A lo largo de 17 años,
Manuel Sánchez ha prestado sus servicios como médico de Familia a los vecinos de la zona de Avilés. Una experiencia que, afirma el facultativo, “no cambiaría por nada” a pesar de los vaivenes propios de la profesión, que se acentúan en los
entornos rurales. “Los días son como un huevo Kinder, no hay forma de saber qué se viene”, bromea el especialista, que incide en que para ejercer en zonas alejadas de las grandes urbes “hay que cambiar la perspectiva que se tiene de una consulta”.
Sánchez es el protagonista de la nueva campaña del
Consejo General de Médicos (Cgcom) destinada a “resaltar los valores” del médico rural, una profesión que se encuentra ‘en peligro de extinción’: según los datos de la propia organización, solo un 14 por ciento de los facultativos que ejercen en pequeños municipios
tienen menos de 40 años, y las plazas de Medicina de Familia no se cubren en las convocatorias MIR.
Un escenario que el especialista no prevé que cambie en el corto plazo. “Es difícil, porque primero sería necesario
hacer más atractiva la Atención Primaria. Esto se parece cada vez más a un consultorio normal de ambulatorio”, detalla el facultativo, que incide en que la suya es una labor que puede “llevar al límite” dadas las condiciones en las que los médicos se ven obligados a trabajar.
Una de las más “desmotivadoras” es, apunta, la de la
dependencia de un vehículo propio para atender a los pacientes con edad avanzada, que cada vez son más. Porque la labor de Sánchez no termina en su consulta: “A última hora hay que coger el coche, porque hacemos muchos domicilios que en un centro urbano serían impensable”. Muchos profesionales “se ven obligados a hacer
trayectos largos” para poder ejercer su labor. Él, que ha tenido “suerte”, se limita a cubrir una zona con trayectos que rondan los 30 kilómetros.
“Nos hemos acostumbrado a que el médico rural tenga que
ceder su medio de transporte para trabajar, y lo único que
nos pasan son 160 euros al año”, explica. De esta forma, la gasolina y las reparaciones del coche “van a cuenta” del propio profesional.
Los datos de la
Organización Médica Colegial de España (OMC) apuntan a que hasta el 88 por ciento de los médicos rurales corre con los gastos de su desplazamiento “y
no recibe partida presupuestaria para ello”. La mitad de ellos realiza más de 50 kilómetros para acudir a diario a sus poblaciones de trabajo, y en torno al 5 por ciento llega a hacer
más de 200 kilómetros.
Cercanía y confianza, valores del médico rural
Pero lo cierto es que el trabajo del sanitario rural también tiene sus virtudes. La principal, señala Sánchez, radica en la
“confianza” que se adquiere con los pacientes, que “ven en su médico a una persona de confianza”. “En 17 años que llevo aquí, puedo contar con los dedos de una mano los casos que he tenido de problemas o discusiones con un paciente”, replica.
“Yo creo que nuestros mayores valores son esos: la confianza que generamos en la población y, sobre todo, esa
cercanía familiar que no se tiene en otros sitios”, subraya Sánchez, que añade que esta circunstancia permite también ofrecer “una medicina mucho más personalizada”.
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