Carmen Alonso junto a su compañera Sonia Melantuche.
Los
profesionales sanitarios españoles, igual que los del resto del mundo, se enfrentan día a día a la dura batalla del
coronavirus, con todo lo que conlleva: jornadas maratonianas con el traje de protección para evitar contagios, renunciar a vacaciones, separarse de su familia, aprender sobre un virus desconocido en tiempo récord… Pero, ¿qué pasa cuando
además de ser profesional también eres sindicalista y tienes que luchar por los derechos de tus compañeros
en mitad de una crisis?
Carmen Alonso, enfermera en el Hospital de Móstoles y afiliada a CCOO, cuenta a
Redacción Médica cómo vivió ambas vocaciones. En el peor momento de la
pandemia de Covid-19, llegó incluso a
trabajar 18 horas diarias. Por la mañana en el sindicato, atendiendo el teléfono o reuniéndose con la Administración; y por la noche, guardia en el hospital.
"Ha sido duro, pero
sin ninguna duda lo volvería a hacer. Es necesario", explica. Carmen Alonso trabaja en la planta quirúrgica, donde también, en su centro sanitario, se encuentra
Neurología e Infecciosas. Así que fue una de las primeras que se enfrentó a
los
pacientes que cada día iban aumentando hasta que llegó un momento en el que
todo el hospital fue para Covid-19.
"No podía dejar a mis compañeros desamparados"
En la atención sanitaria a todos los pacientes que llegaron afectados por este virus, que aun hoy es desconocido, en la que
los hospitales se vieron desbordados, también había que defender los derechos laborales de los profesionales:
"No podía dejar a mis compañeros desamparados".
De forma que esta enfermera tuvo que doblar sus horas de dedicación, la mitad a atender pacientes y la otra a sus compañeros. Pero, ¿cómo se puede hacer? Alonso, que lleva tres años trabajando activamente en CCOO, responde que
"te buscas la vida a costa de tu salud porque no puedes dejar tirados a los afiliados".
Antes de ir al hospital, donde la situación era crítica, esta enfermera descolgaba el teléfono para luchar por mejoras laborales y de seguridad frente a los contagios, así como
cuadrar turnos, flexibilidades horarias, informar a los sanitarios de cómo ir a un hotel que la Comunidad de Madrid dispuso para sanitarios,
cómo identificarse como sanitario frente a la Policía, entre otros muchos aspectos.
"Tengo el corazón dividido entre la Enfermería y el sindicato", explica Alonso, quien añade que
lo más gratificante era que sus compañeros pudiesen sentir "que el sindicato estaba ahí para lo que necesitasen".
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