Mely Martínez, la 'Oveja Negra'
Amelia Martínez tiene tres nombres: el que consta en su DNI; Mely, como la llaman quienes la conocen; y 'Oveja Negra', su personaje en Twitter, donde la siguen 42.000 personas. Siempre quiso ser enfermera, pero tuvo que ponerse a trabajar muy joven para sacar a su familia adelante. Fue camarera, tuvo su propia cafetería y, tras dejar a su hijo listo para enfrentarse al mundo, se matriculó en la carrera de Enfermería. Con 40 años.
Confiesa que convertirse en una conocida tuitera le ha servido para que las compañías de telefonía la atiendan más rápido cuando tiene una incidencia. También para que la inviten como ponente a charlas como la celebrada en el Consejo General de Enfermería el 4 de marzo. Antes de empezar, habla con
LA REVISTA de Redacción Médica de su trayectoria y de qué papel juegan las redes sociales en su vida. Durante la entrevista, le sobrevuela la duda de si le hemos robado la ponencia antes de haberla dado. Si quiere darle una alegría a esta enfermera de 48 años y original de La Mudarra (Valladolid), regálele una oveja negra.
¿Cómo surgió la idea de la Oveja Negra?
Coincidió con mis estudios de Enfermería. Mi sueño era ser enfermera, y empecé a estudiar la carrera tarde, con 40 años. Entonces también arrancaba toda la época de Twitter. Empiezas tuiteando cosas sobre salud, bienestar y del trabajo que estás haciendo en ese momento y al final te vas metiendo. Terminé siendo la Oveja Negra Enfermera porque ya tenía el perfil abierto antes de ser enfermera.
¿Por qué la Oveja Negra?
Es algo que empezó hace mucho tiempo como una cosa personal. Alguien me preguntó una vez: "¿Qué animal te gustaría ser?" Todo el mundo suele contestar un león, un águila o un pájaro. A mí, que soy muy castellana y llevo viendo ovejas toda mi vida, me salió del alma decir: "Yo sería oveja". Por esa tranquilidad con la que ven pasar el mundo, aunque yo sería la oveja loca seguramente. Como en todas las familias hay una negra y hay que marcar la diferencia me decidí por Oveja Negra.
A partir de ahí empecé a coleccionar ovejas negras y ha sido algo que ha estado siempre presente como algo no profesional. Luego ha venido ese lado cuando decidí estar en Twitter. Si veis mi avatar es un poco como una oveja loca con cofia.
¿Cómo es eso de coleccionar ovejas negras?
Colecciono ovejas negras: llaveros, peluches, postales, figuras, cualquier cosa que tenga una oveja. La gente lo sabe y me las regala y cuando viajo mi meta es traerme una oveja negra. Siempre acabo encontrando una.
Mely Martínez mandó caracterizar estas zapatillas en Londres.
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¿Cuál es la más curiosa que tiene?
Una que compré en Toronto que es de cristal de Swarovski. No es la más valiosa porque pagué bastante más por una en la Plaza Navona de Roma. Pero sí es la más curiosa. Tengo también mucho cariño a otra que compré en Budapest y que es de un cristal muy bonito. Parecería que una oveja no es un animal muy fácil de encontrar, y menos negra, pero sí que las acabas encontrando. Tengo muchas.
¿Todas son negras?
Todas negras. Blancas no valen. De hecho, en mis bolsos siempre va colgada una oveja negra.
Empezó a estudiar enfermería tarde.
¡Sí! Con cuarenta años.
¿A qué se dedicaba antes?
Fui madre muy joven e hice la vida al revés: crié a mi hijo como todo el mundo y trabajé de lo que pude: de camarera para sacar a mi hijo adelante, estudié primero Diseño y Decoración de Interiores en la Escuela de Artes y Oficios. Luego tuve mi propia cafetería. Cuando ya mi hijo estaba terminando sus estudios, y mi vida pegó un vuelco por una enfermedad, me dije que a lo mejor era el momento: "Mi hijo ya ha acabado sus estudios, está puesto más o menos en la vida, ahora me toca a mí cumplir mi sueño de ser enfermera".
¿Cómo es empezar la carrera con 40 años?
Difícil, porque además yo no solo me dediqué a estudiar. Yo estudiaba y trabajaba. Además tuve que estudiar en una universidad privada porque cuando yo empecé la carrera todas las universidades que te obligaban a estudiar por la mañana y hacer prácticas por la tarde o al contrario, por lo que era imposible estudiar y trabajar. La única que me permitía combinarlo era la Universidad Europea, pero era un dineral. Ya entonces trabajaba de auxiliar.
Afrontar esos gastos era difícil así que tenía que conseguir todos los años la beca de excelencia de la Comunidad de Madrid y la que daba la propia universidad por sacar una nota mayor de 9 o 9'5. Fue duro porque para mí sacar en un examen menos de 9 era un drama suponía arriesgarme a perder las becas y a tener que dejar de estudiar. Con 40 años tu mente no está tan preparada. A mí siempre me ha gustado mucho leer y he leído muchas cosas de Medicina, pero ponerte a hincar codos es más difícil.
Con una marioneta de una oveja negra en Praga.
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¿Consiguió mantener la beca?
¡Sí! Conseguí la beca excelencia durante los 4 años. Las dos: la de la universidad y la de la Comunidad de Madrid. Fue lo que me permitió pagar los estudios.
¿Qué le ha aportado Twitter?
¡Mucho! Para empezar yo creo que incluso me ha aportado el estar hoy donde estoy trabajando. Aunque parezca una tontería, en este mundo de las redes sociales se nos va a veces un poquito la pinza. De repente tienes 20.000 seguidores y alguien de comunicación descubre que trabajas en su hospital y piense: "¡Uy! Tenemos una enfermera y tiene 20.000 seguidores. ¿Quién es?, ¿dónde está?, ¿cómo no la tenemos localizada? ¡A ver si se le va a ir la pinza y va hacer algo que no debe! O al revés: Vamos a ver cómo podemos colaborar" En mi caso me he sentido muy bien tratada por la organización para la que trabajo que es Quirónsalud en la Fundación Jiménez Díaz y me siento valorada en ese sentido.
Las redes sociales también tienen un lado negativo. ¿Qué opina de los troles?
Fíjate yo soy la Oveja Negra, pero, como dije antes, no se nos puede ir la pinza en este sentido. Me vas a encontrar en muchos sitios, pero nunca me vas a encontrar metida en polémicas porque es una de mis normas. A lo mejor pueden acusarme de que peco de no mojarme o de ser demasiado tibia en según qué cosas, pero hay cosas en las que yo directamente no entro; no me conducen a nada, no me aportan nada y no voy a sacar nada de ellas.
¿Precisamente, no cree que existe una línea muy fina...?
EN CORTO
Libro favorito
El nombre del viento de Patrick Rothfuss.
Película
La vida es bella de Roberto Benigni.
Canción
Purple Rain de Prince.
Una ciudad donde vivir
Madrid.
Una ciudad para viajar
Nueva York.
Un objeto imprescindible
El iPad.
Un personaje de su vida
Mi hijo.
Un protagonista histórico
Johann Gutenberg inventor de la imprenta moderna, porque no concibo mi vida sin libros
Un equipo de fútbol
El Real Madrid.
Un lema vital
Lo que tenga que ser, será...
Algo que le haga feliz
Trabajar en lo que me gusta y el amor y apoyo incondicional de mi pareja, Marcos.
Ay, ¿me has cogido una frase de mi ponencia?
¿Por qué?
Porque lo voy a decir: lo de la línea fina.
Ah, pues la verdad es que no. La pregunta es si no cree que hay una línea muy fina entre lo que es la crítica y el insulto fácil en Twitter.
Eso es. Si vas a escuchar la ponencia lo oirás. Es muy difícil trazar la línea que marca el límite de lo que se puede o se debe y lo que no se puede y no se debe hacer. Es muy difícil marcar esa línea, precisamente por eso es muy fácil a veces traspasar la línea. Eso genera situaciones complicadas de manejar. Siempre.
¿Cree que la gente se comporta igual en Twitter que en la vida real?
Es otra cosa que voy a decir en mi ponencia también. Twitter es una ventana abierta al mundo y al final ahí no acabamos de hacer otra cosa que mostrarnos como realmente somos. Puedes mantener una imagen durante un tiempo, pero, como pasa en la vida real, al final Twitter es un reflejo de nuestra vida real.
¿
Qué responsabilidad tiene un profesional de Enfermería que está en Twitter de representar al resto de la profesión?
¡Mira, me estas clavando la ponencia y esto espero que no lo saques antes!
No, no, tranquila, esto va a tardar.
¡Es que me estás clavando la ponencia! (Ríe). Desde el mismo momento en el que yo decido estar en Twitter como Mely Martínez, enfermera, y además enfermera en la Fundación Jiménez Díaz, todo lo que yo haga a través de ese perfil para bien o para mal me va a influir a mí, a la profesión en general, y por supuesto a la organización para la que digo que trabajo. Recuerdo cuando el toro mató al torero Víctor Barrio y un periódico sacó el titular
Una Enfermera se alegra de la muerte del torero Víctor Barrio. ¿Esa enfermera tiene derecho a ser antitaurina? Por supuesto, todo el del mundo lo tiene. ¿Tiene derecho incluso a alegrarse? Allá ella con su conciencia. Pero en el titular pone que es enfermera. Si tú eres torero y mañana vas con tu cuadrilla y se estrella tu coche y esa enfermera es la que te va a atender te puede entrar la duda de qué va a hacer, si te va a dejar morir. Una enfermera tiene que atender igual al terrorista que a la víctima del terrorismo. Claro que afecta lo que tú digas porque es la imagen que das. Yo me he identificado como Enfermera. Si yo quiero tuitear lo que me dé la gana, me identifico como Mely Martínez, ciudadana de un pueblo en el que hay más ovejas qué personas y lo que escriba me afectará a mí y, como mucho, a las ovejas de mi pueblo.
¿No se siente un poco a veces sobrecogida con cierta repercusión que usted tiene?
A veces le damos le damos una importancia mayor a las redes sociales de la que realmente tiene y olvidamos aspectos que son mucho más importantes en la profesión. Claro que me gusta tener esta repercusión y compartir esto con el resto de mis compañeros. Pero al final no soy nada, soy una enfermera que se dedica hacer su trabajo, que quiere hacerlo bien cada día y ya está.
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