Clima extremo y sacos de dormir: los médicos españoles llegan a Turquía

Varios terremotos de magnitud 7,8 y 7,4 en la escala Ritcher tuvieron lugar en Turquía durante la madrugada del pasado 6 de febrero. Los seísmos han deva

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stado el sureste del país y parte del norte de Siria, estado colindante. Hasta el momento se calculan casi 30.000 fallecidos y más de 80.000 heridos. 

En muchas provincias como en Hatay, aún no es posible el acceso de los equipos médicos debido a las réplicas - hasta 78 se produjeron en la misma noche- que se están teniendo lugar estos días y a la inacesibilidad de las carreteras. Por su parte, en otras provincias como en Sanliurfa y Kilis los trabajos de búsqueda de supervivientes se han dado por terminados. 

El frío invernal que asola a Turquía y las pocas horas de luz de las que se dispone el país suponen un factor decisivo para los equipos de rescate allí desplegados, tanto nacionales como procedentes de diversos países de la Unión Europea y la OTAN. Los médicos trabajan a contrarreloj para salvar las vidas que emanan de entre los escombros. 

La acción médica en Turquía 

Concha Ruiz, anestesióloga en el hospital Infanta Sofía de Córdoba, explica a Redacción Médica que desde el pasado 9 de febrero un equipo de facultativos voluntarios, del que ella es integrante, se encuentran desplegados en el país, concretamente, en la frontera con Siria. "Habitualmente estamos 15 días porque las condiciones son muy duras tanto psicológica como físicamente. Vamos en tiendas de campaña, dormimos en un saco...A los 15 días tenemos un relevo".  

Concha Ruiz, anestesióloga del Hospital Infanta Sofía de Córdoba.

El equipo en el que Ruiz se integra pertenece a la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID) y fue creado como parte de un proyecto ligado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para ofrecer ayuda sanitaria en los países en los que se requiera. Concretamente el Equipo Técnico Español de Ayuda y Respuesta en Emergencias (START, por sus siglas en inglés) está formado por un hospital de campaña en el que trabajan 70 profesionales, entre personal sanitario, logística y de coordinación. Además, cuenta con todo un equipo listo para desplegarse en menos de 72 horas en cualquier rincón del mundo donde sea solicitado por la OMS ante una emergencia humanitaria. 


Cabe destacar que, el proyecto START posiciona a la AECID a la cabeza de las agencias donantes europeas en cuanto a respuesta humanitaria se refiere tras su acreditación por parte de la OMS como Equipo Médico de Emergencia (EMT, Emergency Medical Team) en octubre de 2018.

Anteriormente esta facultativa estuvo en Mozambique donde también acudió como respuesta sanitaria a las necesidades del país africano. En esta ocasión no ha dudado en viajar a Turquía donde la emergencia sanitaria es evidente.

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"Nuestro hospital es uno de los pocos en la zona que cuenta con quirófano", explica la anestesióloga.

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Tras la partida de la UME y sus intervenciones sobre el terreno, este equipo de médicos ha instalado un hospital en una gran explanada, en la que han habilitado camas, quirófanos y organizado el material médico imprescindible para poder operar con todas las garantías. Además, las necesidades logísticas de las que precisan, como el acceso a los alimentos y al agua potable están funcionando en tiempo récord. "Las temperaturas son hasta -10º y lo que los pacientes están demandando es cirugía, mucha cirugía y mucha traumatología y nuestro hospital es uno de los pocos que tiene quirófano. Atendemos cirugía y obstetricia también". 

Peticiones sanitarias

Por su parte, Umut Duygu, médico deportivo, originario del país, no dudó en desplazarse hasta el epicentro del terremoto días después de que éste tuviese lugar, donde, sin descanso continúa una labor de ayuda al rescate de víctimas y coordinación de equipos: "Se necesitan médicos, por favor, la situación sanitaria es muy crítica, necesitamos más ayuda. No hay comida, ni medicinas suficientes." Sin embargo, Duygu, advierte a los voluntarios que acudan como parte de una organización. "Si no venís como parte de un organismo u ONG, por favor, no vengáis. La situación es un caos, no hay comida y venir a esta zona en solitario no serviría para nada y sería muy caro. La seguridad también comienza a ser un problema".  


Sin embargo, de nada sirve solicitar ayuda sin visibilidad. Iskender Kahraman, cooperante, aborda esta cuestión e insiste a este medio: "Necesitamos visibilidad. La situación es muy mala y tan sólo podemos tratar de hacer algo, aunque ya sea tarde. Es una zona devastada y golpeada por la guerra - entre el Gobierno turco y la guerrilla kurda- durante años. Las infraestructuras están inservibles". 

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"La situación es un caos, venir solo no serviría para nada", asegura Duygu.

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“No tenemos electricidad, tan sólo podemos enviar mensajes por teléfono. Estoy cerca de Kahramanmaras -epicentro del terremoto- y no sabemos cómo están nuestros familiares. Esperemos que estén sanos”, explica a este medio Gökçe, afectada por el seísmo.

Por su parte, otro ciudadano turco, Mehmet Signir, cuenta que su familia, que también vive en la provincia de Kahramanmaras,  "gracias a Dios están sanos y salvos. Hasta ahora varios miembros de mi familia pudieron salir a otras ciudades o refugiarse en pueblos en las montañas. No obstante, y desgraciadamente, según los cálculos de las oenegés, miles de personas están bajo los escombros, esperando ayuda, además de millones de ciudadanos que intentan sobrevivir en condiciones climáticas muy severas".

Las instantáneas que llegan del país vía satélite -Maxar Technologies-  son imágenes de una catástrofe en la que tan sólo se perciben edificios destruidos, escombros que invaden avenidas, vehículos de emergencia por doquier y algunos shelters para alojar a los supervivientes. A raíz de este suceso, el Parlamento turco ha aprobado el estado de emergencia en las 10 provincias más afectadas por los seísmos y el Ejecutivo ha declarado siete días de luto por las víctimas de los mismos.