Manuel Giralde.
Mientras los meses de
julio y agosto significan descanso y desconexión para la inmensa mayoría, los
médicos rurales viven una
sobrecarga de trabajo exponencial. La llegada de turistas de todo el país y de campamentos de verano hace que profesionales como
Manuel Giralde, médico de Familia y coordinador del
Centro de Salud de Puebla de Sanabria (Zamora) tengan mucho más trabajo sin
ningún refuerzo adicional en la plantilla. Él ya ha asumido que con la llegada del calor, tiene que cambiar el 'chip' y prepararse para ver su centro más lleno que nunca.
"El año pasado hubo semanas de agosto en las que sólo éramos
dos médicos para las guardias", asegura el propio Giralde, durante un escaso hueco que ha podido hacer en su ya apretada agenda. Este año son más, pero no suficientes, ya que a ambos facultativos se sumarán dos enfermeras durante las noches. Su equipo está formado por 10 médicos titulares y, tal y como ocurre en la mayoría de
zonas de difícil cobertura, algunas vacantes de este centro de salud están
vacías.
"Estamos mejor que el año pasado, pero sigue habiendo
muchas carencias", sentencia el coordinador. El médico también añade a la ecuación los periodos vacacionales o las bajas laborales de sus comapañeros, que hacen que el
número de manos disponibles para cubrir la demanda sea incierto, al igual que la cantidad de pacientes que pueden llegar cada día.
Hablamos además de una zona especialmente turística, que durante estos meses puede reunir un total de
20 campamentos de verano con más de
1.400 participantes. Aunque haya más centros de salud en la zona, casi todos los enfermos recaen al suyo dada su situación cercana a los Lagos de Sanabria y los numerosos enclaves turísiticos del entorno.
Falta de refuerzos veraniegos en centros de salud rurales
Los campamentos de verano, sin embargo, solamente son un apartado más en la lista de nuevos
pacientes veraniegos que se acumulan en la consulta de Giralde. Entre los motivos más frecuentes a atender figuran
gastroenteritis,
heridas, picaduras, traumatismos, insolaciones o
accidentes, aunque hay ocasiones en las que las
patologías previas complican aún más la larga lista de trabajo, sobre todo cuando no aportan la documentación necesaria o hay dificultades de comunicación con los sistemas sanitarios de sus lugares de origen.
Desde su consulta, Giralde tiene muy claro qué medidas le darían un pequeño desahogo durante la temporada alta.
"Hacen falta incentivos para que los médicos 'de ciudad' vengan a trabajar a las zonas de difícil cobertura. En verano a todo el mundo le gusta estar aquí, pero para trabajar es otra cosa". Por ahora, lo único que les queda es perseguir un objetivo siempre presente, ofrecer la mejor calidad asistencial posible con los medios disponibles, pase lo que pase.
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