó un partido y no tuvo ningún diputado.
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