Redacción. Murcia
La Sociedad Murciana de Medicina Familiar y Comunitaria (Smumfyc) ha lamentado que la nueva directiva europea del tabaco permita a los fabricantes de cigarrillos electrónicos elegir cómo quieren comercializarlos: como productos médicos (para ayudar a dejar de fumar) o como derivados del tabaco.
Juan de Dios González.
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Sin embargo, esta misma sociedad científica, en la línea de lo que defiende la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria ( Semfyc) por medio del Grupo de Abordaje del Tabaquismo, recuerda que, atendiendo a estudios realizados hasta la fecha, no se ha podido demostrar que los cigarrillos electrónicos estén libres de sustancias perjudiciales para la salud, por lo que propone que sean regulados exactamente igual que el tabaco.
Smumfyc es contraria a su comercialización en farmacias, ya que su venta libre puede facilitar la recaída de exfumadores y porque, además, supone una nueva puerta de entrada de los jóvenes a la nicotina.
Asimismo, sus portavoces mantienen firme su postura a favor de la prohibición de la publicidad y del uso del tabaco, incluidos los cigarrillos electrónicos, a todos los lugares públicos cerrados por el riesgo que representan para la salud, y pide a las autoridades murcianas que presionen ante el Gobierno central para que la próxima Ley de Defensa del Consumidor incluya la regulación de los cigarrillos electrónicos en España y atienda la reivindicación de las sociedades médicas.
Productos para el fumador
Los cigarrillos electrónicos se distribuyen actualmente como “productos para el fumador”. Desde hace dos años, su consumo se ha disparado por la aparición de múltiples puntos de venta (estancos y tiendas especializadas). Sin embargo, no está acreditado que consumir estos cigarrillos sea menos dañino que el tabaco tradicional.
Estos dispositivos se componen de una batería, un atomizador y un cartucho reemplazable, con variaciones en su contenido (los hay que contienen nicotina suspendida en propilenglicol o glicerina y agua, pero contienen otros componentes que son potencialmente peligrosos como, por ejemplo, formaldehído, acetaldehído, acroleína, nitrosaminas y metales pesados). La inhalación de dichas sustancias varias veces al día puede acarrear efectos fisiológicos adversos sobre la función pulmonar en individuos sanos, según estudios realizados; no se ha demostrado con solvencia su relevancia clínica, ni valorado científicamente, los efectos a largo plazo de una exposición continuada.
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