Un momento del juicio por la trama Emarsa. Esteban Cuesta es el que se sienta en primera fila con camisa azul.
Esteban Cuesta era un enfermero raso de un ambulatorio de la pedanía Benimàmet-Beniferri hasta que se cruzó en su camino
Alfonso Grau, entonces médico del Hospital General y concejal del
Ayuntamiento de Valencia. Según ha relatado Cuesta en el programa
Malas Compañías de La Sexta, en ese momento comenzó una espiral de
corrupción que le ha llevado a enfrentar una posible condena de 12 años de cárcel como integrante de la
trama Emarsa, que investiga el supuesto desfalco de 23 de millones de euros de la
depuradora de Pinedo.
"Me han puesto carteles en el comedor cuando hacía las guardias con mensajes como 'zona libre de corruptos' y fotocopias de prensa"
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Primero le convirtieron en
alcalde pedáneo, "un cargo sin sueldo, ni funciones, ni nada, simplemente es el representante de la alcaldesa", explica. Después pasó a convertirse en
coordinador de dos centros de salud y posteriormente le nombran
director de Enfermería del área número 3, la correspondiente a Sagunto.
Cuesta explica el
proceso de nombramientos en la Comunidad Valenciana durante aquella época: "¿Por qué ponen a un médico director del hospital? ¿Por qué es el médico que más está demostrado que está mejor preparado? No, porque pertenece a un partido político".
De enfermero a gerente
Más adelante
Enrique Crespo, entonces alcalde de Manises y presidente del Consejo de Administración de la depuradora Pinedo, le ofrece convertirse en
gerente de dicha depuradora. Pasa de cobrar 2.000 euros al mes como director de Enfermería a 8.000 euros al mes. "¿Quién dice que no a una cosa así? Mi error fue aceptarlo", reconoce.
Cuesta explica que entre sus
funciones estaba la de
contratar las adjudicaciones, hinchar las facturas y repartir el pastel: "Me dicen a quién tengo que contratar y que sobrecargue el precio de la tonelada de lodo, y a cambio me llevo el diez por ciento". El contratista le entregaba el dinero y este lo repartía para hacerle llegar su parte a Enrique Crespo, que en ese momento era ya vicepresidente de la Diputación de Valencia.
Renegado
El enfermero también ha relatado cómo se realizaban
regalos de alta gama a políticos como Rita Barberá y cómo implicó a su hermana en el
cobro de comisiones a cambio de una parte. Ahora, su familia reniega de él: "Mi madre no quiere que vaya a su entierro si se muere".
Tras dejar de ser gerente de la depuradora, Cuesta pidió su reingreso como enfermero en un hospital valenciano. "Me han puesto carteles en la taquilla, en la zona de comedor donde comes o cenas estando de guardia y me han puesto carteles como 'zona libre de corruptos' y fotocopias de prensa", explica, y señala: "Si alguien me viene de cara, yo no tengo más remedio que bajar la cabeza y darle la razón".
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