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El gerente del Hospital de Fuenlabrada, Carlos Mur, confiesa que también ha hecho sus pinitos en el cine

Carlos Mur, gerente del Hospital de Fuenlabrada.


8 oct. 2016 20:00H
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POR SERGIO LÓPEZ
Los días de Carlos Mur de Viu tienen que tener 36 o 48 horas. Si no, no se explica la actividad que despliega el joven gerente que desde hace dos años dirige el Hospital de Fuenlabrada, único en Madrid por su modelo de gestión como empresa pública con cierta autonomía. Antes de iniciar su carrera en la alta dirección hospitalaria, este psiquiatra nacido en Jaca hizo muchas cosas y no todas relacionadas con el ámbito sanitario.
 
Sus amistades en el mundo del cine y sus estudios de cinematografía (que compaginó con la carrera de Medicina) le valieron algún cameo en alguna que otra película y colaborar en varios guiones. Con una cultura musical casi enciclopédica, Mur de Viu presume de sus discos firmados por Bruce Springsteen. Además este gerente multifacético compatibiliza la alta dirección con la alta montaña, algo de lo que dan fe las fotos de cumbres vertiginosas que cuelgan en su despacho. Y, de alguna manera,Mur de Viu también ha sacado tiempo para desarrollar su vocación solidaria, como cooperante de Médicos del Mundo en África.

¿Por qué decidió especializarse en Psiquiatría?
 
Probablemente porque me gustaban los retos. De todas las especialidades médicas, fue una de las que me llamó más la atención, sobre todo por el órgano en el que trabajaba. Es el más fascinante, el más complejo y, a la par, el más desconocido de todos los órganos y sistemas del cuerpo. Realmente yo tenía más vocación de neurocirujano que de psiquiatra, debo reconocerlo. La Neurocirugía la descarté, porque yo con estas manos no soy especialmente hábil.
 

Junto a su gran ídolo, el cantante Bruce Springsteen.

Pero, antes de decantarse por la Medicina, tocó varios palos hasta encontrar su vocación.¿Cierto?
 
Sí. Probablemente quedaría muy bien si yo dijera que era el típico niño que desde los cuatro años de edad quería ser médico. Mi hija me despierta ahora diciendo que quiere ser médico, como la Doctora Juguetes, y me está preocupando (ríe). Pero yo no. De niño quería ser astronauta, bombero, explorador, agente secreto. Y, durante mi adolescencia, ya más en serio, el sector que más me interesaba era el cine. Más la dirección y el guión que la interpretación. Así que, mientras estudiaba Medicina, hice dos años de estudios de Guión y Dirección en Zaragoza.
 
Compaginó
 
Sí, sí, efectivamente.
 
¿Llegó a hacer algún corto, o escribir algún guión?
 
Sí, he estado en los equipos de guionistas de algún largometraje y he seguido colaborando y escribiendo posteriormente. Y como cortometrajista hice dos, francamente lamentables ambos. No creo que el mundo del cine se haya perdido ningún Stanley Kubrick o ningún Luis Buñuel. 
 
¿Por qué en concreto el cine? ¿De dónde vino esa pasión?
 
Probablemente porque, como séptimo arte que es, reúne lo mejor y lo más llamativo de cada una de las artes anteriores. Es decir, para mí no hay lenguaje más poderoso que el cinematográfico.
 
Dígame una película cree que refleje los retos de la sanidad.
 
Pues, por citar un ejemplo, diría la que abrió este año festival de cine San Sebastián de este año, 'La hija de Brest', que es una película francesa. Es la historia real de una cardióloga que denunció una situación con un medicamento muy complejo y que tambaleó los cimientos de la república francesa de determinada materia. Creo que es ejemplarizante del valor de los profesionales que aportan al sistema.
 
Sabemos que es un gran fan de Bruce Springsteen, ¿por qué Bruce Springsteen? ¿Quién es para usted Bruce Springsteen?
 
Es varias cosas al mismo tiempo. Para mí es la voz de una cultura admirable, como es la cultura popular norteamericana, muchas veces poco considerada. Es el triunfo de la voluntad de una persona de origen humilde, que logra transmitir un mensaje con mucha fuerza, muy poderoso, a todo el mundo.
 
Es la imagen de la autenticidad en unos tiempos en los que quizás tengamos que regresar un poco a lo auténtico y a lo genuino. Y, desde luego, muchas veces es la banda sonora que acompaña a los momentos memorables y no tan memorables a lo largo de mi vida. Y, por encima de todo, es una pasión compartida con una persona importantísima que es mi mujer, con lo cual Bruce es mucho.
 

El cine es otra de las grandes pasiones de Mur. En la imagen,
con la actriz Ángela Molina.

Hay varias cosas que ha  mencionado sobre el triunfo de la voluntad, el afán de superación... ¿Son elementos importantes en el liderazgo y en la gestión? ¿Lo consideras un ejemplo a seguir a la hora de desarrollarte como gestor?
 
Indudablemente, y añadiría, ya que hablamos de Springsteen, una virtud poco mencionada: el perfeccionismo. Es un señor muy exigente consigo mismo y con los que le rodean. El apodo del 'Boss' (jefe) no viene por casualidad.
 
¿Sería un buen gestor? ¿Sería un buen gerente de hospital?
 
De eso no estoy tan seguro (ríe). Al igual que no creo que yo fuera un gran músico de Rock. Pero tiene una cualidad absolutamente necesaria para dirigir una organización tan compleja como un hospital, que es la capacidad de liderazgo. La capacidad de motivar e ilusionar a las personas que tienes alrededor. La capacidad de transmitir un mensaje, un proyecto, una idea, y que eso germine en los demás.
 
Y, en esos términos, ¿quién sería el 'Boss' de la sanidad española?
 
Es una pregunta francamente comprometida. Si tengo que citar a alguien que me haya parecido que, por empuje, por innovación, por ganas de cambiar las cosas, un referente en los últimos años, diría Boi Ruiz, el anterior consejero de Salud catalán. Y sé que es un nombre que puede resultar polémico.
 
¿Cómo era como estudiante? En su currículum, consta un expediente excelente...
 
Gracias. Creo que era un alumno muy aplicado y muy resultadista. Pero debo reconocer que tampoco era el prodigio de estudiante ordenado y planificado.
 
¿Qué experiencia recuerda con más intensidad de esa época?
 
Probablemente mi etapa como interno, enNeuroanatomía. Era algo realmente interesante y teníamos un catedrático maravilloso. Recuerdo también con muchísimo cariño mis primeras prácticas en servicios quirúrgicos. El primer contacto con el paciente en el momento más duro, el momento más difícil, cuando su vida está literalmente en manos de los profesionales y de determinada tecnología.
 

Nacido en Jaca, el gerente del Hospital de Fuenlabrada disfruta de la montaña siempre que puede.

¿En qué momento decidió consagrarse a la gestión sanitaria?
 
Pues citando a otro gran músico del siglo XX, John Lennon, él decía que la vida es aquello que te ocurre mientras tú estás ocupado haciendo tus planes. Y realmente fue un poco así. Aunque siempre me había interesado la dirección económica de las cosas, comprender el qué hace posible el funcionamiento de un engranaje tan complicado como un hospital, realmente no fue hasta el año 2009.
 
La entonces directora de Salud Mental de Madrid me ofreció formarme en EADA, en Barcelona, en gestión de recursos. Ahí es donde empiezo a tener un interés en la gestión. Después hice un programa entero en el IES, que me fascinó. Y, dadas mi especialidad y determinadas circunstancias, me ofrecieron la posibilidad de incorporarme como director gerente al Psiquiátrico de Leganés.
 
Acepté la oferta porque realmente creía que era una oportunidad para modificar el entorno y cambiar las cosas. Yo era de los médicos un poco reivindicativos y me daban la oportunidad de estar al otro lado de la mesa.
 
En un terreno como la salud mental...
 
En un terreno, efectivamente, donde queda mucho por evolucionar.
 
¿Qué diría que conseguió cambiar como gestor en ese centro?
 
Fue una experiencia compleja en sus inicios, pero muy bonita. Leganés había sido un centro absolutamente pionero en la desinstitucionalización psiquiátrica en los 80, donde se había luchado verdaderamente por la integración, la rehabilitación, en contra del estigma, que a veces se asocia a la persona con una enfermedad mental.
 
Me parecía que quedaba por modernizar aún más el modelo asistencial, cosa que conseguí solo parcialmente, y que mi sucesor, sin duda, va a hacer mucho mejor. Por otra parte –y eso creo que sí lo logramos–, dotamos a un instituto psiquiátrico de tantos años deuna gestión moderna, tanto en los recursos humanos como en lo económico. Lo que queda por hacer ahorason más programas con el municipio y con el entorno, en términos de promoción y prevención de la salud mental.
 
¿Qué mensaje lanzaría para intentar alejar el estigma que rodea a la salud mental?
 
Diría que no podemos seguir de espaldas a unos trastornos o enfermedades que son moneda corriente. Un tercio de la población ha tenido, tiene o tendrá algún tipo de trastornomental.Tenemos que estar más concienciados de que los trastornos mentales no solo es la figura del psicótico crónico, un estereotipo muy alejado de la realidad, sino que podemos ser cualquiera de nosotros.
 
Es un gestor muy joven, ¿qué retos vislumbra de cara al futuro?

El reto de momento es el Hospital de Fuenlabrada. La situación, claramente, merece un esfuerzo colectivo y hay que estar capitaneándolo.
 
A medio plazo, en términos genéricos, a mí me gustaría estar donde yo fuera útil, en aquel lugar donde realmente se pudiera contribuir a un cambio de paradigma a una mejora de sistema, a ofertar un sistema sanitario más equitativo, más completo, científico-técnico, que permita incorporar el enorme avance de la investigación biomédica.
 
Además de en la sanidad madrileña, ha trabajado en San Sebastián, Barcelona y Nueva York. Quería preguntarle por esa última experiencia.
 
Yo diría que, junto con mi época de Tanzania, ha sido la mejor época en el ejercicio de la Medicina. En lo personal y en lo profesional. Había hecho en Nueva York, en el Hospital Monte Sinaí, un periodo de mi rotación libre durante la residencia en cuarto año, y me ofrecieron hacer una especialización en un campo concreto que es la Psiquiatría de enlace. Se trata de medicina psicosomática, las consecuencias psiquiátricas de enfermedades físicas, por resumirlo. Y me fui un año para allá. La experiencia en el Sinaí fue maravillosa por aprender otro modelo de trabajo, otro sistema.
 
¿Qué destacaría de ese sistema?
 
Destacaría como puntos positivos la competitividad sana y el buen ambiente que se respiraba de valoración, de incitación, de recompensa a algún profesional. La gran capacidad de acogida que tienen de personas extranjeras y la enorme capacidad financiera y tecnológica que tienen para prestar esos servicios.
 
Como punto negativo, porque el cuento de hadas nunca es completo, me sorprendió muchísimo la falta de universalidad de determinadas prestaciones que yo considero básicas. Además, yo estuve entre2004 y 2005, antes de las reformas del presidente Obama.
 
EN CORTO
Libro de cabecera
‘Cien años de soledad’, de Gabriel García Márquez, ‘El hombre en busca del sentido’ de Viktor Flankl y ‘Rojo y negro’ de Stendhal.

Canción favorita
‘Further On’ de Bruce Springsteen.
 
Una ciudad para vivir
San Sebastián.

Una ciudad para viajar
París.

Un objeto imprescindible
El reloj.

Un personaje de su vida
Mi hija Carla, de cuatro años. Me enseña más de lo que yo la enseño a ella.

Un personaje histórico
Jesucristo.

Un lema vital
"Quién tiene un por qué para vivir, podrá soportar cualquier cómo". Es de Friedrich Nietzsche.

Un equipo de fútbol
Real Zaragoza y Fútbol Club Barcelona.

¿Qué le hace feliz?
Hacer feliz a otras personas. Y retornar a lo genuino acompañado de la mejor compañía posible.
En la balanza, si hubiera que elegir, ¿sanidad española o sanidad norteamericana?
 
Yo me quedo con el sistema sanitario español, por un aspecto en el que, sin duda,no tenemos mucho que envidiar a las grandes estrellas norteamericanas. La enorme formación y rendimiento de nuestros profesionales. En otros aspectos sí que se ve una diferencia notoria, como en la mejor organización de los procesos, en que se invierte en I+D con decisión… pero creo que, para lo barato que cuesta, lo universal que es y las prestaciones que sirve, el Sistema Nacional de Salud español es una joya auténtica, y resiste comparaciones muy bien con otros países. 
 
Un aspecto que destacaría una de las razones del enorme porcentaje de gasto sanitario respecto a suPIB que tiene Estados Unidos,si lo comparamos con España, radica la remuneración de los profesionales. Es una cuestión del‘Capítulo 1’. Quiero decir, quenosotros, los profesionales, somos losque lo hacemos sostenible, al menos en parte.No lo olvidemos.
 
Además de todas las experiencias que está relatando, ha sido cooperante. ¿Hay alguna experiencia que le haya marcado especialmente trabajando como médico en África?
 
Sí, soy socio de Médicos Sin Fronteras desde 1996, cuando era estudiante de Medicina. A partir de ahí y gracias a una amiga, me surgió la posibilidad de trabajar en un hospital de enfermedades infecciosas en Tanzania unos meses.Y sí, hubo experiencias duras. Uno de los temas que de forma más dolorosa recuerdo fue que un niño de apenas dos años se me muriera en los brazos. O tener continuamente que escuchar a muchas madres decir: “mire, que le regalo a mi hijo, que se lo lleve a Europa, porque si se queda conmigo no va a sobrevivir y con ustedes va a tener una vida y un futuro”… y, evidentemente, no poder dar salida a esa desgarradora petición.
 
Pero había otras cuestiones evidentemente positivas. Es inolvidable la sonrisa de los primeros pacientes con VIH que empezaron a recibir los antirretrovirales, que hasta hace 10 años no llegaban al África Subsahariana, y que, gracias a acuerdos con determinadas farmacéuticas y con la Fundación Bill Clinton, pudieron llevarse a Tanzania y a Kenia. Yo creo que esos son los momentos por los cuales uno comprende por qué se ha hecho médico.
 
Tengo entendido que es montañero y que en su tiempo libre le gusta regresar a los Pirineos.
 
En efecto. Soy del Pirineo Aragonés, nacido en Jaca.El poeta Rilke decía aquello de que la única patria del hombre es su infancia y en estos tiempos de globalización, estoy totalmente de acuerdo con eso. Yo creo que las vivencias de aquella época y dónde te crías, marca tu forma de distribuirte como persona.
 
Sobre todo gracias a mi tío, el hermano pequeño de mi madre, en edad muy temprana empecé a desarrollar una gran afición por el alpinismo, la escalada, fue monitor de esquí, de acompañante de alta montaña un tiempo y, bueno, aunque ahora, ni mi forma física actual ni el tiempo me lo permite, sí que de vez en cuando lo sigo haciendo. Aparte de volver al Pirineo cuando puedo, he hecho expediciones a los Alpes, al Himalaya…
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