No es raro escuchar expresiones como “un médico no deja de serlo nunca” entre los facultativos. Y es que en este caso, la vocación de servicio convierte la condición profesional en parte inseparable de su ser. Sin embargo, la realidad resulta mucho menos idílica cuando de lo que se trata es de ejercer en un país extranjero. Especialmente llamativo resulta el caso de Europa, donde el marco comunitario no impide que cada país mantenga su propia normativa para la validación de las capacidades por parte de los profesionales. A través de la travesía de un médico y psiquiatra colombiano para ejercer en España, LA REVISTA de Redacción Médica se adentra en intrincado laberinto burocrático de la certificación sanitaria. Tanto como para que dos países emitan dictámenes diferentes en el mismo día y el mismo caso.
Alexander Vargas Castro frente al hospital.
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Alexander Vargas Castro es el protagonista de una historia que pone de manifiesto las contradicciones que aún se siguen produciendo dentro de la Unión Europea. Nacido en Ibagué, municipio situado en la zona centro-occidental de Colombia, llegó con los títulos de Medicina y Psiquiatria bajo el brazo a España, donde permaneció instalado durante más de ocho años. En ese tiempo no solo obtuvo la nacionalidad, sino que también consiguió accede al sistema sanitario. No obstante, el camino de este profesional de 38 años para obtener la homologación del título de Psiquiatría ha estado lleno de trabas, hasta el punto de convertirse en un verdadero ‘via crucis’.
“Mi título de Medicina sí cuenta con la homologación desde hace siete años”, señala el propio Vargas a LA REVISTA de Redacción Médica. Otra cosa muy diferente es el de Psiquiatría. “Después de esperar cinco años a su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), mi solicitud fue finalmente declinada”, lamenta. Durante siete años, Vargas se ha desempeñado como médico facultativo de Psiquiatría, modelo empleado para los sanitarios con título pendiente de homologación. En concreto, ha trabajado como psiquiatra general y de urgencias, dedicando cinco años y medio al área de psiquiatría infanto-juvenil.
La espera por una homologación que finalmente no llegó tiene, como en el caso de Vargas, diversas consecuencias para aquellos que la solicitan. De todas ellas la que peor se lleva es la incertidumbre, y mucho más si va acompañada de precariedad laboral: “Acepté empleos con un salario bastante inferior al de mis compañeros a pesar de que, curiosamente, las responsabilidades asistenciales y todo tipo de funciones eran las mismas”. Además, ha perdido muchas oportunidades tanto de contratación como de becas de investigación y de inicio de doctorado por la carencia de la homologación. “Me he visto en la situación de agradecer a quienes me han dado una oportunidad, casi como si fuera un favor personal”, señala.
Alexander Vargas Castro junto con una compañera del Hospital.
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Con el objetivo de aumentar su competitividad profesional, ha cursado tres másters en España: Psiquiatría y Psicología de la Infancia y la Adolescencia (durante dos años en la Universidad de Barcelona-Hospital Clínic); Prevención y Atención de la Violencia Familiar (dos años en la Universidad de Barcelona); e Investigación de la Salud Mental (un año en la Universidad Autónoma de Barcelona). Con este último, Vargas podría iniciar su doctorado-PhD, que buscará hacer sobre el área de Psiquiatría Infanto-Juvenil.
Lejos de conformarse, ha buscado aprovechar el tiempo con otros cursos de formación continuada en Francia, Inglaterra, Canadá, además de cursos online. Unos esfuerzos que, según explica el médico graduado de la Universidad del Bosque, le han valido para ganar “dos premios de investigación propia en congresos de Psiquiatría Infanto-juvenil y otro en una jornada internacional”, precisa.
La versión francesa
Ante la incertidumbre en su proceso de homologación en España, el médico proveniente de Colombia posó la mirada en otros países de la región. Específicamente, hace un año inició las averiguaciones en el Centro Nacional de Gestión en Francia (CNG), con la finalidad de acogerse al ‘caso Hocsman’ y poder realizar la homologación.
una situación común
La Organización Médica Colegial (OMC) rechaza uno de cada cuatro títulos extranjeros en la actualidad. Desde marzo de 2015, la organización ha examinado 1.878 expedientes que habían pasado un primer filtro, de los cuales ha informado negativamente sobre 550. La tendencia ha preocupado al sector sanitario, advirtiendo que en la próxima década se jubilarán 55.000 médicos, por lo que hace falta contar con las garantías de que habrá una nueva generación de relevo.
Finalmente, el 16 de marzo de 2015 introdujo la documentación y, tan solo en el plazo de seis meses se le fue comunicado que, según la comisión evaluadora de validación en París, se le aprobaba la homologación directa del título de Psiquiatría, lo que se traduce en un permiso para ejercer como especialista en uno de los Estados miembros de la Unión Europea y una demostración de que cumple todos los requisitos necesarios, “los cuales hay que resaltar son los mismos que se exigen en España”, apunta.
En noviembre del año pasado, España y Francia toman caminos distintos en el caso del médico colombiano. Mientras que el ministerio francés publica la homologación, el de España opta por declinar la petición. Vargas, quien permanece en el país galo, considera que las diferencias entre ambas naciones responden a “la oferta académica que existe en el momento de la solicitud, así como en el carácter del propio proceso, siendo el francés más organizado y capaz de velar más por los intereses de los profesionales”.
Aunque no descarta que las trabas españolas en la homologación de títulos pudiera ser “una técnica para reducir la inmigración ante la situación económica y la falta de plazas en el sector”, también recomienda a los extranjeros extracomunitarios “tener mucho valor, coraje y optimismo. Nunca duden de sus conocimientos y dispongan de mucha resiliencia, ya que siempre habrá nuevas trabas y obstáculos que superar”.
En su propio caso, el médico y psiquiatra de origen colombiano aún no ha terminado su proceso de adaptación, ya que ahora debe superar las exigencias del nivel de francés que el modelo sanitario galo le exige. Finalmente, el 16 de marzo de 2015 introdujo la documentación y, tan solo en el plazo de seis meses se le fue comunicado que, según la comisión evaluadora de validación en París, se le aprobaba la homologación directa del título de Psiquiatría, lo que se traduce en un permiso para ejercer como especialista en uno de los Estados miembros de la Unión Europea y una demostración de que cumple todos los requisitos necesarios, “los cuales hay que resaltar son los mismos que se exigen en España”, apunta.
En noviembre del año pasado, España y Francia toman caminos distintos en el caso del médico colombiano. Mientras que el ministerio francés publica la homologación, el de España opta por declinar la petición. Vargas, quien permanece en el país galo, considera que las diferencias entre ambas naciones responden a “la oferta académica que existe en el momento de la solicitud, así como en el carácter del propio proceso, siendo el francés más organizado y capaz de velar más por los intereses de los profesionales”.
Aunque no descarta que las trabas españolas en la homologación de títulos pudiera ser “una técnica para reducir la inmigración ante la situación económica y la falta de plazas en el sector”, también recomienda a los extranjeros extracomunitarios “tener mucho valor, coraje y optimismo. Nunca duden de sus conocimientos y dispongan de mucha resiliencia, ya que siempre habrá nuevas trabas y obstáculos que superar”.
En su propio caso, el médico y psiquiatra de origen colombiano aún no ha terminado su proceso de adaptación, ya que ahora debe superar las exigencias del nivel de francés que el modelo sanitario galo le exige.
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