El médico navarro Jaime Lazcano, quien también jugó en el Real Madrid
Cuando el navarro
Jaime Lazcano iba al colegio, siempre le acompañaba un balón de fútbol que chutar a cualquier pared con la que se encontraba. Brillante estudiante,
pronto empezó a destacar en los deportes y a combinar los partidos con los exámenes, haciendo 'malabares' para poder arañarle tiempo a los días. Al terminar Bachiller, Lazcano se
marchó a Zaragoza para estudiar Medicina, profesión por la que llegó a abandonar al Real Madrid a los 25 años, para pesar del mismísimo
Santiago Bernabéu, quien lo consideraba como un hijo.
La afición por el deporte la heredó de su padre, Hilarión, quien le inculcó la pasión por la pelota vasca, a la que empezó a jugar a los 6 ó 7 años. Toda la familia se desplazó a San Sebastián para que pudieran operar a su padre, quien padecía del estómago y fue intervenido por el
cirujano Urrutia.
PRIMEROS PASOS EN EL OSASUNA
"Se marchó a Zaragoza para poder seguir estudiando la carrera de Medicina"
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A los quince años, el fúbol ganó el partido a la pelota vasca y Jaime
debutaba con el Osasuna contra el Arenas de Getxo, entonces uno de los mejores equipos. "Me marcaba de medio Laña, al que apodaban 'El enterrador'", recordaba el médico en una entrevista radiofónica a Radio Nacional de España.
Su debut en los campos
coincidió con su estreno como dramaturgo, escribiendo su primera obra teatral. Tirso de Molina, López de Vega y Cervantes eran sus escritores favoritos, de los que bebía inspiración. '
Astrágalo', 'Lujuria' o 'Amar es vivir', son algunas de las obras que Lazcano estrenaba, cada verano, en el teatro de El Escorial, donde la afición le insultaba llamándole “dramaturgo”.
Al terminar Bachiller,
se marchó a Zaragoza para estudiar la carrera de Medicina, lo que no le impide seguir jugando todos los sábados en Pamplona, para lo que se cogía el tren a las 4 de la tarde y, tras jugar el partido, volvía a la capital aragonesa. “Entonces
no había concentraciones y los entrenamientos eran un poco lo que uno quería. No ganaba nada, lo único que me pagaba el Osasuna eran los viajes de Pamplona a Zaragoza más la merienda, unas 100 pesetas en total", recordaba entonces el futbolista, que tras tres años en el Osasuna,
se vería tentado a jugar en uno de los grandes.
PRIMER GOLEADOR EN LIGA
La fama le llegó al jugar con el Zaragoza y tras batir, por error, al entonces mejor portero del mundo, Ricardo Zamora, quien justificó esos goles afirmando que Jaime era un jugador muy bueno. "
Me tomaba hasta una docena de huevos crudos al día con la idea de que había que sobrealimentarse", recordaba el futbolista.
En 1928 llegó el interés del Real Madrid por aquél navarro.
El club envió a un emisario hasta en dos ocasiones para lograr convencer al médico, que tuvo que salir de Pamplona a escondidas para que nada impidiera su marchea. Una cifra de 10.000 pesetas fue la responsable de su decisión.
Ya en el equipo blanco,
tendría el honor de anotar el primer tanto del equipo en la Liga Nacional, en 1929. Su rapidez como extremo le permitió también jugar varios partidos con la selección española y ser internacional en cinco ocasiones, acumulando 37 goles en 81 partidos que disputó con la camiseta blanca.
LA MEDICINA POR ENCIMA DE LA CAMISETA
A los 25 años,
Lazcano tomó una decisión que muchos no entendieron: Abandonar el Real Madrid para poder
centrarse en su carrera como médico, algo que enfadó al mismísmo Santiago Berbabéu, que apreciaba al Navarro como si fuese de su propia familia.
“Yo terminé mi carrera en 1934 y estaba decidido a ser médico"
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Jaime comenzó entonces a jugar en la
Unión Deportiva Salamanca, ya que el joven quería acabar ahí su carrera universitaria y dedicarse en exclusiva a la profesión: “Yo terminé mi carrera en 1934 y
estaba decidido a ser médico", recordaba en la entrevista, donde hacía un homenaje a su madre, quien le insistía en tomarse en serio la carrera y no el fútbol.
En una época en la que la economía tampoco pasaba su mejor momento,
el médico puso una clínica al lado del Puente de Toledo que apenas le daba beneficios, pero sí le sirvió para practicar y aprender una profesión por la que abandonó una carrera futbolística en el mejor equipo del momento.
PARÓN POR LA GUERRA
La guerra civil truncó los deseos de
abrir una clínica aún mayor a esa a la que dedicó tantas horas pero, cuando acabó, decidió seguir ejerciendo la Medicina sin dejar del todo el mundo del deporte, porque también fue seleccionador nacional junto a José Luis Costa y Ramón Gabilondo entre 1959 y 1960.
Tres años más tarde, fundaría un centro de medicina preventiva,
la Institución Colegio Apóstol Santiago, que derivó en una escuela deportiva en los años posteriores. El navarro falleció en 1983 dejando un legado intelectual y futbolístico y, sobre todo,
demostrando que la Medicina es una vocación que va más allá del mismísimo Real Madrid.
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