Elena Campos.
Talleres, semanas de la ciencia y colaboradora en Radio Nacional. Elena Campos (1987, Serradilla, Cáceres) lleva desde la universidad implicada en acciones de divulgación de la ciencia, pero la chispa definitiva para pasar al combate activo contra las pseudociencias prendió cuando conoció el caso de Mario Rodríguez. Tras leer un artículo en el que Julián, el padre de Mario, explicaba cómo su hijo había fallecido tras abandonar un tratamiento contra la leucemia, a Campos le inundó la rabia y la frustración: "Me sentí culpable por no haber podido hacer todo lo que hubiera estado en mi mano como profesional de la divulgación científica y como persona para evitarlo".
Decidió unirse a la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (Apetp), que el propio Julián había montado para ayudar a otras personas en su misma situación. Campos lleva un año como presidenta y en este tiempo se ha convertido en la cara visible ante los medios, además de en interlocutora de los partidos políticos y autoridades a los que trata de convencer de los peligros de la pseudociencia. Labor que encaja como puede con su trabajo de investigación en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa: " Si necesito un experimento que tiene que estar incubándose tres horas, lo preparo justo para poder estar haciendo esta entrevista". Al día siguiente nos confiesa que trabajó en el laboratorio hasta las nueve de la noche para compensar el tiempo dedicado.
Campos traza un discurso en el que relaciona dos consecuencias graves a la falta de cultura científica: es el abono perfecto para charlatanes y fomenta que la sociedad no reclame más fondos para investigación al no valorar lo suficiente la importancia de la ciencia. Reparte las culpas entre la dejadez de la administración y la falta de compromiso en divulgación de muchos de sus colegas.
¿Considera que sus compañeros del ámbito científico están lo suficientemente implicados contra las pseudociencias?
Creo que deberían implicarse más. Hace poco la Real Academia Nacional de Farmacia emitió un informe en el que daba argumentos sobre por qué la homeopatía no funciona. Lo han hecho hace un mes como mucho, pero debería haberse actuado antes para que la homeopatía no formase parte del Vademecum nacional y no esté en las farmacias. Aunque esto no afecta solo a la homeopatía ya que los que trabajamos en la investigación, ya sea biomedicina, matemáticas o física, tenemos que ser conscientes de que la parte más importante de nuestra profesión es hacerla valer: decirle a la ciudadanía por qué es importante a lo que nos dedicamos y dar una información mínima para que lo puedan apreciar y no caigan en engaños.
¿Habría que prohibir las pseudociencias?
Prohibir es una palabra muy fea. No sería necesario si fuésemos conscientes de lo que nos jugamos. Creo en la libertad del paciente o del consumidor de poder elegir lo que quiere en su vida aunque no le vaya a beneficiar realmente, pero esa decisión debe estar correctamente informada. Para eso, además del proceso educativo previo y una formación necesaria, deberíamos evitar que embaucadores engañen a la ciudadanía vendiéndoles productos milagrosos. Por supuesto, dentro de la sanidad pública esto no debería tener cabida.
Elena Campos con parte del equipo del programa de Radio Nacional 'Entre Probetas'.
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¿Qué está fallando como sociedad?
Se ha permitido que cualquiera campe a sus anchas. Estamos en un punto en el que la opinión ha sustituido al conocimiento tanto en la sociedad como en las administraciones y en la política. Cuando estás en este punto, o te rodeas de asesores competentes, que no te digan lo que quieres oír, sino la realidad que tienes que escuchar, o estás vendido y perdido. La Organización Médica Colegial hace poco que ha reaccionado con su Observatorio contra las Pseudociencias. Está bien que hayan reaccionado, pero es tarde. Se tenía que haber hecho en el primer momento en que un vendedor de humo apareciera. Los medios de comunicación han dado mucha voz a curanderos, farsantes y profesionales de la salud que vendían cosas que no lo eran. Es un mensaje que cala.
¿Nos hemos confiado, por ejemplo, en el caso de las vacunas?
Seguramente, sí. Mi abuela tenía muy claro que había que vacunarse porque en su época vio a mucha gente que se quedaba coja por la polio. Nosotros, por suerte, hemos nacido en una sociedad en la que el 95 por ciento estamos vacunados y es muy difícil que una enfermedad pueda causar estragos, pero ahí tenemos el caso de Italia o el de Estados Unidos: en aquellas comunidades donde se han negado a vacunar se ha perdido la inmunidad de grupo y están apareciendo otra vez los casos con graves efectos e incluso con muertes. Vivimos entre algodones y, en el caso de las vacunas, no las vemos necesarias porque no vemos a gente a nuestro alrededor morir por infecciones o con secuelas gravísimas.
¿Entonces es una cuestión de educación?
Sí, educación en ciencia y en filosofía. ¿Por qué se retira la asignatura de filosofía que te enseña a pensar? Porque no se considera necesaria. Nos pretenden enseñar a debatir y discutir, pero de manera dogmática. Es imposible desarrollar un pensamiento lógico que te lleve a cuestionar aquello que se te dice. Si perdemos esa capacidad humana, cualquiera nos puede vender cualquier cosa porque somos completamente incapaces de dudar de las palabras de alguien que se haga pasar por profesional o incluso que sea un profesional.
¿Qué conclusión saca después de reunirse con los partidos?
Que les importa muchísimo la opinión pública. Los dos partidos más grandes, PP y PSOE, nos decían que les preocupaba la situación y algunos conocían la legislación, aunque también tenían creyentes entre sus filas que te decían que cómo la homeopatía que está en las farmacias no puede funcionar. Ahí deja en evidencia su claro desconocimiento acerca de cómo funciona la Medicina y que sus asesores científico-técnicos y sanitarios no están muy bien formados, porque es un error básico de concepto. Al final nos animaban a crear una masa social afín a nuestra visión y nos decían que cuando existiera, ellos podían actuar. Lo que nos venían a decir era que si no, lo que tenían que hacer era poner en común las diferentes visiones de los grupos que integraban el partido. En el caso de Podemos, aprobaron un documento para abordar las pseudoterapias y mejorar las PNL que hay sobre la mesa. Sin embargo, somos conscientes de que está también el círculo de terapias naturales y de homeopatía. En este caso, este partido no va a hacer nada hasta que no se convenzan sus bases y así no perderlas. Eso no es responsable desde mi punto de vista.
¿Por qué mantienen esta actitud?
Tienen miedo a enfrentarse a la opinión pública y, consecuentemente, a perder votos. No entiendo por qué. La importancia para mí es que estén lo suficientemente informados y que velen por nuestra salud. Lo que hay que hacer, guste o no, es velar por la salud y eso es que no exista el curanderismo y que se persiga tal y como marca la legislación, que se pene la mala praxis y que no se permita confundir al paciente con terminología que induciría a pensar que algo es terapéutico cuando no lo es.
¿Entonces no falta legislación, sino que se aplique?
Falta aplicarla y vigilar su aplicación. Es una de las cosas curiosas de la Proposición No de Ley del PP. En el punto en el que se refiere a que son las comunidades autónomas las competentes. La ley de 2003 que establece las competencias del personal sanitario es una ley estatal con lo que, si es una ley básica, no es competencia única de las comunidades autónomas. El Real Decreto de 2003 es una ley básica que indica que pueden ofertar los centros sanitarios también está por encima.
¿Han hablado con el ministerio?
Todavía no. No hemos tenido señales.
¿Han intentado contactar con ellos?
Hemos tratado de llamarles la atención por redes sociales y a través de la Comisión de Sanidad, pero no hemos tenido respuesta. Quizá deberíamos enviar una misiva a la ministra. Una ministra que alentó a la ciudadanía a denunciar este tipo de prácticas, aunque en la asociación recibimos muchas preguntas sobre cómo se pueden denunciar estas actividades fraudulentas. Ni nosotros tenemos claro cómo hacerlo.
Elena Campos durante un momento de la entrevista.
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¿Qué falta para que sea más claro?
Podría entrar la proposición legislativa de Ciudadanos en el que pide obligar a un profesional sanitario a tener que denunciar a la fiscalía las actividades fraudulentas que induzcan a un paciente a abandonar una terapia que no tiene ninguna base científica.
¿Qué problemas se encuentran los ciudadanos a la hora de denunciar?
Fíjate lo que ha pasado con Mario Rodríguez. El padre lo ha denunciado y le ha costado una barbaridad sacarlo adelante. El primer juez dijo que se trataba de un estudiante de física, que tenía conocimiento suficiente y que la ley no protege al incauto. Ahora un juez lo ha reabierto por intrusismo profesional. Ha tardado dos años y eso que es un caso que es mediático. La mayoría de las víctimas son silenciosas, igual que ocurría con el maltrato de género. Había víctimas y, aunque se podía conocer, nadie lo denunciaba. Actualmente estamos igual. ¿Quién no conoce a alguien que haya sufrido este tipo de engaños?
No es la primera vez que se compara el asunto de las pseudociencias con las situaciones de violencia de género. ¿Cree que el símil es afortunado?
No sé si es el más afortunado, pero sí es bastante claro. Evidencia mucho la situación: es una persona que es una víctima, que en muchas ocasiones no es ni consciente de que es víctima, cuya vida está en peligro y que, si no sale por sí misma de esta situación, debería haber alguien con responsabilidad o autoridad como para poder defenderla. Aquí volvemos a la libertad de elección. Por supuesto una persona puede elegir no denunciar, pero eso no hace menos verdugo a aquella persona que la está maltratando ni lo hace menos peligroso y no por eso una víctima deja de ser víctima.
Recientemente se ha formado el Observatorio contra las Pseudociencias, pero ¿por qué cree que hasta ahora los médicos no solían denunciar?
Puede ser que haya corporativismo. Una respuesta que tuve de una profesional de la Medicina es que estamos en tiempos de crisis y que había que intentar otras medidas para salir adelante… Te lo voy a leer porque es muy curioso (busca en su email): "Ya sabes, la crisis ha agudizado el ingenio de profesionales que no terminan de encontrar su sitio o han sido inhabilitados o expedientados en el ejercicio de su profesión y tienen que ganarse la vida de alguna manera". Esta fue la respuesta a la petición de un ginecólogo para informar sobre la psicoterapia neural en cuanto a su aplicación a dicha especialidad. De alguna manera hay un corporativismo de protección a los propios colegas que puede ser lógico, pero no es ético.
No se puede permitir que profesionales de la salud, que me da igual en qué situación económica se encuentren, hagan estas cosas porque están ahí para cuidar la salud y no para aprovecharse de estas personas. Sobre todo cuando lo hacen desde una jerarquía que la gente de a pie respetamos. Cuando me monto en un avión no me planteo que el piloto no tiene los conocimientos suficientes en el momento en que un problema ocurra. Es lógico que un ciudadano no se plantee que lo que le vaya a decir un médico o un psicólogo no se corresponda con el estado del conocimiento actual.
EN CORTO
Libro: 'Los Borgia', de Mario Puzo.
Una película
'Braveheart', de Mel Gibson.
Una canción
'Losing my religion' de R.E.M.
Una ciudad para vivir
Viena
Una ciudad para viajar
Me gustaría conocer alguna de Nepal o Indonesia.
Un objeto imprescindible
Mis lentillas.
Un personaje de su vida
No podría quedarme con uno. De cada persona se puede aprender algo.
Un personaje histórico
Mary Montagu.
Un equipo de fútbol
La selección española.
Un lema
"Vivir".
¿Qué le hace feliz?
"Despertar sin prisas en medio de un paraje natural con apenas rastro de manipulación o incidencia humana".
¿Qué hacer con personas como Pàmies que argumentan que tiene libertad de expresión?
Es una libertad de expresión mal entendida. Si nos vamos a la constitución dice que si tú emites un mensaje que es una opinión tiene que quedar claro que es una opinión. Si lo emites como consejo sanitario, según la ley de profesiones sanitarias, deberías ser un profesional de la salud del área donde emites ese consejo. Si no, estarías cometiendo un delito de intrusismo. Depende del colegio profesional llevarlo ante la justicia.
¿Cuál es la situación más grave que se ha encontrado?
Uno que me llamó especialmente la atención fue un caso como el de Mario, pero a la inversa. Su padre iba a la seguridad social a un médico que tenía una consulta privada por las tardes en las que le vendía terapias alternativas. No siguió la quimioterapia hasta que tenía metástasis. Lo asociaban todo al origen emocional de la enfermedad hasta que cuando volvió al hospital ya no se pudo tratar. Estudiantes de Medicina que llegan al Hospital de Málaga y nos preguntan si la moxibustión tiene algún tipo de base. Es una técnica que bebe de la acupuntura, pero a la aguja le das calor y la untas en unas cenizas que se supone que le da unas características especiales. En el hospital de Málaga lo aplicaban a embarazadas en el caso de bebés que venían de nalgas. Tenemos otro caso de otra paciente que siguió la terapia del MMS y que tuvo serios problemas.
Al principio de la entrevista, decía que había que valorar la ciencia para evitar las pseudociencias. ¿Considera que esto sería bueno para fomentar la investigación?
En términos generales cuando a alguien le preguntas si considera importante la ciencia, dice que sí. Desde la parte política no se valora lo que es el trabajo científico-técnico cuando la calidad de vida y la longevidad que tenemos son fruto de ese progreso. ¿Por qué no lo valoramos? Quizá los científicos estamos demasiado acostumbrados a quedarnos en el despacho y no hablar demasiado.
Ha habido algunas manifestaciones, pero no son masivas.
Para nada. A lo mejor deberíamos hacerlas coincidir con un partido de fútbol. Al final es lo que vendemos a la ciudadanía que es lo que tienen que valorar. No hay programas en televisión de cultura en la televisión y hablo también de cultura científica. A las manifestaciones vamos pocos y no van muchos investigadores de renombre. Yo pedí las becas, me las concedieron, hice la tesis y sigo pensando que quizá podría ser más útil en otro sitio y denunciando esta práctica que aquí. No es un camino fácil: la beca de investigación son 1.000 o 1.200 euros al mes, que tampoco se piense la gente que estamos cobrando dinerales. Esto no afecta solo a la ciencia. Es una pena que no reconozcamos la valía de los profesionales que tenemos, ya sean periodistas, que tienen que seguir estudiando la carrera para enlazar becas, o gente del ámbito de la creatividad que les contratan como técnicos aunque tengan su licenciatura.
Le estamos diciendo a las generaciones que vienen es que no merece la pena esforzarse. ¿Para qué? Es mucho más fácil inventarse una respuesta que estudiar y preguntarse cuál es el hecho verdadero que hay detrás de una pregunta. En el caso de la ciencia eso es vital. Es mucho más fácil inventarse una respuesta a una pregunta que realmente razonar. En ese caso, los pseudoterapeutas se aprovechan de ese déficit y de esa falta de atención o motivación de la sociedad que tenemos. Te venden un mensaje muy sencillo adornado con palabrería científica y nadie les para los pies. Para mí sería mucho más fácil ganar dinero dedicándome a vender humo que a la ciencia. Sería más sencillo para mí inventarme cualquier tipo de terapia alternativa y, sin embargo, estamos aquí 12 horas viendo a ver cómo una célula se activa durante años.
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