Miriam Algueró, fundadora de la Asociación de Oncología Integrativa.
La información es clave en cualquier tratamiento médico. Ante un diagnóstico de cáncer, tanto pacientes como cuidadores “están desesperados” y pueden acabar recurriendo a cualquier procedimiento sin aval médico ni científico. Este fue el caso de
Miriam Algueró, fundadora de la
Asociación de Oncología Integrativa, quien vivió de primera mano algunas de las falacias que se generan en torno a los tratamientos oncológico y que decidió crear un punto de encuentro donde futuros pacientes y cuidadores pudieran
consultar con especialistas la veracidad de algunas de ellas.
“En mi caso, ante el cáncer que sufrió mi madre, nos dijeron que se podía curar con zumo de limón”, algo que a día de hoy se ve inexplicable, pero que la situación del momento te llevaba a confiar. Tal y como recalca Algueró, “la población, en general, no sabe las diferencias entre las pseudoterapias y las terapias complementarias”. Así nació la Asociación que actualmente
recibe más de 2.000 peticiones de información al año. Un punto de encuentro en el que, de la mano de médicos y profesionales sanitarios, se da respuesta a la veracidad y beneficios de algunas de las terapias complementarias.
Y es en el término “
complementario” donde se encuentra la clave. “Damos información de terapias complementarias que
han demostrado científicamente que mejoran la calidad de vida de los pacientes con cáncer”, incidiendo siempre en que “estas no curan el cáncer,
sino que pueden mejorar la calidad de vida en ciertos aspectos”.
"Un ejemplo es el tema de los suplementos alimenticios que pueden interferir en la quimioterapia o radioterapia, y eso debe estar controlado"
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Entre estas terapias complementarias que se tratan en la Asociación se encuentra la alimentación o la psicooncología, entendida como el tratamiento psicológico y la gestión del estrés de los pacientes con cáncer. La mayor parte de las consultas viene así por la petición de “
médicos especialistas, porque no hay tantos médicos cualificados en España con formación y experiencia para acompañar a los pacientes durante los tratamientos convencionales contra el cáncer. No me refiero solo a oncólogos, sino a
profesionales sanitarios que acompañen durante el tratamiento. Un ejemplo es el tema de los
suplementos alimenticios que pueden interferir en la quimioterapia o radioterapia, y eso debe estar controlado, no solo para ayudarte con el tratamiento en sí, sino también intentar mejorar la calidad de vida que se tiene durante el proceso”.
De este modo, más allá del tratamiento,
que forma parte de la labor de los oncólogos, la Asociación busca dotar de herramientas a pacientes y cuidadores para mejorar la calidad de vida. “Cuando estás desesperado y tienes un familiar muriéndose, haces cualquier cosa” y el objetivo pasa así por dar respuesta a lo que puede ayudar y lo que no tiene ningún aval científico. “Buscamos
evitar que se aprovechen de esta desesperación y se recurra a procesos que pueden poner en peligro el tratamiento médico o directamente la vida”, señala Algueró.
¿Qué papel juegan los oncólogos en estas terapias?
Los oncólogos deben plantear las terapias complementarias como un apoyo a sus tratamientos, teniendo en cuenta que “no estamos nunca hablando de sustituir, sino de mejorar el proceso”, subraya Algueró. Así, según señalan desde la Asociación, tan solo el 40 por ciento de los pacientes informa a su oncólogo que sigue alguna terapia junto a su tratamiento contra el cáncer. Esta desafección, tal y como expone la fundadora de la Asociación, viene dada por la falta de confianza con el propio médico que debe tener en cuenta “la desesperación” de pacientes y cuidadores.
“Hace falta
más formación sobre las diferentes terapias complementarias en las propias facultades. Esta falta de formación hace que muy pocos oncólogos tengan suficientes conocimientos, más de los que ellos mismos hayan podido tener por interés propio” que puedan trasladar a sus pacientes.
De este modo, ante una duda, desde la Asociación de Oncología Integrativa, recalcan la importancia de preguntar y contar con los especialistas. “Los
oncólogos deben responder informándose y detallando si hay evidencia científica o si la terapia que les comentan puede o no interferir con el tratamiento que sigue el paciente. Es una cuestión de
humanizar el contacto, pues además beneficia a una mayor confianza entre médico y paciente, así como una mayor adherencia a los tratamientos médicos”.
Siempre con el aval de la ciencia, las terapias complementarias deben ser vistas como un apoyo al tratamiento, mejorando la calidad de vida del paciente pues, como señala la fundadora de la Asociación de Oncología Integrativa “es importante que podamos disfrutar de las cosas que nos gustan aunque sean los últimos meses de nuestra vida. Vivimos muy de espaldas a la muerte e, igual que ofrecemos un buen nacimiento también es importante pensar en cómo mejorar la calidad de vida de los últimos momentos”.
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