Con un modelo matemático de la red de interacciones entre linfocitos de varios tipos y los virus



11 abr. 2013 17:28H
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Redaccion. Valencia
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Valencia, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Instituto de Salud Carlos III de Madrid propone una visión alternativa de las interacciones entre el VIH y el sistema inmunitario y sugiere una nueva estrategia de vacunación. Los autores del trabajo son Rafael Sanjuán, Miguel R. Nebot, Joan B. Peris y José Alcamí, que han publicado los resultados en la revista PLOS Biology.

El investigador
Rafael Sanjuán.

Ante una infección, un componente clave de la respuesta del sistema inmunitario contra los virus son los linfocitos T, que son leucocitos de la sangre que reconocen unas secuencias cortas de proteínas virales fijadas a la superficie de las células infectadas, llamadas epítopos. Pero los virus pueden esquivar el sistema inmunitario, dando lugar a una “carrera de armas” con el sistema inmunitario del huésped: este reconoce y ataca los epítopos virales y los virus mutan para huir. Esto provoca que los genomas de los virus tiendan a variar sustancialmente en las regiones que codifican los epítopos. Pero en el caso del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se presenta una excepción a esta tendencia: los epítopos no parecen variar tanto como cabría esperar. Se han propuesto varias hipótesis para explicar este ilógico comportamiento, pero un estudio de Rafael Sanjuán, Miguel R. Nebot, Joan B. Peris y José Alcamí, publicado en PLOS Biology, presenta una nueva explicación muy atractiva. Los investigadores se han centrado en una particularidad del VIH, el hecho de que infecte unas células que pertenecen al mismo sistema inmunitario, unos linfocitos conocidos como T colaboradores. Es sabido que VIH infecta con más eficiencia a los linfocitos activos que a los durmientes, y los linfocitos se activan cuando reconocen un epítopo. Por lo tanto, puede ser que el VIH no siempre quiera evadir el sistema inmunitario. Para comprobar esta sospecha los autores han desarrollado un modelo matemático de la red de interacciones entre linfocitos de varios tipos y los virus. Establecen dos versiones diferentes del modelo: una, con un virus que infecta a células no inmunes, y otra con un virus que infecta a linfocitos, como VIH. Los resultados son bastante sorprendentes: en el primer caso, el virus siempre disfruta de la huída. Pero en el caso del VIH, la dependencia de la activación de los linfocitos parece, a veces, favorecer a los epítopos virales que son claramente reconocidos por el sistema inmunitario.

Los autores subrayan que hay una implicación práctica en sus descubrimientos. El propósito de las vacunas es presentar al sistema inmunitario los epítopos de los patógenos para que el organismo los reconozca y pueda reaccionar rápidamente ante una infección. Pero si su modelo es correcto, entonces las vacunas contra el VIH podrían resultar contraproducentes si contienen epítopos reconocidos por los linfocitos T colaboradores. En vez de esto, las vacunas tendrían que apuntar sólo hacia los epítopos virales reconocidos por otros tipos de linfocitos, como por ejemplo los T citotóxicos, las células “asesinas” encargadas de destruir el virus.

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